[Este poema pertenece al poemario, aún inédito. “El camino del agua y del hielo”. Es el texto introductorio al poemario.]
A dónde poner la caricia
cuando el cuerpo abre una grieta
en la tierra
y se atesora en secreto, rodeado
sólo de sí mismo.
Las manos se des-arden en pájaros ciegos,
desgarran su tacto vacío sobre el aire.
Implacable fugitivo hacia la sombra,
el cuerpo más ahonda
su ausencia.
Cae hoja la caricia entre los dedos
sin otra piel que la
desgrane.
A dónde la mirada
cuando otros ojos se enraízan en lo oscuro,
avaricia de insistir in-pupilados.
Y los labios, sin los besos,
desahuciados del agua,
yacen peces mortecinos en la arena.
A quién entregarle el amor que se derrama
si el otro se sumerge en sacerdocio
consagrado a su misterio.
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Fotografías
Los encontré hoy, a las puertas de mis manos,
con algunos años de más,
con algunos otros de menos.
Habría que pavimentar la memoria,
tapar los huecos que nos hunden en
las pausas del tiempo,
rellenarlas de los mejores instantes,
no de los otros,
de los que insisten en el eclipse con la vanidad del astro.
Habría que peinarle sus fibras entrelazadas,
desenredarle los recuerdos, uno a uno,
y dejarlos relucir a la intemperie, sin mediaciones,
ni nostalgias.
Pero ahí siguen aquellos otros, con algunos años de más,
y otros de menos.
[Del libro inédito “Bisagras”]
.
Filial
Has rescatado
la suavidad del gesto
de los primeros años,
cuando la nariz sólo llegaba
hasta el filo de la mesa
y andábamos de puntas
para subir hacia ellos.
Si no comen pescado
no aprenderán a nadar;
la zanahoria sonrosa
las mejillas;
si no comen lechuga
jamás tendrán los ojos verdes.
Abríamos los sentidos
y ellos eran grandes poetas
que jugaban a ser niños.
Preparábamos la memoria
mirando el negro-azul inmenso
y ellos nos explicaban
que esas pequeñas y brillantes luces
eran los pensamientos de un gigante;
que los árboles desnudos
también mudaban su traje;
que la llovizna era el fresco sudor
del universo;
que el bramido enclaustrado de la noche
era el sueño de los dioses.
Entonces no sabíamos
que su miedo
era más grande que el nuestro.
[Del libro inédito “Bisagras”]
.
Sarcófago
¿Qué hacer con este cuerpo hecho
cenizas?
Mas adentro florecen
los jardines.
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Mi país (2021)
El sur se nos instaló entre los huesos.
Fueron los primeros pasos,
era el sur inevitable,
entregando su
voz en el arrullo
maternal.
Era el sur firme en su ofrenda
de brazos acerados por el ritmo acompasado del cobijo,
una memoria de los primeros rostros.
Ese sur era nuestro único norte, ocultándose
del mundo,
escondido en la remota geografía que lo atrapa.
Es el sur tejido por la abuela junto
al brasero, en las noches de intenso frío,
el de las castañas reventándose al fuego,
el de las lluvias tan interminables como, también pensábamos, era la gigantesca osamenta de los Andes.
Era un sur de buques en los puertos, de arribos que se quedan para siempre.
Era el sur medular, cordilleranamente entre los huesos.
Me dicen “tu país” y algo en mi tiembla,
un sismo de horror que envilece a la memoria.
Conmovedor ese sur de la memoria felicitaciones