Sabía muy poco sobre la película china Better Days (2019) cuando tuve la oportunidad de verla. Obviamente, se hace más fácil cuando tenemos algún hilo o trama que saque a flote ideas inherentes, incluidos algunos prejuicios; pero no es bueno, y mucho menos con esta apuesta abierta y «arriesgada» en un país que sigue internacionalizando su cine.
Chen Nian (Zhou Dongyu) es una estudiante tímida e inteligente que se prepara para el gaokao, examen nacional de ingreso a la universidad, mientras lucha por mantener su centro. Ningún área de su vida parece estar libre de conflicto: su madre trabaja vendiendo productos del mercado negro, vive presionada por su rendimiento académico, y un duro golpe completa el cuadro, su amiga más cercana acaba de quitarse la vida por culpa de la intimidación de sus compañeros de clase.
Poco después, quienes propiciaron el suicidio de su amiga redirigen su atención (física y emocional) a Chen. Por circunstancias de la vida, ella conoce a Xiao (Jackson Yee) en un momento complicado para él, pero terminan formando un vínculo. Se cuidan y se apoyan mutuamente, viviendo lo que nunca han vivido y dándose lo que nadie les ha dado.
Aunque los personajes se sienten reales y familiares, la trama me mantuvo bastante alerta. A medida que la intimidación recrudece y la amistad se hace más estrecha se intensifica su vínculo, y con este comienzan a darse pactos tácitos que resultan impredecibles.
Better Days es una película desgarradora y violenta por momentos. No solo vemos todo lo que estos jóvenes soportan (como muchos), sino cómo terminan siendo ignorados. El tormento es amplio y se manifiesta en forma de abuso verbal, golpizas y burlas en redes sociales, mientras la escapatoria luce muy lejana.
Me llamó la atención la forma en que su director, Derek Tsang, muestra la historia de manera íntima, con tomas de primer plano tipo reportaje; con fotografías cercanas de rostros, comida, el reloj en la sala de exámenes… nos acerca a la ansiedad que viven los personajes.
Es un drama basado en hechos reales, casi literario. Es una película ingeniosa, sin ser sarcástica, con romance, sin cursilerías, y cuyo recuerdo hace revivir sus emociones sin importar cuántas semanas hayan pasado desde que la viste. Para mí, es una de las mejores películas que he visto este año. Así de simple.
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