MENTEKUPA
  • INICIO
  • SINDICADOS MK
    • ENSAYO
    • ENTREVISTAS
    • CRÓNICAS
    • OPINIÓN
    • EDITORIAL
    • COLUMNISTAS MK
  • SIETETETÉ
    • ILUSTRACIÓN
    • FOTOGRAFÍA
    • PINTURA
    • ESCULTURA
  • MÚSICA
  • CINE
  • LITERATURA
    • POESÍA
    • NARRATIVA BREVE
    • SERIADOS MK
  • QUÉ ES MENTEKUPA
  • SERVICIOS EDITORIALES
Sin resultados
Ver todos los resultados
MENTEKUPA
  • INICIO
  • SINDICADOS MK
    • ENSAYO
    • ENTREVISTAS
    • CRÓNICAS
    • OPINIÓN
    • EDITORIAL
    • COLUMNISTAS MK
  • SIETETETÉ
    • ILUSTRACIÓN
    • FOTOGRAFÍA
    • PINTURA
    • ESCULTURA
  • MÚSICA
  • CINE
  • LITERATURA
    • POESÍA
    • NARRATIVA BREVE
    • SERIADOS MK
  • QUÉ ES MENTEKUPA
  • SERVICIOS EDITORIALES
Sin resultados
Ver todos los resultados
MENTEKUPA
Sin resultados
Ver todos los resultados

Cabaret (Bob Fosse, 1972)

11 agosto, 2022

Ya el maestro de ceremonias lo avisa en el inicio de la película: dejen sus problemas afuera; aquí todo es hermoso… Ese “afuera” es la Alemania de 1931, un país convulsionado que se precipitaba al fondo del abismo y alumbraba el apocalipsis nazi que pocos años después arrasaría medio mundo. Pero el maestro de ceremonias miente, como miente su rostro maquillado y su voz melifluamente impostada. El Club Kit-Kat no es ningún remanso de paz frente a la terrible situación política y económica. El cabaret es un espejo cóncavo que devuelve la realidad grotescamente deformada. Solo que el público está tan ebrio de ganas de olvidar que prefiere mirar hacia otro lado.

Cabaret es un original intento de explicar cómo un país entero se echó en brazos de la barbarie. Cuesta adscribir la película al musical, incluso a pesar de su precedente, el espectáculo de Broadway de 1966. Sí que es cierto que cumple con el mandamiento del género: que las canciones coadyuven al argumento, sigan la evolución de los protagonistas y realcen el telón de fondo de la trama. Pero aquí no hay orquestaciones surgiendo de la nada ni personajes que de pronto comienzan a cantar. Todos los números tienen lugar en el escenario del Kit-Kat y son interpretados por cantantes y músicos del club. Es música diegética, realismo en su máxima expresión.

Tanto la película como el musical de Broadway se basan en Historias de Berlín, la novela relativamente autobiográfica de Christopher Isherwood, en la que rememora su estancia en la capital alemana en los años treinta. A la ciudad acudían artistas e intelectuales de todo el mundo para empaparse de un ambiente bohemio y permisivo que, paradójicamente, convivía con la amenaza reaccionaria nazi. Las épocas de crisis son altamente bipolares: liberalismo y conservadurismo se exacerban.

Los protagonistas viven en una burbuja. Se construyen un mundo a su medida hecho de noches interminables, espuma de champán, delirios de grandeza y quimeras de ser la próxima estrella de cine o el autor de la gran novela contemporánea… Hasta que llegue ese momento, buscan a incautos acaudalados a los que sablearles unos marcos para aliviar los rigores de la pobreza bohemia… Aunque a veces tengan que acudir a prácticas rayanas con la prostitución, tratada en la película con la misma franqueza con la que se plantean otros temas como la bisexualidad, el adulterio o el aborto.

Pero la realidad es tozuda y termina por imponerse. El horror que se vive en las calles no se puede soslayar. La oligarquía sigue viendo a los nazis como unos tarados que le son útiles para mantener a raya a los comunistas. Cree que se desharán de ellos cuando ya no los necesiten. Los primeros planos de sus rostros hinchados y abotargados, atragantándose de risa en el cabaret, son el reflejo de la decadencia de una clase social que ha perdido la perspectiva histórica. Los únicos de esa élite conscientes del peligro que se cierne son los judíos, pero nadie les hace caso: siempre fueron tratados como unos advenedizos por sus pares.

Había serias dudas de que Bob Fosse fuera el director adecuado. Coreógrafo antes que director, mostró su solvencia en Broadway, pero su única incursión en el cine, Sweet Charity (Noches en la ciudad/Dulce caridad), fue un sonoro batacazo. En Cabaret, demostró una sorprendente clarividencia para distinguir entre el lenguaje narrativo de las tablas del teatro y el de la pantalla. Hizo y rehizo una y otra vez los libretos que le presentaban hasta dar con el equilibrio justo entre lo que sucede dentro del club y fuera de él. Llevó el rodaje hasta las calles de un Berlín aún troceado por el infame muro, para tratar de capturar el zeitgest de una nación dividida…

El resultado fue un éxito clamoroso y una lluvia de Oscars, entre ellos el de él mismo como director, el de Liza Minelli, encumbrándola a un estrellato que ya nunca abandonaría, y el obtenido por Joel Grey como maestro de ceremonias, papel que venía de interpretar en el original de Broadway. Es un personaje goloso pero impredecible: el más mínimo error echa abajo toda la función. A día de hoy, Cabaret ostenta el curioso récord de ser la película con más estatuillas –se llevó ocho– sin ser premiada como mejor película. Nada que objetar a la decisión de la Academia: ese año ganó The Godfather (El padrino).

CompartirTweetEnviar
Alejandro Fierro

Alejandro Fierro

Islas Canarias, 1968. Cinéfago impenitente desde la infancia y periodista cinematográfico a partir de la década de los 90, cree a ciegas en el mandamiento de Truffaut de que el cine para leer es tan importante como el cine para ver. Creció con solo un canal de televisión y paradójicamente eso le permitió ampliar su mirada: se veía lo que se emitía, ya fuera un clásico de Hollywood o un filme neorrealista italiano.

Comentarios 4

  1. Avatar Ociel Núñez Ramírez says:
    5 meses hace

    Gran película, la veo cada vez que puedo. Lisa una verdadera ídola, da pena verla hoy.

    Responder
  2. Avatar Gregori Puyol Martinez says:
    5 meses hace

    Una de las peliculas que me han quedado grabadas de por vida. Desde la música, coreografia, transfondo político, dirección, interpretacions. Un 10 !!!!

    Responder
  3. Avatar Félix Raso Alonso says:
    5 meses hace

    No todos los números musicales se realizan en el escenario del Kit Kat Klub. La canción del joven nazi «El futuro me pertenece» se canta en el exterior, aunque en una situación natural, no en un número insertado en medio de la acción.
    Por lo demás, magnífica crítica.

    Responder
  4. Avatar Carlos Nieto says:
    5 meses hace

    Excelente semblanza del film señor Fierro. Le felicito.

    Responder

Deja un comentario Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  • INICIO
  • SINDICADOS MK
  • SIETETETÉ
  • MÚSICA
  • CINE
  • LITERATURA
  • QUÉ ES MENTEKUPA
  • SERVICIOS EDITORIALES

MENTEKUPA es una web de
Topango

  • INICIO
  • SINDICADOS MK
    • ENSAYO
    • ENTREVISTAS
    • CRÓNICAS
    • OPINIÓN
    • EDITORIAL
    • COLUMNISTAS MK
  • SIETETETÉ
    • ILUSTRACIÓN
    • FOTOGRAFÍA
    • PINTURA
    • ESCULTURA
  • MÚSICA
  • CINE
  • LITERATURA
    • POESÍA
    • NARRATIVA BREVE
    • SERIADOS MK
  • QUÉ ES MENTEKUPA
  • SERVICIOS EDITORIALES
Sin resultados
Ver todos los resultados
Este sitio web utiliza cookies. Al continuar utilizando este sitio web, usted da su consentimiento para que se utilicen las cookies. Visite nuestra Política de privacidad y cookies.