Se aproxima aceleradamente el fin de un año que estamos seguras dará mucho de qué hablar en el tiempo por venir. Si el 2020 inauguró o no una nueva época para la humanidad, está por definirse, pero sin duda, en nuestro patio representó una etapa de renacimiento para nosotras, aun cuando llevábamos pocos meses de haber irrumpido en el ciberespacio, disputando un lugar que creemos necesario.
La incorporación de nuevas manos en este equipo editorial fue fundamental para redoblar el esfuerzo, alcanzando el ritmo que tenemos hoy. Todo lo cual ha sido posible, por supuesto, gracias también a las colaboradoras dispuestas a confiarnos sus textos y a las lectoras, tanto regulares como ocasionales.
En cuanto a los contenidos de estos doce meses, hemos consolidado como eje transversal y permanente de la revista catorce columnas, de las cuales una culminó sus entregas (“Crónicas imaginarias de Nou de Sant Francesc”); sin embargo, es posible volver a ella cada vez que deseemos. Además, contamos con un espacio para la publicación de novelas seriadas, allí lanzamos dos obras inéditas El dialecto de los ladrones y El ansia, de los escritores argentinos Matías Segreti y Alejo Brignole, respectivamente.
Impulsamos la publicación semanal de poesía seleccionada por los ojos calificados y sensibles de Miguel Antonio Guevara y Yanuva León, reuniendo una muestra que aspira seguir creciendo; más aportes ensayísticos en literatura, cine y política, así como entrevistas, reportajes y crónicas sobre actividades culturales que destacamos entre las muchas que tuvieron lugar.
Cerraremos diciembre con un homenaje a Clarice Lispector en el centenario de su nacimiento, en sintonía con los diversos reconocimientos que hemos hecho a escritoras que nos inspiran, y con una nueva batería: la llegada de José Mestre Infante y su “Caja de resortes”.
Asimismo, publicamos dos entregas del ensayo histórico que José Manuel Iglesias Ogando viene haciendo sobre el cine venezolano, esperando abrir un debate a fondo sobre la situación del cine nacional que ojalá se extienda hacia todas las demás expresiones de la “industria cultural venezolana”, como hizo Marcel Márquez en el ámbito musical en varias entregas de su columna “Trópico Cari Cari”.
Hoy, más que nunca antes, desconocemos qué nos espera en el 2021, pero avanzamos hacia la incertidumbre trabajando, tal como hicimos este 2020, año difícil, de acontecimientos interesantes, que despedimos con el brazo extendido y bamboleando la mano.