
El veterano director ruso Andrei Konchalovsky regresa a su tierra natal para ofrecer Dear Comrades! (2020), una recreación meticulosa de un momento brutal en la historia de Rusia, que le valió el premio especial del jurado en el Festival de Venecia.
Rodada maravillosamente en Formato Académico* y blanco y negro, se centra en una narrativa que luce pertinente e inmediata. El filme se nutre sabiamente de puñaladas de sátira ocasionales, que equilibran su desolación general.

Ambientada en el transcurso de tres días en junio de 1962, Dear Comrades! se cuenta a través de Lyuda (Julia Vysotskaya), una residente de Novocherkassk y funcionaria privilegiada del Partido Comunista de la Unión Soviética, cuya devoción a esa organización se remonta a los días de Joseph Stalin. Si bien Lyuda puede ser crítica a puerta cerrada, sigue siendo leal al primer ministro, Nikita Khrushchev.
Cuando se produce una huelga laboral en la fábrica local de locomotoras, la hija adolescente de Lyuda, Sveta (Julia Burova), se une a la causa, pero Moscú se involucra en las represalias y Sveta desaparece, entonces los ojos de Lyuda se abren al costo humano de la violencia ejecutada por el Estado.

Konchalovsky expone el vergonzoso encubrimiento del gobierno, que incluyó la desaparición de cadáveres de las morgues y la censura total de la cobertura mediática. Su hábil recreación de los hechos es vibrante y captura perfectamente los horrores experimentados por la gente durante el fuego cruzado.
Dear Comrades! mantiene el equilibrio entre el horror político, la vida cotidiana y la retórica que aceita la maquinaria soviética, mientras Lyuda lucha por ver y entender. El centro magnético de la película es la sólida actuación de Julia Vysotskaya, que trabaja el personaje desde la irritabilidad inicial y el aumento de la ansiedad, hasta el terror de la opresión, al punto de darse cuenta que ella misma lo ha estado permitiendo.

La fotografía en blanco y negro de Andrei Naidenov tiene un tono muy limpio que recuerda a Cold War (2018) de Pawel Pawlikowski. Visualmente sobria y elegante, mantiene inteligentemente el derramamiento de sangre a distancia (un momento clave muestra las represalias a través de una ventana, con el sonido silenciado por una canción en la radio).
Dear Comrades! sirve como una dura lección con ineludibles paralelismos con el clima político actual, incluyendo a aquellos que justifican a rabiar las decisiones de quienes dicen gobernar.

*El Formato Académico, también llamado 1,37:1, se mantuvo desde los años veinte hasta la década de los noventa, cuando las grandes productoras tuvieron que competir con la comercialización de televisores con pantallas más anchas y grandes.