Es necesario pues una vida anterior
una vida que no comienza en este mundo,
sino de la cual el mundo viene y vive,
una vida que haría tanto big bang como yin yang
sin ser sin embargo posterior a ellos.
Jean-Luc Nancy, Del empuje de la vida que brota o «archivida»
.
Aclaremos algo: esto está en contra de la guerra.
De cualquiera de ellas.
Porque son varias, aunque una sola ocupe el paisaje.
Se posiciona el texto en contra de la guerra.
La que ensalza la enfermedad nacionalista o civilizatoria.
Incluso la guerra romantizada o al que romantiza la guerra.
Sin este despeje no podría uno decir nada porque
afirmación como negación definen el mapa
y el descarte inmediato del mensaje.
Aceptar o negar definen la racionalidad maniquea
del presente forjado por unos y otros.
Mejor entremos en el tema.
Hay un tropo que se repite en Rick y Morty.
En una situación límite los protagonistas deben viajar
a distintas versiones del multiverso y en todas ellas
el protagonista del relato aterriza en una realidad nazi.
Rick intenta salvarse despertando a uno de sus clones
en la versión en donde es un crustáceo y puf: todos son nazis.
Rick intenta salvarse en la versión en donde todos son mitad humanos e insectos
y puf: también son nazis.
En otra oportunidad una serpiente de la civilización serpiente
debe viajar a las diferentes versiones de su historia
para poder cambiar un futuro fatídico.
Sorpresa: todas las versiones del pasado
tienen a un Hitler serpiente y sus esvásticas.
Otro tropo que se repite en Rick y Morty:
todas las sociedades son capitalistas, de alguna manera
no existe otra opción en el multiverso
sino una suerte de capitalismo avanzado
en cada una de sus manifestaciones.
Pequeña digresión sobre un síntoma:
a veces salgo de tuiter para volver a entrar a tuiter
como si fuese otra aplicación.
¿A qué se debe semejante contradicción performática?
¿Acaso tuiter está dejando de ser tuiter?
¿O acaso yo mismo creo que ese tuiter no es mi tuiter?
¿O será que yo estoy dejando de ser el mismo
que antes veía tuiter y por lo tanto soy diferente
y lo que veo no corresponde a mi yo anterior?
El contexto, creo, responde la pregunta.
Algo está dejando de ser o dejó de serlo
y yo estoy buscando algo que ya no existe
o lo que hay está encontrándose con alguien que dejó de ser.
O las dos juntas.
O la infinidad de posibilidades juntas.
Es definitivo: hay muchas cosas que han dejado de ser.
Tanto por el circunstancial pandémico
que ya pinta pospandémico
o los tambores de la guerra del presente.
Es una imagen o imágenes que han dejado de ser.
Aún en su ausencia o en la idea de la ausencia
de dichas imágenes hay algunas que nunca llegaremos a ver.
Georges Didi-Huberman en Imágenes pese a todo,
problematiza al respecto.
Se pregunta el historiador de las imágenes
¿Qué pasa con la ausencia de registro
en el campo de concentración?
¿Qué pasa cuando solo quedan restos
para pensar sobre el pasado?
¿Qué hacer cuando solo sobrevive
un rollo de película contrabandeado
por un prisionero de guerra
o la colección necro pornográfica del oficial nazi?
La ética también tiene a la imaginación como recurso
y se debe atender a ella para poder mostrar, registrar aquello.
La palabra puede hacerlo, podría decirnos por experiencia Primo Levi,
sin embargo, el presente solo es soportado por imágenes,
el texto, que es también argumento y discurso que explica,
desmonta y razona, está completamente vetado.
Ahora, en la civilización de la censura y la propaganda,
estamos viviendo algo similar.
Hay una imagen que hay que imaginarse
a falta de las imágenes ausentes o en este caso:
el exceso de imágenes y su falta de verdad.
Todas las imágenes se han convertido en propagandas de guerra,
tanto a favor como en contra.
Todas son un dispositivo ideológico y son deudores,
dichos dispositivos, de un modo de hacer las cosas,
un modo que se asemeja al tropo que se ha comentado:
es una versión del multiverso nazi.
Cada expresión de la técnica del presente tiene su carga
y hay que leerla, rastrear su genealogía, dicho en idioma husserliano,
debemos entrever ese-asunto-teleológicamente-orientado-que-mueve-al-sujeto,
que sustenta a las mercancías y las pone en movimiento.
En castellano: encontrar aquello que mueve una intención,
el fin último de un cuerpo previamente programado.
Los cuerpos del presente están orientados por la técnica en cuestión.
Los nazis perdieron la guerra, sí, pero su delirio técnico
fue expropiado por Occidente y sus fines últimos siguen presentes.
El ángel de la historia, el que nos recuerda que detrás del progreso
no hay sino un reguero de escombros, sigue interpelándonos.
Dos ejemplos de dicha “tradición” nazi, digamos,
dos expresiones empíricas, el marketing político
y por supuesto todas las tecnologías de comunicación de masas.
El futurismo no fue solo una expresión estética de adoración a la velocidad,
del culto al dios motor. Todo recurso tecnológico del presente
que podemos controlar provino de una fuente mesiánica
que aspiraba una técnica digna para el súper hombre.
El súper hombre necesitaba un súper estallido
y de allí vino la bomba de hidrógeno.
El súper hombre necesitaba súper comunicarse
y de allí vino Arpanet para uso militar
que devino en la Internet del presente.
Del Internet del presente las redes sociales y el enjambre.
La amplificación del odio.
En donde no solo se encontraron los iguales “buenos”
sino el resto del espectro humano.
La mezcla de, digamos, la técnica cualitativa
para crear el mensaje ideal para la manipulación
y la tecnología cuantitativa para su divulgación son la concreción
del fascismo del presente, por lo tanto, la reproducción social
no puede ser sino una síntesis de fascismo.
Síntesis de fascismo: archimuerte. Es decir, muerte más grande,
más superior (valen los pleonasmos), más destacada, más prominente.
Muerte bombástica. Transmedial para la civilización tánatos. Padre del nuevo habitus,
portador del sujeto de muerte, hexis deliberada. Archimuerte,
atosigamiento de imágenes muertas.
Hay fascismo en los memes que muestran a Putin
como el que tiene la situación controlada.
Así como hay fascismo en los videos de Tik Tok
que muestran cómo manejar un tanque de guerra.
Hay fascismo en romantizar a Zelenski
y volver a un comediante en un héroe de guerra.
Hay fascismo en los periodistas que abogan
por los migrantes de ojos azules y piel blanca.
Hay fascismo en celebrar que “llegaron los chechenos”.
Hay fascismo en el fake de Leonardo DiCaprio
enviando 10 millones de dólares al ejército ucraniano
(tanto en lo que tiene de verdad como lo que tiene de mentira).
Hay fascismo cuando de la boca de Borrel, von der Leyen y Biden
sale la expresión “Tercera Guerra Mundial”.
Hay fascismo cuando cambian el nombre al cuadro de Degas
(de Bailarinas rusas a Bailarinas ucranianas).
Domin Choi dice que el fin de lo nuevo ha llegado.
Que cada cosa no puede ser sino reciclaje,
una versión nueva de algo preexistente.
Y no se refiere a la búsqueda de originalidad ni mucho menos,
sino de algo diferente. La imposibilidad de imaginar otra cosa.
De ir más allá de la distopía, del apocalipsis.
Nos hemos olvidado de la posibilidad de otra cosa.
Entramos y salimos de la misma aplicación, entramos y salimos a tuiter
porque creemos que vamos a otra cosa,
pero el mundo de alguna forma sigue siendo el mismo.
¿Qué será de nosotros?
¿Acaso, de inventarse aquella máquina, la de Rick,
que controla el tiempo y el espacio, no estaremos inventando
también el fascismo en otras dimensiones?
Y a propósito de inventos de otro mundo ya existentes
¿Estará aquel telescopio fuera de nuestras fronteras
llevando una sola forma de ver, de mirar,
la que controla el espacio y los cuerpos que se mueven en el espacio?
¿O acaso todavía existe la posibilidad
de inventar esa otra imagen,
aquella que todavía no ha sido
ni será cancelada?
Hay fascismo en seguir pensando por sí mismos con Rick y Morty….me hace pensar en la ficción delirante de Kurt Vonnegut….Extraordinario, Miguel…loops salvajes para la archimuerte….Dónde hay muerte, hay resurrección…y que sigan los loops…