Disertando acerca de la alquimia y de convertir la mierda en oro, terminamos hablando de la dignidad de la muerte y, después de sacudir la cabeza y resoplar un trago de ron puro, Miguel Von Dangel me dice “Coño yo no quiero morir atropellado, uno queda tirado, todo doblado y siempre se le sale un zapato a uno… eso es indigno”. Yo quise decir que a mí me parecía que morir cagando era más indigno, pero recordé lo escatológico de nuestra conversación alquímica y decidí desviar el tema, para conocer un poco más acerca de la disección de animales.
¿Cuántas personas saben que el caballo que es la pieza central de la batalla de San Romano de Miguel Von Dangel, son los restos de un caballo del que se sacaba suero antiofídico? ese animal sufrió durante toda su vida el que le sacaran sangre para hacer el suero que salvó la vida que no sé cuantos seres humanos y cuando lo sacrificaron Miguel tuvo el tino y la dignidad de convertir aquella piel lacerada de mil punciones en el eje mágico, la pieza central de una obra que nos representó en la bienal de Venecia de 1992. ¿Taxidermia? eso está más allá de darle apariencia de vida a la piel muerta… eso es magia, la mística de alguien que entiende que la dignidad de un ser debe trascender su propia muerte… ¡Un abrazo mi pana!