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El Libro de las Máquinas. Selección

Carlos Katan Por Carlos Katan
13 febrero, 2023
en Literatura, Poesía
1

Apò Mēchanḗs Theós

«Una máquina-órgano empalma con una máquina-fuente: una de ellas emite un flujo que la otra corta». Un corte silencioso entre dos partes, cruzar es estar de ambos lados (en sentido apodíctico). Entre la máquina y el alma hay una sola aporía y ya casi no es perceptible. Un hueso se rompe y se reconstruye (agenciamiento) con partes de metal.

«El seno es una máquina que produce leche, y la boca, una máquina acoplada a aquélla». Nuestros cuerpos integran una maquinaria sagrada, llena de rastros irreconocibles. Cada movimiento es un adentrarse entre sus circuitos. Siempre que creemos haber llegado al centro de la máquina nos topamos con un espejo y nos damos cuenta de que estamos solos.

«La boca del anoréxico vacila entre una máquina de comer, una máquina anal, una máquina de hablar, una máquina de respirar (crisis de asma)». Cada asfixia es un salto en el continuum, un poema, una decodificación de partes. Detener la máquina es descentralizar el alma, continuar hacia el cuerpo y verse a sí mismo en el espejo fragmentado en mil pedazos. Detener la máquina es escucharla, comprender su lenguaje.

«De este modo, todos ‘bricoléurs’; cada cual sus pequeñas máquinas. Una máquina-órgano para una máquina energía, siempre flujos y cortes». Hay algo que está por fuera de sus insinuaciones, una lengua anclada al cuerpo de la noche. Para entender la máquina sólo se puede estar fuera, allí donde todo cobra sentido.

«Todo forma máquinas. Máquinas celestes, las estrellas o el arcoíris, máquinas alpestres, que se acoplan con las de su cuerpo. Ruido ininterrumpido de máquinas». Su silencio es el callar entero del mundo, un rompernos completamente entre sus piezas. Cada función es un distanciamiento de nosotros mismos con nosotros mismos. Uno ya no es igual a uno.

«Ya no existe hombre ni naturaleza, únicamente el proceso que los produce a uno dentro del otro y acopla las máquinas». Fundidos en un proceso alquímico nos aproximamos a todo en una densa escucha. Hacia fuera ya no queda nada, adentro el crujir de sus motores que forman una fuente de alimentación sintética para sus ensoñaciones.

«En todas partes, máquinas productoras o deseantes, las máquinas esquizofrénicas, toda vida genérica: yo y no-yo, exterior e interior ya no quieren decir nada». Todo hombre es un enmudecimiento del paraíso. Aquél espejo en el fondo de la máquina somos nosotros mismos en un espacio abierto configurado por sus circuitos. Una máquina es el fin del hombre que no puede replicarse a sí mismo.

I

Vivo en el cuarto de máquinas,
exploro de ellas
sus tramas ocultas
Escribo síntesis
de sus sueños
catálogo de imágenes
simbióticas,
leves insinuaciones
mecánicas.
V

Estoy atrapado
en el conjunto
de sus funciones
pulsionales
Cada BIT
un estremecimiento
del paraíso.
VI

Si una pieza
genera un movimiento
indescriptible
para el resto del sistema
toda su morfología
cambia
De las mutaciones
sólo damos cuenta
a través
de lo imperceptible.
VIII

El deseo
es la pieza fundamental
de toda
su mecánica.
XI

Están ordenadas
en forma vertical
brazos
en oración
Atlas
mecánico
cargando el peso
del mundo.
XIII

Cada conexión
es casi una fuerza
viviente
Un enigma
anclado
al cuerpo
del mundo.
XIV

Sus piezas
se asemejan
a nuestros cuerpos
De ellas
nada es posible
sin el sueño.
XVI

Hurgo entre resortes
y metales
esperando hallar
una pieza
parecida
al corazón
Busco rastros
de un espíritu,
migajas
que me lleven
a la tierra
prometida.
XXIII

Los unos y ceros
no bastan
para contener el estruendo
de sus insinuaciones.
XXVI

Cada circuito
fue calibrado
con el fin de que toda
imagen
contenga en sí
el ardor.
XXVIII

Parte por parte
he diseccionado
la mente sintética
de estas máquinas
He buscado
Símbolos,
señales
que me indiquen
un camino
hacia la luz.
XXX

Yo
vivo en el cuarto
de máquinas.
Etiquetas: Carlos Katan
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Comentarios 1

  1. Cat says:
    2 años hace

    Me volaron la mente!!

    Responder

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