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Pasa tu lengua
monstruosidad de alas sueltas
lame con saliva ebria
los despropósitos
la firme estancia en la penumbra de los baños
no tiene otro objetivo
dejarte pasar lascivia humedad
aun cuando la piel se hunda
como un pájaro que lee en sus plumas
el canto de una puerta
ríe como si supiera
la hora de su muerte
afuera el viento
como el niño que nunca llegó
restreguemos los poros
cerrados como gritos
el polen da alegría
el susurro de la hierba
se cuela en los párpados
el chirrido de la esperanza
deja cantos y frío
vengo de lejos
y la noche hace daño
cuentas regresivas
duermo con la rosa que me odia
la luna aparece para volarme
como avioncito de papel
las nubes son quimeras
rostro del desconsuelo
reptil seseante
amanece en mi corazón
hielo en mis huesos
susurra el drama del tiempo
oscuro objeto del deseo
clamor por la tierra
y sus gusanos hambrientos
y su tierno cobijo
y su oscura demencia
he de bajar
será así
nos espera
nos dará la bienvenida
en su gruta de olvido
he de irme
este poema es una máscara
contra la muerte
la mañana se instala
y me rompe.
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Qué sinvergüenza
tan dado a nada
muerto en el doblez de la cama
leyendo a Pizarnik
toda tierra toda
jardín en claro de luna
brillando
con la modestia de una libélula
me canso
quisiera abrir un boquete en el hormigón
colgarme de la hierba
que alucina en el parque
terminar con el frío
que cala el esternón
quisiera volar
saltar en llamas
como un Rimbaud viejo
golpear tormentas
dejarme llevar por esta ebriedad de sueño
podría marcharme en el metro
de las cinco de la mañana
con durmientes que se rompen
ojos curiosos por todas partes
ojos traviesos que rebotan
se inmiscuyen
escuchan rancias confidencias
lo he presentido
lo he mostrado
con ojos que no salen de mí
ni se integran
en los faros que apuñalan
como hiel en el cuerpo.
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Árbol de cuerdas
telaraña de juegos
sobre la arena
tierra de sol
más allá el Mediterráneo
con sus muertos
encabritado y hermoso
el sol mete los pies al agua
los huesos le estallan
es feliz solo
desdichado en primavera
ojos de ganso
triste sonrisa
una casa lo jala
su fuerza es nostalgia
mira la vejez de las cosas
es un espejo
cabizbajo en su euforia
no ve las tetas florecer en la arena
pero tiene una erección
tan sola como él.
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En mi rincón
me río un poco de todo
hace frío y calor en el hipotálamo
hay soledad
en la cuenca de ojos
brillosos brumosos rumorosos
la carretera parece un latigazo
hay nubes pertigando el azul castellano
me dijeron que seseo cuando embrutezco
los colmillos se afilan
la lejanía hinca estos hombros de viejo
el sol desteta un glaciar blanquísimo
mis huesos ríen de dolor
crujen
la bruma me enaltece
la lluvia me agranda la carótida
país de secos ramalazos y polvos
toca beber
rezar por los tullidos
que se arrastran.
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Mi odio es un retazo ardiente en el estómago
me ensancho como una espina en la garganta
grita el desgarro de un pulmón
rosas y colillas me sonríen
los moros conquistan las calles
suspiro como un andamio
me acuesto con la esperanza de lo oscuro
diamante negro
entre los ojos
la noche es un estallido
los lirios se marchitan
los niños no lloran
estoy preso
olvidé sonreír a la noche.
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La casa se ha ido
no vuelve
no escucha mi sollozo nostálgico
se ha ido
el ventanal de golondrinas se deslíe
abandonamos sus silencios
sus esquinas
su piel roja y blanca no cobija
la abandonamos
¿qué avaricia nos llevó a esto?
¿qué desesperación?
¿cuál terror nos estrangula?
¿cómo nos disolvimos?
no se podía cruzar la calle
no éramos capaces de hablar
fuimos perros de pelea
marcamos territorios intransferibles
cotos cerrados que olían a muerte
a ignorancia
los días se llenaron de retórica
de arengas
de multitudes vociferantes
las noches fueron humo y perdigones
silencio y soledad
los días pasaban
nos reconocimos en el rechazo
y la abandonamos
nuestra casa nuestro hogar nuestro refugio
la dejamos atrás
fracasamos como humanos
perdimos nuestra verdad
el lugar santo que nos hizo.
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Es tarde
el peso de mis días me retiene
alguna vez fui joven y alucinado
tal vez en otra vida
me impuse la locura
bebí los impulsos fulminantes
fui capaz de cualquier cosa
ya no
es tarde
voy detrás de quien fui
despacio
no lo alcanzaré
envejezco digno
los pájaros no se acercan
la soledad se enraíza en mis costillas
se empecina en su labor
la dejo
mi amiga
la última
morirá conmigo.
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Hemos sido el enjambre que avisa
aullidos en el baile de las ventanas
caídos en la sangre
los mismos de siempre
poseídos por el relámpago
que ciega y calcina corazones
no cambiamos la música
las mismas letanías las mismas tristezas
el ombligo del mundo enmudece
vergüenza es nuestra soberbia regada por el mundo
humillados
rompiendo lazos
queridos y menospreciados
mal enterrados en la tierra que nos parió
hemos sido tantas cosas
ninguna terminamos
germinamos en el estiércol
nos podrimos al sol
subimos la cuesta mesiánica
un desierto de llagas
ahora vemos desde lejos
vemos desde el frío
rotos esparcidos encharcados
vemos las cenizas que dejamos
y los escombros que seremos.
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No vi la muerte en los ojos de mi padre al despedirme
era un toro
la infección lo había matado
pero él no caía
esa tarde vi una iguana sobre el follaje
me habló de muerte
pero yo sordo
yo sonámbulo
acaricié el flequillo de papá
caminamos en sentidos contrarios
yo hacia la vida
un pasillo de angustia
él hacia la muerte
sangre y abismo
con las tripas de los muertos hice un corazón
lo colgué en el horizonte
el cielo se hizo rojo
no supe qué hacer
mamá murió pixelada
en la pantalla de mi móvil
datos que flotaban sobre el Océano Atlántico
agonía desvaneciéndose en chips
lloré frente a la farsa tecnológica
como llorar en una iglesia
antes murió el abuelo
todo seda en su pijama
con la boca abierta
los ojos azules implorando desde un lugar desconocido
gritando un lenguaje que no entendí
mirando desde el fondo de la vida
no supe qué hacer
después murió la abuela
desde la carcasa hermética de la agonía
surgió su voz
¡ay, Joaquín!
se sumergió
quise ir tras ella
no había camino
ni señales
la dejé
mucho antes murió mi tío
latigazo de sonrisa sardónica
me moldeó
se metió en mi cabeza
¿de quién será el turno?
¿de dónde vendrá el próximo golpe?