El pasado mes de marzo comenzamos una serie de encuentros con editores venezolanos. Hasta ahora hemos tenido interesantes encuentros con Víctor Manuel Pinto, Carlos Ortiz y Ennio Tucci. En esta oportunidad cruzamos el Atlántico digitalmente para conversar con María Gabriela Lovera, escritora, editora y periodista venezolana radicada en España, quien además de desarrollar una importante obra literaria, desde hace un tiempo se dedica a la edición.
María Gabriela, junto a José Miguel Navas y Alba Hoyos, dan vida desde hace unos meses a Petalurgia, una editorial independiente que nace con mucha fuerza y con interesantes contenidos en donde se encuentran desde postales digitales a publicaciones que intervienen collage, esoterismo, literatura, arte y otros géneros mixtos. Pero dejemos que sea María Gabriela, la conductora de este proyecto, quien nos cuente más sobre su trabajo.
Miguel Antonio Guevara
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El encuentro con los libros, el primer libro que leemos, es una experiencia que nos marca, al punto de convertirse en uno de los recuerdos que más atesoramos. ¿Cómo fue tu primer acercamiento al libro y a la lectura?
Mi primer acercamiento a la literatura fue de la voz de mi madre. Tras haber sido operada de estrabismo a los cinco años, ella debía acompañarme a hacer unos ejercicios oculares con la ayuda de una lámpara especial, que bautizó como “la mágica”. Para distraerme, mientras yo seguía con los ojos las imágenes que proyectaba la lámpara, ella me contaba los cuentos de Grimm, de Perrault, de Andersen, solo que los iba cambiando, adaptándolos a nuestra realidad criolla. Entonces, el coche que llevaba a Cenicienta al baile ya no era una calabaza, sino una totuma glorificada; Rapunzel ya no estaba atrapada en una torre, sino en una isla del estado Sucre y lanzaba sus cabellos cual redes al mar, para pescar a algún príncipe bañista; y en lugar de manzana envenenada, la bruja le daba a la Blanca Nieves mango verde con sal de Araya y a la pobre se le aflojaba “el tracto” y, de tan debilucha, se dormía.
¿Cuándo tomaste consciencia de que, además de ser lectora, podías hacer libros, y cómo cambió eso tu relación con el libro como objeto?
Comenzó con la elaboración de un poemario collage para una muy querida amiga que atravesaba un mal momento. Este trabajo fue el germen de mi primer libro publicado en España, que conllevó colaboración con una artista de origen chileno, pero de crianza venezolana, Daniela Guglielmetti, quien diseñó e ilustró la obra basándose en mi trabajo. Ella fue fundamental en mi acercamiento al mundo de la creación de libros. Entre las dos coordinamos una edición que finalmente arropó el sello editorial madrileño Amargord, bajo el título Sabia vida savia: manual de irrealismo pragmático. En esa época, cursé un máster en edición de libros por la Universidad de Alcalá que me encaminó definitivamente hacia este nuevo oficio.
Por favor, desarrolla algún aspecto de tu interés de ese primer acercamiento
Estudiar edición de libros supuso entrever lo que hay detrás de cada ejemplar que llega a nuestras manos. Desde elegir a un autor, encargar una obra y hacer un contrato, hasta definir cómo será la cubierta y la tripa del libro, esto pasando por la posible traducción, las correcciones, el diseño, la maquetación, la preimpresión, la impresión y la promoción de la obra. Hay mucho tiempo, esfuerzo y personas detrás de cada ejemplar.
Así que ver mi primer libro editado en España y haber participado de cada etapa de su producción fue maravilloso y me enganchó por completo al proceso, me hizo querer repetir la experiencia y ampliarla a la creación de libros de otros autores.
¿Cómo determinó esa experiencia tu visión de editor principiante y cómo es ahora?
Hoy en día el editor es muchas veces maquetador, traductor, corrector… Internet ha permitido que más personas puedan dedicarse al negocio de los libros, incluso autoeditarse. Es posible gestionar una editorial desde tu casa y externalizar la mayoría de los servicios necesarios. Puedes recurrir a plataformas de impresión bajo demanda on line que distribuyen en el ámbito internacional. Puedes utilizar programas intuitivos de diseño e ilustración, muchas veces gratuitos (Inkspace, Gimp, Pixlr, etc.) y descargar imágenes y tipografías libres de derechos (Unsplash, Pixabay, Pexels, Font Squirrel, Dafont, etc.). En fin, son muchas las herramientas disponibles. Nunca había sido tan fácil.
Quizá el reto esté en cultivar un criterio editorial único, juntar un catálogo coherente e interesante y generar los ingresos suficientes para continuar con el negocio y proyectarse en el tiempo. En Petalurgia estamos en ello.
Luego de esta experiencia, ¿cómo inicia tu relación formal con la edición a nivel profesional?
Tras estudiar edición, me he involucrado activamente en el diseño, maquetación y producción de los libros que escribo y ahora con Petalurgia me ocupo también de los que escriben otros.
Nunca he parado de estudiar y, en ese sentido, he cursado certificaciones en producción editorial, preimpresión y multimedia. Cuando tengo dudas sobre temas técnicos recurro a tutoriales on line. Hay muchos vídeos instructivos gratuitos, así como manuales descargables. La cuestión es lanzarse y crear algo, luego se puede perfeccionar a lo largo del camino.
Soy autora y editora, así que conozco ambas caras de la moneda. Trato de tener una visión amplia y de adaptarme a las nuevas tecnologías. Apenas estoy comenzando, así que es poco lo que puedo compartir como experiencia. Lo único que puedo decir es que este oficio se hace por amor o no se hace.
Afortunadamente no estoy sola, cuento con dos colaboradores fundamentales: José Miguel Navas (editor y poeta) y Alba Hoyos (ilustradora). También con la participación de creadores maravillosos: autores y artistas varios. Formar equipo es importante, así como generar una comunidad lectora que te apoye.
Además de tu formación como editora, cuentas con formación académica en Comunicación Social, ¿qué aportó tu experiencia como editora a tu formación como periodista y qué aportó el conocimiento adquirido en tu carrera universitaria a tu labor como editora?
Soy periodista, especializada en cine documental. En España aparte de dar clases de inglés y hacer algunas traducciones, trabajé como ayudante de producción. Todo ello me ha servido a la hora de indagar, investigar, buscar lo entretenido, también para expresarme de manera eficiente, clara y directa.
¿Qué piensas sobre el oficio editorial en Venezuela, hay alguna experiencia, además de la tuya, que quieras comentar?
Destaco la labor de editoriales independientes. En la primera década de este siglo, mis dos referentes principales han sido Belkys Arredondo con su Taller Editorial El Pez Soluble y Claudia Noguera con 50 de 50 Ediciones. Sus libros eran artesanales, cuidadísimos y hermosos.
Hoy en día no son pocos los que editan dentro y fuera de nuestro país: Gladys Mendía con su LP5 Editorial hace una gran labor, así como Luis Ignacio Cárdenas con Azalea Ediciones. El trabajo de Kalathos, de Libros del Fuego, de Dirtsa Cartonera, de Taller Blanco, de Letra Muerta, de Antropología del Fuego, de Madera Fina, de Lector Cómplice, de Caobo Ediciones, de Editorial Pila 21, de Asuntos Editoriales, ha contribuido a dar a conocer nuestras letras y nuestro diseño editorial en el ámbito internacional. En fin, seguro que me dejo a alguien por fuera (pido disculpas).
En todo caso, la literatura y la edición venezolana viven un boom sin precedentes. Hay muchísimo talento y ganas de darlo a conocer.
¿Hay una faceta tuya que haya cobrado más presencia con los últimos años y que no se asocie directamente con la edición y la literatura? ¿Qué aporta ese ejercicio a tu visión como editora?
La faceta collagista. El collage me ha ofrecido la oportunidad de mezclar texturas, materiales, técnicas para crear algo nuevo: un universo creativo propio. En cada pieza junto trozos de orígenes distintos para expresar un estado de ánimo, un modo de ser, una visión particular. En cierta forma, editar es como hacer collage, implica bisociación, recreación, combinatorias azarosas, acaso lúdicas.
¿Cómo ves los cambios de lo que entendemos hoy en día como libro?
Siempre habrá lectores. Siempre habrá libros. Quizá cambien los formatos, los soportes, pero no el arte de contar historias, de componer versos, de explicar u opinar sobre lo que nos rodea, plasmándolo para el otro: ese lector que completa la sagrada ecuación.
Creo firmemente en el libro impreso y lo defiendo, pero entiendo que como editora debo explorar las opciones electrónicas (e-book, audiolibro, etc.) e intentar llegar al lector joven que prima la pantalla frente a las cubiertas rústicas o tapa dura que tanto amo.
¿Cómo has manejado y manejas lo que corresponde a la economía, es decir, la perdurabilidad del proyecto, todo lo relacionado a su autosostenibilidad?
Por ahora, en Petalurgia no podemos contratar servicios externalizados y todo lo hacemos nosotros mismos para no generar gastos. Apenas llevamos cinco meses, con lo cual, todo es arriesgar, insistir e invertir, sobre todo en tiempo. Compaginamos la edición con trabajos propios. Para sostener económicamente el proyecto, nos planteamos ofrecer libros para la venta bajo demanda en plataformas on line para 2022, así como servicios editoriales que incluyan diseño y maquetación de cubiertas y tripas, corrección ortotipográfica y de estilo, ilustración, traducción al inglés o francés, gestión de ISBN en España y gestión de publicación en Amazon para 2022/2023. A mediano plazo, nos planteamos buscar subvenciones y generar suscripciones a productos que iremos desarrollando. La idea es irnos consolidando poco a poco.
¿Qué recomendarías a editores que apenas comienzan?
Llevo escaso tiempo en esto, con lo cual es muy poco lo que puedo transmitir como experiencia. Eso sí, intento aplicar algunas pautas, por ejemplo:
- Conformar un buen equipo. Juntar gente creativa, con amplitud de criterio.
- Cuidar de tus autores y atreverte a escribirle a aquellos que admiras, puedes llevarte sorpresas.
- Dar oportunidad a gente emergente, a jóvenes y no tan jóvenes, a gente que forme parte de todo tipo de comunidades, sobre todo a aquellos que no temen experimentar, hablar de lo que incomoda.
- Definir bien tu línea editorial: qué quieres editar equivale a qué te gustaría leer.
- Acotar la lengua, temáticas y ámbito territorial de origen de tus autores. A veces especializarse ayuda a generar un nicho particular.
- Definir una imagen de marca. Que las cubiertas de tus ediciones te distingan, sean reconocibles, formen parte de un conjunto armónico. Esto no es fácil. Actualmente trabajo en ello y veo las dificultades que conlleva.
- Leer viendo. Me explico: detallando tipografías, uso de capitulares, estilo de foliatura, interlineado… Tomar nota de lo que te gusta y ves que funciona. Mucho de la edición está en los pequeños detalles que dan forma al libro.
- Aprender programas de diseño y maquetación. Abrirte a las nuevas tecnologías. Hoy en día es imprescindible. Seguir formándote.
- Buscar la ayuda de profesionales que puedan orientarte: diseñadores, ilustradores, correctores u otros.
- Investigar qué imprentas trabajan de manera ecológica y permiten tiradas cortas. Establecer una buena relación con una. También trabajar con plataformas de edición bajo demanda con distribución internacional (Amazon, Bubok, Lulu u otras).
- Conocer el oficio del librero y generar alianzas.
- Investigar sobre posibles prescriptores que puedan reseñar tus libros.
- Establecer un diálogo con los lectores a través de tus redes sociales.
Duaca – Madrid, mayo-junio 2021.
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