«Y de nuevo Laurence se pregunta: ¿qué tienen ellos que no tenga yo? Bah, no hay que inquietarse; hay días como estos en los que uno se levanta con el pie izquierdo». Laurence, una mujer con una vida aparentemente perfecta: de gran belleza, con dos hijas adorables, un esposo fascinante, una madre adorable y hasta un amante que la satisface, son los hilos que hilvanan la aparente felicidad de la vida de este personaje. Pero a medida que van confluyendo en tiempo y espacio, estas «bellas imágenes» se convierten para Laurence en imágenes vacías, una ilusión.
A través de esta «falsa perfección», Simone de Beauvoir nos muestra la hipocresía del modelo burgués, donde así el ser humano esté rodeado de exquisitos banquetes, de riquezas y viajes, siempre estará insatisfecho, sin poder colmar su existencia; donde el sufrimiento seguirá siendo parte de él, al no controlar los riesgos que implica vivir en un mundo lleno de guerras e inseguro.
Las bellas imágenes, es una novela donde las acciones poca relevancia tienen pues el foco central son los estados mentales de Laurence con su persistente cuestionamiento de todo lo que la rodea. Con una voz narrativa que podría confundir al lector, pues cuenta desde la primera persona pero luego se posiciona en la tercera, sin pausas y sin aviso. De la misma manera, salta de la narración en primera persona hacia el diálogo interior. Consiguiéndonos, así, en plena narración con los pensamientos de Laurence. Esto puede llegar a perturbar un poco al lector, pero al descubrir este modo discursivo, uno se adentra en la historia sin problema alguno.
Una historia breve que no precisa de grandes reflexiones; el lector puede identificarse rápidamente en las acciones. Sintiéndose parte de las imágenes que se relatan, ¿quién no se ha sentido feliz pero de repente siente que lo que le rodea no es la felicidad?, ¿quién no ha alejado a su hija(o) de una amistad porque piensa que esta puede influirle de forma negativa? Hay una acción real que bien puede identificarnos y, así como a Laurence, hacernos reflexionar por no ser una «bella imagen» sino una «imagen real».
Astrid,escritora,sexóloga,docente……mucho pero mucho más.