XXI
Después del alba vino su voz
me acompañasteis en Quito
y las piernas comenzaban a temblar
vencisteis en Pichincha
su voz brillaba como el sol de mediodía
y disteis libertad a Colombia
el ánimo comenzaba a elevarse sobre el campo
hoy me acompañáis en Ayacucho
las nubes detenían su paso tormentoso
se abría sublime el campo de batalla
también venceréis y daréis libertad al Perú
seremos libres
cuando su caballo galope firme sobre la tierra de gloria
brillarán las lanzas de Apure
¿qué podré temer?
¿quién supo nunca resistirles?
¿quién será jamás capaz de frenar esta pasión?
Ni con la muerte podrán cambiar el destino de América
suena la hora de ir a tomarlos
no hay enemigo que nos detenga
somos los hijos de Sol,
vamos como centellas del cielo a derribar columnas de infamia
y vibrará para siempre la libertad
¡Viva el llanero invencible!
¡Viva la libertad!
(Con fragmentos de Antonio José de Sucre)
…
XXII
Padre Sol
brillas de noche con tu hazaña
el estandarte de tu nombre nos impulsa
ya la amada es un continente
una forma transfigurada en tu espada
brilla desde el fondo de la noche
la ven en la distancia los realistas
vienes a nosotros desde el Olimpo
la vieja Ítaca te espera libre
yo vengo rindiendo mis honores
levantando tu nombre sobre las piedras
que hoy liberamos por tu causa
padre Sol,
tu luz nos arroja desde el Chimborazo
y tu promesa en Monte Sacro hoy se hace victoria.
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XXIII
Le oí decir un día que en su corazón habitaba su Patria
quería volver a los amigos de la infancia
eso movía su lucha
contar las esquinas de las olas
ver los peces en el río de su ciudad
en su hazaña el amor y el respeto por la república
en su horizonte la vuelta a la Patria no consumada
en su espalda después de la traición
mientras tanto soñaba y luchaba.
…
XXIV
De pronto el miedo me raja
somos menos, me digo, mucho menos
se abren surcos en mi memoria
y olvido las arengas
navego en un limbo insomne
y aparece entonces el padre Sol
detrás del padre de Ayacucho
justo a mi lado
trae en la boca el juramento del monte sacro
y me levanto
veo al mariscal indómito
cabalgo
doy mi pecho
levanto la espada.
hay sangre regada en la hierba
la sangre dominada por la Patria
venceremos, me digo.
…
XXV
Habíamos recorrido el camino del vino
volvíamos desde la tierra fértil arrasada por la guerra
nos disponíamos a abrir de nuevo los cerrojos
aquellos que encerraron a nuestras mentes
la llave la traía Bolívar
se la dio a Sucre
y la abrió esta noche para nosotros.
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XXVI
Saltamos al campo de batalla
voy remendando mis heridas viejas
las colecciono, las nombro
las invoco como contra
me santiguo y salgo
en principio cabalgo en silencio
espero sereno la orden del Mariscal
para que se venga el grito
y rompa entonces las nubes y este cielo
que hoy trae muerte para vivir.
…
XXVII
Hemos puesto el mundo al revés
marchamos entonces por la revolución
por tu rostro eterno de niña
por tus manos que subían como hojillas
cortando mi sueño fatal de vida
me limita tu lengua
el recuerdo sereno de ella recorriendo mi historia
y vuelvo
de nuevo a la batalla.
…
XXVIII
Nuestra Dulcinea tricolor se agita al viento
corta su sonido
vamos andando por ella
la haremos libre
la haremos grande
pondremos sobre sus pies zapatillas de oro
y mirará con sus ocho ojos al amado azul
lo recibirá con sus manos y su cuerpo
abierto en todo el horizonte
y de ella brotarán los ríos que se mezclarán
con su fluir.
…
XXIX
Es hora del ataque
el tiempo parece detenerse
nos sentimos suspendidos en el tiempo
en la nada
a esa proximidad nos acercamos
la sensación serena de no estar más
de haber corrido las cortinas
y dejar en el silencio
solo el rumor del viento
su silbido macabro de esta hora
abro los ojos que no quería
y veo que la muerte y la gloria avanzan delante.