Oración en Saqsaywoman
A través del fuego le pido al viento que me abra la palabra como abre la roca y las alas del cóndor al río que moldee mi verbo y lo haga florecer como lirio al sol que ilumine las imágenes que se levantan como tótems y con sombras recrean dioses que merodean los sentidos un jaguar en el bosque pido a la montaña que vigile mi lenguaje para que siempre sea el camino que los lleve hasta el mar
Antropoceno
Después de la devastación caminó por el desierto se sentó a la orilla de un peñasco miró el vació entre las ruinas la extensión del silencio como una hilera de polvo la paralizó su supuesta quietud lo inerte de la planicie la sequedad que partía los labios se contagió de su aridez sus ojos se hicieron arena su cuerpo se fue desboronando se hizo parte del suelo y se arrastró hasta la tumba de sus maestras que la abrigaron bajo su sombra mientras susurraban sus nombres pasados y expiaban sus culpas después de habitar en los vestigios de un mar antiguo Ella abandonó sus deseos bajo tierra arrancó sus verdades y las enterró en nidos de serpientes se topó con las diosas que llevaban sus ojos le hablaron como un demiurgo le descifraron el lenguaje de la destrucción y el dolor de las especies muertas la tomaron en brazos y la dejaron a la orilla de un riachuelo donde sació la sed de meses Ella comprendió que después del colapso todo renace en vez de extinguirse
Crónica de un árbol centenario
I
formamos la piel de la montaña y del valle ofrendamos el cuerpo recibimos el golpe del trueno caímos en silencio con la raíz penetramos a lo profundo extrajimos lo elemental lo heredamos en un fruto
II
el viento trajo sonidos de pasos que cambiaron la vibración la armonía se transformó en rugido y conocimos el miedo
III
el crujido fue el grito que lanzaban por su vientre perforado en el descenso se abrazaban a otros caían juntos fueron arrastrados inmolados y por ellos nadie clamó justicia
IV
el suelo le mostró al sol su rostro y yo mi cuerpo invadido por la soledad que se extiende por kilómetros un siglo viendo devastarse el sitio que hábito y perdiéndolo todo en silencio
Zopilote Rey
un zopilote siempre es señal de buen augurio Alberto Arce Daikini
Suspendido al lado de una nube vigilo el fluir del aire mis alas se extienden se impregnan de supremacía e irradio la energía de una estrella desde lo alto abrazo al mundo y lo contemplo decepcionado nadie recuerda mi tiempo de guerrero ni de dios ni cómo transcendí para ser el protector de una especie que falló seres que ignoraron el signo mágico en mi cabeza y como carroñeros caminaron devorándolo todo hasta comerse su propio espíritu
Cangrejo
Sigiloso salgo del agujero veo la playa vacía camino despacio con las tenazas como palitas le robo la sal a la arena siempre atento hago bolitas que dejo como huellas me detengo al sentir vibrar los granitos corro asustado ―tenazas arriba― hasta mi nido desaparezco repentinamente dejo a la playa otra vez solitaria
Fósil
I
La hoja convocada por la tierra cae sobre la roca ambas son enterradas como un mismo cuerpo por una manada de saínos ganan profundidad por el paso de las dantas y otras especies mayores la piedra-hoja parece estar buscando el centro del planeta huye del aire y de ese sitio sobrepoblado de bacterias apacible en la quietud del subsuelo le es indiferente el sonido del rayo la vibración de la flor la descomposición del follaje el fluir de la lluvia que apenas le llega
II
A la piedra-hoja la han tomado por sorpresa la extrajeron durante una excavación hubo algarabía al hallarla fue transportada en una caja de seguridad limpiada con exceso cuidado almacena en una urna y colocada en la vitrina de un museo alrededor de la piedra-hoja se habla de un tiempo que para ella no existe y que para ustedes es indescifrable
Tienen que ser ingenuos
para creer a un árbol estático piensen en sus raíces como si fueran sus dedos enterrándose en la arena luego se extienden a través del subsuelo abren surcos entre cada capa para avanzar sus raíces penetran la arcilla envuelven la roca alcanzan cámaras secretas donde escuchan el fluir del agua subterránea que se alimenta con la lluvia por qué insisten tercamente en que el árbol está ahí quieto que no se mueve un paso a pesar de que sus raíces se extienden por kilómetros transitando por lugares para ustedes inhóspitos tal vez sitios mágicos tal vez lugares libres de ruido tal vez refugio de otros seres que a toda costa escaparon de ustedes
Nada les pertenece
ni lo escrito ni lo dicho suya es solo la palabra recién parida acabada de romper el cascaron suya antes de salir de los labios antes de presionar la lengua para hacer vibrar la garganta en fonética clara precisa hasta que emigre en una erupción en ese punto vuelven a quedar sin nada de nuevo sus manos vacías ante el universo ahí es cuando deben sentarse a escuchar el río el dialogo entre aves y perros lo que les dice el aire la verdad de la lluvia el canto de la semilla permanecer en silencio hasta que otra palabra se condense germine emerja para que posean algo por un instante
¿Cuál es el afán del mar de chocar con el risco
de marcar perpetuamente a la piedra con surcos sino es contarles con glifos subacuáticos su versión de la historia? ¿qué enigmas les revelaría si interpretaran su escritura? ¿qué les contaría acerca del coral sobre que personaje épico cantaría les revelaría la clave del origen las historias de sus naufragios o de ciudades escondidas en las profundidades? ¿les hablaría de su furia de la nostalgia de los barcos los secretos de las conquistas de la cacería milenaria de ballenas, peces y tantos otros de sus habitantes? las marcas en los peñascos es el lenguaje que les hereda poesía grabada como aguafuerte a punta de oleaje en los paredones
Es fácil cuando hablan del río
sin conocer su entraña
sencillo cuando mencionen al ave sin saber de su vuelo simple que le canten al mar siendo ajenos a su corriente a la extensión de su suelo a su ira por qué describen al caracol y el secreto de su concha el misticismo de la rana la sinfonía del grillo que alarga la noche si escriben desde la lejanía donde todo les parece una materia oscura ajena a su sangre para qué escriben si no sienten la respiración del río ni los latidos del ave ni el rugido del mar ni la vibración del mundo
Olvidaron saberme viva
con mi sangre circulando como corriente submarina el mar es mi arteria que enrojece los labios y mantiene el calor de las manos que como magma edifica nuevos territorios me olvidaron viva y saberme llena de frutos donde hierve un líquido que hidrata al mundo como el agua colada entre raíces después de la lluvia olvidaron sentir mi viento que en el pecho se dibuja como tormenta y saberme viva cuando desarmo el follaje que cae en silencio en medio del bosque olvidaron saberme dentro de un volcán que me agrieta la piel y que viva espero a que florezcan las hortensias y los girasoles me olvidaron cubierta de nubes saberme río bajando purificada de la cordillera hasta llegar al mar donde desemboco viva con un aliento de sol
El viento con aroma a sangre
transportó a la semilla que penetró por sus pies y brotó hasta alcanzar su garganta donde se ramificó luego hizo vibrar esas hojas que ustedes llaman palabras con las que ahora reniegan con las que ahora atacan al viento con lomo de polvo por eso el viento huye se refugia en el pulmón del mono se oculta en la branquia del pez se atrinchera en el cráter de un volcán adormilado mientras conserva el olor a romero y a tierra mojada para recordar ese sitio que habitó por tanto tiempo y como si fuera un desterrado ahora lo evita por miedo a sus voces que demandan que regrese: viento ausencia perdido en el bosque viento recuerdo que todo lo condensa en puntos de luz viento madre pulmones llenos del primer llanto viento océano exhalación del tiempo como un huracán viento universo crujir de la lluvia exigimos que regresés pues nos dejaste solos sin más que la noche para escribir pero el viento calla se estremece ante el llamado del humo y del fuego ignora la danza que hacen mientras queman sándalo y canela se niega a volver teme ser conquistado por el aliento que exhalan los pulmones metálicos y tembloroso se pregunta: ¿cómo cantarán las aves en mi ausencia? ¿será suficiente el sol para secar al hipopótamo? ¿quién les recordará los olores de su infancia? el viento aclama una tregua les pide que abandonen su rigidez esa idea de peñón ese yo de arena que tanto líquido acumula en su buche ya no es una cuestión de dioses es una cuestión de vida pues ante tanta terquedad el viento escapa en una ráfaga a través de la negritud del mar
Pequeños mordientes
ustedes que viven de espaldas al mar ¿se creen realmente con un pecho de océano? ¿se creen tan ciertos con un aire de trasatlántico y que por levantar estructuras superan la arquitectura del oleaje? ¿y si el mar se los traga? ¿y si olfatea sus miedos? esos trozos de llanto ante trozos de muerte ¿y si el mar recoge su esencia y los deja desiertos? el mar es una boca donde resuenan los soles donde el viento brilla sobre las olas que son su saliva el mar ―ese bosque de peces― choca contra los barcos dejándoles cicatrices el sentido del mar es el sentido de la vida trozos de flores ante trozos de corrientes submarinas ustedes son uno con el mar es decir son una marea que reacciona ante la luna pero cómo lo entienden si perdieron su canto si olvidaron que el origen de sus nombres provienen del golpe de las olas el mar los imagina como hipocampos ocultos entre algas mientras ustedes se piensan turistas cuerpos que intentan huir de una realidad imaginada en este punto el mar no está para perdonarlos se agotaron sus ofrendas la posibilidad de volver a su origen submarino ¿a quién concederá ahora la piedad de la espuma? ¿para quién sus cavernas vacías en los arrecifes? no habrá nada más solitario que sus ojos hundiéndose como soles que se oxidan el mar es una flor que se les abre como una boca ante la noche y les lanza su salitre como polen
Matrices
nacen jaguares con aire de dios de una selva con aire de madre (vientre fértil que libera su lava) y da luz a bandadas de aves que alcanzan un mar lleno de estrellas que forman constelaciones submarinas mientras abre sus cavernas para parir morenas y barracudas la energía se condensa se transforma en cuerpos con vientres abultados de donde emerge el tapir que huye por el bosque la cebra cazada por el leopardo el niño que como perezoso es cargado en la espalda de su madre mientras ella recolecta frutos o labra los campos de donde se mira la ciudad (madre de vientre artificial) donde fluyen lágrimas plásticas que florecen como botellas de las alcantarillas por donde se cuela el líquido amniótico de las fábricas (madres de fuentes reventadas) que ofrecen sus chimeneas como pechos y por donde ustedes entran para nacer devoradores para ser lanzados al océano como placentas pero de la luz resurgen campos con olor a bosque mares con olor a algas cielos con olor a lluvia de donde ustedes renacen con olor a vida libres de polvo y de pensamiento abriendo los ojos a nuevos soles (matrices) donde las mantarrayas saltan del agua y sobrevuelan el mar
Después de horas de caminar
hasta ampollar sus pies hasta agrietar sus labios se sienta en silencio ante los crestones los conejos de la sabana se percatan de su presencia el zorro que bajaba se esconde entre el arbusto y la vigila todo alrededor parece quedar a la expectativa mientras que el cielo cómplice deja la cima despejada Ella mira al Viejo que ahí habita ―antiguo ermitaño que se mueve lentamente entre las rocas― Él aunque sorprendido de ser hallado la comprende y le envía unas palabras una pequeña pista para su búsqueda una señal que debe hallar en los senderos Ella con su respiración ahora lenta cierra los ojos y recibe el murmullo que baja entre los ríos que nacen el Viejo de los crestones se mimetiza desaparece entre una grieta Ella le agradece se levanta y reinicia el camino su cansancio la cubre de liquen su ansia como la llovizna se cristaliza con el frío alcanza una laguna casi seca como su rostro transita por valles casi deshabitados como sus manos sin darse cuenta se refleja en los ojos del puma y la duda revienta en su pecho como un hongo que crece en la ladera Ella se detiene siente a los arbustos florecer entre sus piernas la vibración de la roca por el corazón de la lagartija el crecimiento de la montaña que cruje como un cascaron Ella comprende que el temor lo dejó justo donde acabó el bosque que la incertidumbre es una rama seca que el páramo es un vientre abierto que la recibe ahora liviana es impulsada por la ventisca hasta que recupera el asombro cuando llega ante el cerro más alto lo escala rompe sus manos se despoja de sus últimos miedos antes de alcanzar la cúspide Ella extiende los brazos parece abrazar las nubes que se mueven como manadas sus ojos ahora forman parte de la extensión de los mares su cuerpo parte del follaje que cubre los volcanes su aliento del agua que se vierte por la llanura Ella se desprende de todo origen se confunde con el celaje recibe al trueno en sus manos en el momento que replica las palabras del Viejo AQUÍ LO QUE SUCEDE ES LA VIDA
En el principio
transitó el mundo recreado por ballenas jorobadas abrió los poros del asfalto para dejar libres a los arbustos donde copularon mariposas absorbió las balas que amenazaban al niño y al jaguar al saíno que ahora brinca en las charcas al ave que migra y ahora reposa en los patios dejó la extinción en mito como un mal recuerdo de aquellos monos que perdieron hermanos empezó un nuevo ciclo cediéndole el paso a los manatíes a la jauría de leones marinos que como en protesta reclamaron la playa inició con el océano iluminado por el plancton como un cielo atravesado por millones de luciérnagas aceptando las leyes que dictó el mar y su nuevo nombre provino del río que como anguila transparente mostró a los peces desovando en este ciclo abandonó las capitales hechas fósil y con ellas su voz rebotó en ecos dentro de las caracolas así se reconoció en el erizo o en el hipocampo en la oruga que se enroscó y dibujó la forma del origen se entregó a lo elemental del jade y del cuarzo en el principio Ella caminó por la noche guiada por el búho nadó por el lago con la pasividad del lirio y jugó con los colibríes bajo la lluvia
Ofrenda
Dejo mi corazón en la colada de lava de una reciente erupción que dejó todo desértico lo dejo entre basaltos para protegerlo de carroñeros y del sol para que solo lo bañe la lluvia y lo cubra el polvo del magma erosionado planto mi corazón entre la roca volcánica no para que sea fósil ni para que futuros arqueólogos declaren "he aquí el corazón de un ser esperanzado" No me niego a que sea objeto de museo o una pieza de huaquero por el contrario les ofrendo mi corazón ante esta colina devastada para que sea la primera semilla para que sea soporte de la primera raíz o el primer sustento de una nueva tierra no espero que florezca ni que se convierta en una gran ceiba no espero que sea el centro de la vida ni reconocido como símbolo de fertilidad simplemente lo dispongo entre estas ruinas para que se cubra de musgo mientras me siento en la llanura a contemplar ―con mi pecho vacío― como ustedes renacen entre el bosque.
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Muestra del libro Luminiscencia, Nueva York Poetry Press y FruitSaladaShaker ediciones, 2021.