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Moonage Daydream es una película fascinante sobre un hombre fascinante: David Bowie (1947-2016), que arroja miles de imágenes de distintas fuentes y que a su vez contiene ideas plasmadas en la voz del artista a lo largo de su extensa carrera.
No es un filme biográfico ni tampoco un documental, sino más bien una experiencia cinematográfica única que te dejará boquiabierto. Es una experiencia profunda, que deja con una nueva visión de la vida y una nueva perspectiva; un viaje cósmico a través de la existencia y la mente infinitamente sabia de Bowie.
Moonage Daydream ha sido escrita, dirigida y editada por el documentalista estadounidense Brett Morgen, que trabaja meticulosamente en el diseño del sonido, el montaje y los efectos visuales para asegurarse de que el filme sea todo un espectáculo cinematográfico, algo que te sumerja de lleno en su historia.
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Morgen utiliza varios clips de películas y fragmentos de metraje para hacer referencia a lo que Bowie cuenta en determinadas escenas, en lugar de limitarse a mostrarlo una y otra vez. Además, tuvo la suerte de hacerse con todo el archivo del artista, lo que significa que hay tanto material editado que resulta casi abrumador.
Evolución + Libertad
Antes de verla esperaba un documental biográfico más directo, pero en realidad no pretende ser «la historia de la vida de David Bowie» ni lo que le hizo ser la persona que era. No se trata de eso, y es mejor saberlo desde el principio: es Bowie expresándose de nuevo, a través del espacio, el tiempo y el cine, mostrando un camino hacia la verdadera libertad, el amor a la vida, y la alegría de cada día.
Como la mayoría de las personas, Bowie evolucionó con el tiempo, pasaba de una cosa a otra, cambiaba y crecía, se desarrollaba y aprendía, pero siempre se mantuvo fiel a la creencia de que la auténtica libertad de expresión personal era (y es) lo más importante en el arte.
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Me pareció abrumadora su evolución, manifestada en declaraciones intrigantes en las que admite que ya no cree en lo que hacía cuando era más joven. Ese viaje del hombre forma parte de la experiencia, y parte del crecimiento como ser humano a lo largo de la vida. En Moonage Daydream los espectadores somos testigos de este viaje, pero también lo sentimos al verlo en el escenario y escucharlo hablar.
En una entrevista, reconoce que se esconde tras el maquillaje en el escenario y en público porque no quiere parecer él mismo. Al menos en apariencia, nadie podría pensar que David Bowie era un hombre corriente, pero seguramente lo era, al menos en privado. Es esa humanidad común, combinada con su exploración pública del significado existencial que todas las personas tienen, lo que constituye su verdadero atractivo.
Después de verla, hay muchas cosas de él que probablemente te cambiarán, que conectarán en lo más profundo y que, incluso, podrían remodelar tu vida. Ese es el poder del cine y también el del propio Bowie. No se trata de aprender quién es, sino aprender de él; dejarse inspirar por la belleza de la vida, por su sabiduría sin límites, por su aliento a vivir plenamente y soñar a lo grande sin importar las circunstancias.
Hay mucho que asimilar viendo esta sobresaliente película, más de lo que se puede entender al hacerlo por primera vez. Un filme que es la cúspide de una carrera artística fascinante en todos los sentidos. Un ídolo eterno, por siempre.
«Me estoy muriendo. Tú te estás muriendo. Segundo a segundo, todo es pasajero. ¿Acaso importa? ¿Me importa? Sí que me importa. La vida es fantástica. Nunca termina. Solo cambia. De carne a piedra a carne. Y gira y gira, mejor seguir caminando»
David Bowie