Es aterrador lo profética que se ha vuelto la película Network (EE.UU., 1976) cuando la vemos en la actualidad. Tanto Paddy Chayefsky, su guionista, como Sidney Lumet, quien la dirigió, procedían de la televisión, pero me pregunto si llegaron a pensar que su visión de la realidad terminaría estando tan vigente cuatro décadas después.
El filme relata la manipulación y explotación sobre un presentador de noticias que ha perdido el control: grita a todo pulmón sobre la corrupción y la maldad, pero cae en oídos sordos. Sin embargo, la cadena de televisión para la que trabaja lo usa como payaso escandaloso para ganar espectadores y popularidad.
En el mundo actual, abarrotado de Facebook, Youtube, reality shows y transmisión instantánea de noticias, Network se ha vuelto mucho más relevante que cuando se estrenó por primera vez: es una llamada de advertencia contra la pérdida de la integridad y el avance del sensacionalismo poco ético.
Enciendes la TV, miras cualquier canal por unos minutos, y no puedes evitar estar expuesto al tipo de degradación que esta película claramente satiriza. ¿Qué vemos? Sexo, violencia y caos; historias sobre idiotas con excentricidades, todo controlado por productores del entretenimiento de las masas. No nos importa quiénes son o qué tienen que decir; solo quién se acuesta con quién o qué, o cuándo será el próximo estallido violento. Es un espectáculo de fenómenos, mientras el público lo devora todo. Y esta película lo predijo…
Todo eso se estructura en Network desde el principio, cuando el productor Max Schumacher (William Holden) comunica a su amigo Howard Beale (Peter Finch), veterano y respetado presentador de noticias, que debido al bajo rating se verá obligado a jubilarse anticipadamente. Howard, aunque angustiado y decepcionado, se mantiene tranquilo y reservado, e incluso realiza la transmisión de la noche como rutina, pero al final anuncia que en dos semanas se suicidará al aire en su último día.
Este revuelo causa un shock en la cadena. Howard, centro de la atención, recibe la orden de sus superiores de volver al aire y disculparse por su arrebato; pero en lugar de hacer eso, amplifica sus desvaríos por estar cansado de todo lo que le ha sucedido. Es el despotricar de un hombre que ha tenido un colapso mental, pero al mismo tiempo, resulta en un aumento importante en el rating del programa.
Esto genera una reacción en cadena donde quedan al descubierto la codicia y la mentalidad capitalista/enfermiza de los jefes de la corporación. No hay gente realmente buena en la película, sino un grupo de personas ansiosas por popularidad y ganancias, que harían cualquier cosa por lograrlo y mantenerlo.
La persona clave es Diana Christensen (Faye Dunaway), coordinadora de programas: trabajadora y orientada al rating, a quien no le importa el contenido que se esté transmitiendo. En una escena temprana, la vemos describir su deseo de montar programas rebeldes y representativos de la contracultura de la época, llegando incluso al punto de negociar con el (ficticio) grupo terrorista The Ecumenical Liberation Army, para un seriado dramático.
El otro personaje importante es el productor ejecutivo Frank Hackett (Robert Duvall), quien por un breve momento cuestiona el honor de darle a un loco su propio espectáculo, pero una vez que ve el gran “retorno” de audiencia (y monetario) que trae, no solo abraza la idea, sino que no tiene reparos en despedir a quien intente cuestionarlo.
Y en medio de todo esto está Howard, el espectáculo secundario de la película, tratando con todas sus fuerzas de decirle a la gente que está harto de cómo están las cosas, que apaguen sus televisores y salgan a hacer un cambio, pero termina siendo saboteador de su propia causa: solo cuanto más grita es cuando más lo ven, si no…
Network está bañada en el absurdo y la sátira, y aprovecha la histeria del negocio de la TV para mostrar la megalomanía y la necesidad de amasar capital que existe en las grandes corporaciones, donde no importan ni el producto, ni sus consumidores.
El guión de Paddy Chayefsky es magnífico y adelantado a su tiempo, porque bien podría estar escrito en esta época, lo que muestra lo bien que está desarrollado, e incluso se atreve a mostrar el surgimiento de los reality shows hace cuatro décadas atrás.Detrás de cámara, Sidney Lumet, maestro absoluto en el oficio. Honestamente, todo sobre esta Network entra en el territorio de la obra maestra, y ninguna lista está completa sin ella cuando hablamos de las grandes obras del cine. Obtuvo varias nominaciones al Óscar, incluyendo Mejor Película, pero no lo logró. Sin embargo, sí ha logrado resistir la prueba más importante de todas: su vigencia. Una maravilla que luce eterna.