Nuestro continente guarda una historia común de despojo, invasiones, colonialismo y violencia producida por el conquistador. Somos producto del mismo gesto dominante por el que fuimos inventados como otro. Pero lamentablemente no solo nos une la historia de nuestra aparición en el sistema mundo, también otros sucesos violentos nos han marcado a lo largo del siglo XX. Las dictaduras del cono sur forman parte del código genético de todos aquellos que vivieron esos sucesos, donde las desapariciones y la muerte sistemática fue la forma de gobierno. Incluso ahí donde los ropajes democráticos eran festejados por los organismos internacionales, los mismos mecanismos represores fueron utilizados contra los movimientos de izquierda.
Muchos cineastas latinoamericanos han intentado narrar esa realidad y presentarla para nosotros de múltiples maneras. Algunos lo hicieron al mismo tiempo que se desarrollaban esos sucesos, otros directores mucho más jóvenes han intentado mirar ese pesado que pesa tanto en la memoria y que ha determinado la formación de lo que son hoy sus sociedades y ellos mismos. El joven director argentino nacido en España Diego Corsini hace lo propio en el filme que nos convoca, Pasaje de Vida, un homenaje a su propia historia familiar a través del cual habla toda una generación, que hace uso del arte para entrar en diálogo con sus padres.
La historia transcurre en dos tiempos distintos. Miguel vive en Madrid, donde permanece desde que tuvo que salir exiliado de Argentina, la relación con su hijo es completamente hostil, al punto de que tienen muchos años sin verse, pero una enfermedad neuronal degenerativa obliga a que se reencuentren y el pasado que ha callado durante tantos años empieza a salir a flote. Mario, angustiado por el deseo de conocer la historia que se le ha negado a lo largo de su vida, insiste en preguntar a su padre por las personas que menciona cuando su mente se instala en los años setenta.
Es a esa década a donde nos trasladamos, para conocer la historia de Miguel durante tiempos difíciles, en los cuales asumió la lucha sindical, lo cual lo conduce inevitablemente a la lucha armada una vez que las organizaciones políticas pasan a la clandestinidad. Durante una acción política nocturna reconoce a Diana, a quien ha visto trabajando en la fábrica, quedan completamente enamorados. La violencia y la persecución política los obligan a esconderse, al mismo tiempo que participan en acciones armadas.
A través de esa narración conectamos con la historia de muchos latinoamericanos que vivieron en carne propia la violencia de las dictaduras y de Gobiernos que sin serlo formalmente persiguieron con igual agresividad a la izquierda. Pero no se trata solo de la generación militante de los años setenta, sino de la generación siguiente que mantiene una relación compleja con sus pasado, muchos de los cuales son hijos de desaparecidos, otros intentan comprender lo que se oculta tras la mirada que ven todos los días en sus “viejos”.
El filme nos acerca a la situación política argentina a través de la historia de amor protagonizada por Diana y Miguel, quienes intentan a toda costa mantenerse juntos sin abandonar la lucha. Es esa relación la que busca conocer Mario, acercarse a ella para saber un poco más de sí mismo y finalmente reconectar con su padre. Finalmente, es lo que sucede en el transcurso de la película, el conocimiento hace que Mario pueda comprender cuáles son los dolores que taladran la memoria de Miguel.
El papel de Miguel en su vejez queda a cargo de Miguel Ángel Solá, mientras que el obrero militante es encarnado por Ricardo “Chino” Darín, hijo del conocido actor Ricardo Darín. Javier Gordino se encarga de representar a Mario, es recordado por su actuación ejemplar en El secreto de sus ojos. Por último, el amor proletario tiene su contraparte en la actuación de Carla Quevedo, a quien le toca representar a Diana. Todas las actuaciones merecen elogio, pero especialmente la conexión alcanzada por Solá y Gordino, que pasan de una tensión hostil al reconocimiento amoroso. Pasaje de vida es el segundo largometraje de Diego Corsini, en el que participa tanto en la producción como en la escritura del guion. Su ópera prima fue Solos en la ciudad en el año 2010, sin embargo se ha dedicado a la actividad cinematográfica intensamente, participando en la producción de varios documentales y programas de televisión. Según ha expresado, esta es una película sobre aquellos que sobrevivieron a las dictaduras y la experiencia del exilio que sufrieron. A su familia le tocó vivir doblemente el éxodo por razones políticas, primero de España a Argentina y luego el retorno obligado.