Uno de mis platos favoritos y más preciados es el pollo tipo Arturo’s. No solo es tremendamente rico sino que me trae recuerdos de infancia y adolescencia. Mi papá nos llevaba a comer al que quedaba en San Antonio de los Altos, luego mi hija también se hizo fanática y hemos pasado muchas tardes comiéndolo, junto a los helados, que tampoco juegan carritos. Cada vez que había algún logro escolar qué celebrar o recompensar, Arturo’s era el lugar.
Dado que nuestra nueva “normalidad” (la impuesta por el coronavirus y también la previa) dificulta ese tipo de escapadas, y dado que es un goce aprender a hacer las cosas que gustan, por años me di a la tarea de experimentar cómo hacerlo. La receta que voy a describir a continuación es resultado de esos experimentos, tras los cuales he logrado hacer un pollo que si no es igualito, pega del palo, como dicen en Argentina.
Veamos primero los ingredientes para cuatro piezas de pollo, preferiblemente muslos (con sus respectivos cuadriles) y dos alas. Lo ideal es que las piezas estén enteras, pero picadas tipo tender también funciona. Además necesitamos:
100 gramos de harina de maíz blanco.
100 gramos de harina de trigo todo uso.
Opcional puede agregarse 50 gramos de harina de maíz amarilla, que al ser un poco más gruesa aporta para el crujiente.
Dos huevos.
Una cucharadita de curry en polvo.
Media cebolla.
Dos dientes de ajo.
Media taza de aceite.
Sal y pimienta al gusto.
El principal reto de este plato es freír las piezas sin que se quemen y/o queden crudas por dentro. Si usted tiene una freidora con suficiente aceite donde las piezas puedan sumergirse, esto no es mucho problema. Pero como no es el caso de la mayoría, se puede hacer en un sartén sin tanto aceite, lo recomendable es tomar la precaución de hervir el pollo primero en una olla con agua, cebolla picada, ajos triturados y sal. Una vez listo, se retiran las piezas y se reservan al menos durante media hora. El caldo puede aprovecharse para otras comidas.
El proceso de enharinado se puede hacer de dos maneras: la primera es mezclar en un bowl huevos, sal, pimienta y curry, este último es el ingrediente secreto. Sobre una superficie se mezclan las harinas. Acto seguido, se sumergen las piezas de pollo en la mezcla de huevo, que queden bien cubiertas. Luego se pasan por las harinas, procurando uniformidad. Esta es la manera más limpia de hacerlo, pero no la mejor ni la más rica.
La más sabrosa es verter las harinas sobre la mezcla de huevos y batir bien. Quedará una mezcla espesa, no debe quedar seca. Si esto último sucede, rendimos con algo de aceite. Luego sumergimos las piezas, que queden bien cubiertas, eliminamos los excesos y al sartén.
El sartén debe tener abundante aceite bien caliente, aunque al colocar el pollo lo ideal es que esté a fuego medio. Es fundamental estar pendiente de la cocción, que se da rápido. Las piezas se giran a medida que se van friendo. Cuando estén doraditas se retiran y dejan reposar; si es posible sobre papel absorbente.
Con papas fritas y salsa ketchup vienen de lo mejor.