Hablamos de la banda definitiva de ska británico, de la banda de fuertes pronunciamientos políticos, de la banda que influenció e inspiró a Los Fabulosos Cadillacs, a Desorden Público, a Los Pericos, a Fermin Muguruza, entre muchos otros. Ocho tipos se juntaron gracias al tecladista Jerry Dammers y le dieron forma a un género, fundaron una discográfica histórica y se cansaron de hacer buenos temas, cada uno más político que el anterior. Cantaron contra el racismo, contra el embarazo precoz, contra el desempleo, contra las armas nucleares, contra la violencia de género y la pobreza, y le dedicaron a Mandela uno de los temas de protesta más importantes de la historia. Su irrupción en el mundo de la música fue poderosa y su vigencia probablemente habla más del mundo en el que vivimos que de ellos; pero esta vez nos quedamos con la parte buena y te contamos lo que necesitas saber para que te metas de cabeza en la vida y obra de una banda muy querida por muchos.
Uno se pone a pensar y es muy probable que no tengas muchas referencias a la mano sobre la ciudad de Coventry. Si acaso un par de referencias históricas que tienen que ver con guerras y muerte, como son el bombardeo feroz que sufrió la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial y que con ese nombre fue bautizado uno de los buques de guerra que participó en la Guerra de Malvinas. Buscando por encima es sencillo encontrar el dato intrascendente que nos sirvió para enterarnos de que se trata de la ciudad inglesa que tiene la desgracia de encontrarse más lejos del mar.
Es así como decidimos quedarnos con lo que más nos sirve para este artículo, y en este caso vamos a hacer de cuenta que lo mejor que le pasó a Coventry es que se hayan juntado a hacer música un grupo de muchachos que vivían, la mayoría, en council housings o viviendas municipales, y que habían pasado o por la escuela de arte de esa ciudad o que apenas daban sus primeros pasos musicales en bandas juveniles o callejeras, que los llegados de Jamaica conocían como sound systems. Y Jamaica y su gente van a ser imprescindibles para entender qué pasó primero con The Specials y luego con bandas de toda Inglaterra.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra necesitaba mano de obra barata y calificada para reconstruir sus ciudades, y fue así como miles de guyaneses, barbadenses, trinitarios y sobre todo jamaiquinos, aceptaron la promesa de una vida mejor y se fueron a vivir a Europa. Esta se conoce como la Generación Windrush, nombre que fue tomado del primer barco que zarpó de Kingston rumbo a Inglaterra. Lo que esperaba a todos esos caribeños era mucho trabajo y una vida bastante alejada de ser un jardín de rosas.
Hacinamiento, discriminación, xenofobia, violencia racial, pobreza y un proceso de adaptación largo y tumultuoso, gracias a la intolerancia y el rencor de algunos (no pocos) británicos blancos que asumían que los negros llegaban para quitarles los escasos trabajos que había. Lamentablemente suena familiar, ¿no? El tema es que entre el desempleo y la deserción escolar, algunos se dedicaron más a la música que propiamente a sobrevivir.
El contexto adverso, conflictivo y lleno de matices, permitíó que compartieran espacio los blancos que escuchaban punk y rockabilly con los negros que escuchaban calypso, rocksteady, reggae y ska. También fue ese contexto el que propició una cultura urbana casi que exclusiva de la clase trabajadora, como fue la cultura Skinhead, que en un principio no seguía una línea política definida y que más bien sirvió para juntar a grupos de jóvenes pobres y excluidos, para pasarla bien y bailar. No obstante, la cultura Skinhead cada vez se hizo más compleja y empezaron a aflorar divisiones y subdivisiones propias de su tiempo, que se correspondían con las necesidades e inquietudes de sus integrantes. Así fue como por un lado el discurso neonazi tuvo auge de la mano de la aparición del partido de extrema derecha, National Front, y por otro lado brotaba el discurso comprometido con la tolerancia, la integración racial y el antifascismo de los Rude Boys.
Valga decir que las primeras víctimas de la facción de extrema derecha de los skinheads no fueron los negros, tal y como cualquiera pudiese pensar, el encono fue contra los que llamaban despectivamente pakis, término que usaban para referirse a pakistaníes, bangladeshíes, indios o a cualquier otra persona relacionada con el sur de Asia. Tal y como era de esperarse, el odio racial no fue tan selectivo por mucho tiempo, así que al cabo de poco tiempo terminaron rechazando a todo lo que no fuera blanco y británico.
Fue así como los conciertos, bares y eventos musicales fueron verdaderos campos de batalla entre las distintas corrientes del movimiento Skinhead. Es ahí cuando irrumpe The Specials, banda que empezó a hacer pronunciamientos políticos desde su conformación, pues se trataba de una que juntó a un trombonista cubano, a dos negros hijos de jamaiquinos y a un puñado de blancos, todos atendiendo a la convocatoria de un tipo que empezó como uno de los tantos que solo quería pasarla bien, escuchar y hacer música con sus amigos, y que terminó adoptando un discurso político vigoroso y sin medias tintas. Hablamos del tecladista Jerry Dammers, conocido por su peculiar sonrisa (otra marca registrada de la clase trabajadora británica de la época) y por haber hecho y deshecho lo que quiso con la banda, con y sin los integrantes originales de la banda.
A Dammers se le unieron, el para algunos inexpresivo vocalista Terry Hall, hombre con una personalidad que siempre despertó curiosidad, ya que de él hasta se llegó a decir que tenía un impedimento biológico para sonreír; el excelso trombonista cubano Rico Rodríguez, que venía de hacer vida en Jamaica con todo lo que eso implicaba; los hijos de jamaiquinos Neville Staple y Lynval Golding; un gran bajista como Horace Panter; el guitarrista Roddy Radiation; el baterista John Bradbury; y el trompetista Dick Cuthell. Juntos le dieron forma al primer disco de la banda, el homónimo The Specials de 1979. Dammers, que realmente era un adelantado, fundó la histórica compañía discográfica 2 Tone Records, nombre que jugaba con la estética Rude Boy y la combinación de trajes y corbatas negras, con camisas y medias blancas, y bajo ese mismo sello publicó el primer single de la banda, “Gangsters”, un verdadero temazo que cayó como una bomba en la escena musical de la época y que estaba inspirada en la canción de 1964, “Al Capone”, del jamaiquino Prince Buster.
Volviendo al primer disco de The Specials, el productor fue el conocido Elvis Costello, y cuenta la historia que él mismo le pidió a la banda trabajar con ellos apenas los escuchó en vivo la primera vez. Y es que es eso lo que producían los The Specials cuando se montaban en una tarima. Conciertos festivos, medio caóticos, con un cantante que apenas se movía, con Staple y Golding contagiando de alegría a sus compañeros, y con una sección de metales robusta que convertía cualquier concierto en un espacio para la diversión. Si bien ese primer disco incluyó varias reversiones de clásicos del ska, también incluyó temas que representaban un relato sobre la violencia racista, como es el caso de “Concrete Jungle”, en el que también se quejaban de lo feos que eran los conjuntos habitacionales en los que vivía la clase trabajadora de Coventry, y en el que hablaban explícitamente de una guerra entre “ellos” contra “otros. También se encuentran temas como “Nite Club” que era un reflejo del malestar que causaba el desempleo galopante de esos tiempos, “It Doesn’t Make It Alright” que dejaba ver hastío juvenil y desprecio por las normas establecidas. En el caso de “A Message To You Rudy”, “Monkey Man” y “You’ re Wondering Now” hablamos de tres versiones notables que rescatan la esencia lúdica, bailable y fiestera del ska y que, en honor a la verdad, dificultan ser justos con sus autores originales, que de paso son todas referencias en el género caribeño. En resumidas cuentas, para el ska británico este disco fue, tomando un tema del mismo, el amanecer de una nueva era…
En el segundo disco de la banda, More Specials de 1980, empezaron a aflorar diferencias entre sus integrantes y Dammers se mostró especialmente dominante, cosa que empezó a cansar a los demás. De todas formas, se trata de un disco genial que se aleja mucho del ska tradicional del primero y que incluye muy buenas canciones compuestas por varios de los miembros de The Specials.
El disco está rodeado por una atmósfera relacionada con el muzak, que es una especie de música de fondo que se podía escuchar en algunas tiendas por departamento de Estados Unidos en los años treinta, y también por el gusto que Dammers tenía por la música chillout. Hay, cómo no, espacio para el rockabilly, para sonidos propios de un Sound System, para sonidos que recuerdan al calypso y para el ska de siempre. Las inquietudes políticas y sociales de siempre iban acompañadas por un clamor contra las armas nucleares en la primera canción que compone Terry Hall (junto a Dammers), y que los llevó a participar en la Campaña Para El Desarme Nuclear, CND. En él destacan “Rat Race”, “Enjoy Yourself”, “Stereotype” y “Hey, Little Rich Girl”.
La historia cuenta que quedaron muy contentos con el producto final, que les fue muy bien en la gira promocional, que la crítica y buena parte de sus seguidores recibieron muy bien el disco, pero que por la dinámica de trabajo impuesta por Dammers y por el tiempo juntos en la gira, la convivencia se hizo insoportable y es por eso que apenas un año después, algunos miembros de la banda huyeron cansados y saturados.
Sin embargo, antes de que se produjera la primera de tantas separaciones, Dammers compuso “Ghost Town” y fue publicada como single en junio del 81. Una canción emblemática de la banda que habla de una ciudad asolada por el desempleo y la recesión económica, con las puertas de los comercios cerradas y con poca o ninguna oferta cultural. Cuenta Dammers que fue eso lo que vio mientras viajaba por Inglaterra, con motivo de la presentación de More Specials. Se trata de un tema que ha sido usado en series, películas, videojuegos y que ya forma parte del cancionero popular del Reino Unido.
Con otra formación y con la indisimulable ausencia del vocalista Terry Hall, para el tercer disco In The Studio de 1984, Dammer convoca a Rhoda Dakar para que haga la voz principal; entre varios temas buenos, encontramos uno que se convertiría en un himno contra el apartheid como es (Free) “Nelson Mandela”. Dammer lo compuso enteramente y contó años después que supo en profundidad sobre el caso de Nelson Mandela en uno de los tantos conciertos contra el racismo en el que participaban The Clash, Steel Pulse y el mismo Elvis Costello. A partir de ahí se interesó en el asunto y poco tiempo después compuso la canción que serviría como voz de alerta para una sociedad que tenía mucho que ver con Suráfrica por razones históricas y cuya clase política apoyaba las atrocidades que pasaban en aquel país, entre ellas el presidio de Nelson Mandela. Por esa canción mucha gente supo del caso y la opinión pública y los medios cada vez empezaron a tocar un tema que era a todas luces importante y sensible.
Además de esa canción, Bradbury, el trompetista original Cuthell, y Dammers compusieron la canción “Racist Friend”, más que una canción, un manifiesto en el que se recomendaba cortar de plano relaciones amorosas, amistosas y hasta familiares con todo aquel que fuese racista. “Si tienes un amigo racista, este es el momento de terminar con su amistad. No importa si es tu hermano o tu hermana, si es tu primo o tu tío o tu amante, es el momento de terminar esa relación”.
Luego de ese disco, de la banda entró y salió gente como si de un aeropuerto con puerta giratoria se tratara, se fueron y vinieron muchos músicos y eso hizo que se diluyera su obra y que, sobre todo, se repitieran a sí mismos durante mucho tiempo. Dammers siguió con la banda a tranca y retranca, se llamaron The Special AKA, luego The Spatial AKA Orchestra, donde participó el inefable Shabaka Hutchings. Otros armaron Fun Boy Three, que era más new wave experimental, y tuvieron relativo éxito, en fin, muchos cambios, difícil llevar la cuenta de todos.
El que estuvo alejado por períodos más prolongados fue el vocalista Terry Hall, que después reveló que le había sido diagnosticado un trastorno maníaco depresivo y que había sido víctima de abusos durante su niñez. No obstante, Hall regresó a la banda en el 2009 y dieron varios conciertos en festivales y en programas musicales. Sin Dammers y sin Bradbury que había fallecido tres años antes, publican Encore, un muy buen disco en el que volvían a hacer temas nuevos. Destacan “Vote For Me”, una pieza sobre el descontento hacia la clase política por la ambición desmedida de esta y por su desconexión con los problemas de la gente de a pie, y “BLM” que es un relato en primera persona sobre la vida de Golding. El disco cuenta con la participación de Gary Powell, baterista de The Libertines, y de Steve Cradock, guitarrista de Paul Weller, entre otros. El álbum fue muy bien recibido por la crítica especializada y por su base de seguidores fieles, que un poco más viejos y barrigones supieron apreciar los temas un poco más maduros y down tempo de este disco.
Desde 1977, año en el que unos muchachos de distintos antecedentes culturales se juntaron en Coventry para formar una banda de ska, hasta bien entrados en el siglo XXI, es mucho lo que ha cambiado, y aunque el mundo parece ser otro, para las cosas malas sigue siendo el mismo. Citando al gran Luca Prodan, lo que avanza es la tecnología, porque el hombre sigue siendo el mismo. Lamentándolo mucho, los mismos problemas que hacían infelices las vidas de los inmigrantes jamaiquinos en Inglaterra, siguen presentes en muchas partes del mundo. El racismo, la violencia, la pobreza, la exclusión y la incertidumbre ante los grandes retos que afronta la humanidad, son cosas del quehacer diario, y nada parece que vaya a cambiar eso.
Concluimos que la base de seguidores de The Specials se divide en tres grupos. Están los más nostálgicos, para ellos la existencia de la banda puede ser una trampa, porque tomando en cuenta su tremendo legado, es fácil pensar que lo mejor ya se vivió o que lo mejor ya pasó. También están los no tan nostálgicos, que conviven con la esperanza de que muchos muchachos o muchachas con talento armen bandas para pasarla bien y para quejarse de lo que está mal en el mundo. Y estamos los de la tercera vía (hablando de ingleses), los que ya casi no esperamos nada, pero que cada tanto ponemos a todo volumen la versión en directo de “Guns of Navarone” para chequear qué tan vivos seguimos.
Acabo de leer el artículo, 29 febrero 2024, es decir casi 3 años después de su publicación. Muy buen resumen, no muy largo, bien escrito y documentado. Uno, 64 años, fue, y de alguna manera sigue siendo, fan absoluto y total de los Specials. Cuando hago ejercicio intenso, bici, correr, remo o bici, me gusta y me ,»pone» escucharlos. Siempre me traen buenos recuerdos y me recuerda lo buenos que eran. Especialmente su primer disco. El segundo también lo es, pero el primero es supremo. No me voy a extender más así que simplemente agradecer el estupendo artículo sobre uno de » mis» grupos: The Specials. Saludos y salud desde Vugo, España.