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“Screenager”: un acercamiento a los estragos de la construcción mediática de la imagen corporal

  • Diego Almao Diego Almao

  • 21 noviembre, 2020

    Podría decirse que “Screenager” es la oveja negra de todo Origin of Symmetry (2001), el segundo álbum de estudio de Muse. A diferencia de las otras diez pistas que componen la versión estándar de este elepé, “Screenager” no ofrece guitarras con distorsión ni un sonido épico y energizante, sino que explora un ambiente más tranquilo y pasajero, marcando un enorme contraste con las otras canciones que componen uno de los trabajos más aclamados de la banda británica.

    Sin embargo, “Screenager” sí mantiene cierta continuidad temática en Origin of Symmetry en la medida en que aborda la relación de las personas con la tecnología, una idea que, aunque no es común a todas las pistas, genera un marco de posibilidad para interpretar con esa clave algunas canciones que no son lo suficientemente específicas para rechazar dicho relato.

    En concreto, lo que “Screenager” nos presenta es una mirada hacia a) los adolescentes y personas en general que definen y moldean su cuerpo según lo que les ofrece para consumir los medios de comunicación y que, en definitiva, son sensibles a construir una imagen distorsionada e incongruente de sí mismos a partir de las influencias que reciben [1]; b) el distanciamiento del individuo respecto a su entorno, que es fomentado por el uso que el sujeto le brinda a la tecnología, que lo absorbería lo suficiente como para que relegue el entorno físico en virtud del virtual.

    ¿Cómo nos vemos en las pantallas?

    Vale indicar que el título de la canción es un neologismo formado de las pantallas “screen” y “teenager”, y que fue acuñando originalmente en 1995 para dar cuenta de los niños y adolescentes insertos en una cultura mediada por computadoras y televisores. El uso que hace Bellamy de la palabra no niega su significado original, pero quizá lo amplíe para contemplar a todos los que están insertos en un contexto similar.

    Después de una introducción en que es posible escuchar sonidos similares a tijeretazos, Matt empieza por acusar a un sujeto todavía desconocido de ser falso y de estar “siempre rodeado” (Who’s so phony and always surrounded?). Sin que él explicite qué es lo que rodea continuamente a esta persona, es posible inferir que se trata de elementos que influyen en cómo esta persona se percibe a sí misma, que pueden ser personas, revistas, televisores, o computadoras dentro del contexto de la canción. Vale indicar que los teléfonos inteligentes no estaban presentes a inicios de los 2000, pero que fácilmente pueden ser otra alternativa al ser estos dispositivos vías de comunicación y de recepción de información.

    La persona a la que se refiere Bellamy está sufriendo, y parece haberse alejado lo suficiente de su entorno como para que este no pueda saber de su situación (Stop your screaming, no one can hear). En la línea de la canción, este verso puede involucrar el descontento que el individuo siente hacia su cuerpo o identidad, descontento que habría jugado un rol en el distanciamiento del sujeto con las personas que conoce, sea porque estas lo rechazaron por su comportamiento, o porque el sujeto no se sentía cómodo al socializar a razón de la imagen distorsionada que tiene de sí mismo. También es probable que este distanciamiento haya ocurrido porque el sujeto invierte cada vez más tiempo en el uso de tecnología, relegando la interacción personal a un segundo plano.

    Al final de la primera estrofa encontramos un verso importante que da cuenta de una narrativa subyacente en la canción, esta es, la de personas que se infringen daño a sí mismos (All the scars on your skin: “post no bills”). Este verso también podemos referirlo a lo que nos ocupa actualmente, señalando que el sujeto se ha hecho daño en el transcurso de su crisis.

    El coro indica que este sujeto ha pasado por un cambio tan drástico que Matt señala que la persona actual es distinta a la que era en un momento previo, y que el sujeto debería recordar quién era originalmente (Who you were was so beautiful/remember who you were), quizá para empezar a reconstruir sus relaciones interpersonales y la percepción de su propia imagen a razón de lo mucho que la tecnología lo ha absorbido.

    La segunda parte de la canción ahonda más en el rechazo del individuo hacia su cuerpo o su identidad y en el distanciamiento que experimenta respecto a sus allegados. Por un lado, Bellamy le sugiere tomar distancia de los espejos (Hide from the mirror, the cracks and the memories), probablemente porque estos le refrescarían los sentimientos negativos que tiene sobre sí. Posteriormente, Matt le aconseja ocultarse de su propia familia (Hide from your family, they won’t know you now), que ya no podría reconocer al sujeto como un similar, sea por los cambios físicos que ha atravesado, sea porque ha estado expuesto a la tecnología por tanto tiempo que su familia ya no puede reconocer a la persona en que se ha convertido.

    Lo cierto es que el conflicto en la vida del sujeto lo ha llevado a tener una vida “estéril” en la medida en que al individuo se le dificulta o es directamente incapaz de experimentar emociones que despierten sus adentros (For all the holes in our soulshost no thrills). Vale señalar que los “agujeros” que tiene el alma del individuo serían signos de su malestar existencial, del sentirse solo por no saber quién es realmente y de haberse alejado de las personas que podían ayudarlo. La repetición del coro después de esta parte indica que dicho malestar continúa, al menos en su vena de pérdida o crisis de la identidad.

    Elementos para comprender el conflicto identitario

    En un primer momento, podríamos decir que “Screenager” aborda la vulneración del sí-mismo por el uso desmedido de la tecnología y la exposición a los patrones estéticos ofrecidos por los medios de comunicación. Esta vulneración del sí-mismo involucra, por un lado, el distanciamiento del sujeto con su entorno próximo a razón de la saturación tecnológica, y por otro, la dificultad de consolidar una identidad coherente y continua que le permita al sujeto insertarse en la sociedad y ser reconocido por los otros.

    Habiendo identificado el escenario, es posible detallar dos de las posibles causas que le darían lugar. Como se verá a continuación, estos factores están íntimamente involucrados con el periodo histórico conocido en Ciencias Sociales como Postmodernidad, y los fenómenos que la caracterizan o permitieron su génesis.

    La identidad como construcción permanente

    Hoy por hoy, la identidad de cada uno ha adquirido un carácter dinámico y cambiante como nunca antes en la historia escrita, lo que somos en el mundo ya no consiste en una etiqueta imposible de modificar en nuestro curso de desarrollo; podría decirse que somos obras maleables que se construyen continuamente, siempre recogiendo fragmentos de identidad en los distintos ámbitos en que nos desplazamos y que nos ofrecen diferentes posibilidades de ser y percibir el mundo.

    A diferencia de tiempos pasados, el individuo de la sociedad posmoderna no posee, de forma insoslayable, una etiqueta identitaria concedida al nacer en función de su rango social, género o clan familiar. A lo largo de su vida, y con mayor o menor nivel de libertad, será el artista-artífice de sí mismo, recogiendo, adaptando, conociendo e incorporando modelos, facetas, posibilidades que la sociedad en la que vive le ofrece. Es un acto creativo a partir de las posibilidades culturales que uno tiene a su alcance en la sociedad en la que vive (Alsina y Bravo, 2006, p. 127).

    Como comentan los autores, la identidad ha pasado de ser una etiqueta impuesta sobre los sujetos, a una obra que ellos pueden transformar continuamente a medida que se exponen a diferentes ámbitos, elementos y situaciones de la vida en sociedad. Es un trabajo de elaboración permanente, un esfuerzo de integración y desacoplamiento que se desarrolla en la trayectoria del individuo.

    Un factor que justificaría este nuevo estado de la identidad durante la Postmodernidad sería la sustitución de la ética de trabajo que caracterizaría a la Modernidad por la ética de consumo, actividad que pasaría a ser el centro de la vida en sociedad. Según Cabello y Ruiz (2004), los individuos pueden desarrollar estilos de vida diferenciados a partir de la variedad cultural ofrecida por el sistema y cuyos elementos pueden ser comprados.

    Puede que la vulneración del sí-mismo que presenciamos en “Screenager” se deba a que el sujeto protagónico de la canción no puede consolidar una identidad propia a raíz de las múltiples influencias a las que está expuesto. Una manera de justificar esa situación es la de Polo (2009), que considera que el sujeto postmoderno se limita a una identidad fragmentada por las exigencias del capitalismo en su etapa de consumo, que necesitaría que el individuo consuma mercancías que continuamente lo definan para mantenerse a flote. Este es un factor que puede ayudarnos a comprender mejor la canción, pero no el único.

    ¿Una identidad saturada?

    Otra explicación de por qué la identidad de los individuos contemporáneos es más flexible y moldeable que en tiempos anteriores, la encontramos en la idea de saturación social y colonización del yo propuesta por Kenneth Gergen, idea en que las tecnologías de información y comunicación y de transporte tienen un papel importante. Según explica Gergen (2006), la saturación social ocurre con el aumento de posibilidades de comunicación y circunstancias sociales que podemos enfrentar por el auge de lo que él llama las tecnologías de la saturación social, es decir, aquellas tecnologías que nos permiten incrementar las posibilidades de vinculación y socialización con otros.

    El proceso de saturación social habría empezado con el ferrocarril, el automóvil, el teléfono, la radio, la cinematografía y otras tecnologías que él califica “de bajo nivel”. Posteriormente, se desarrollaría una segunda fase del proceso de saturación social que acentuaría el fenómeno a raíz de los avances en materia de transporte aéreo, televisión y comunicación electrónica y a distancia (correo electrónico, videoconferencia, fax), que serían “tecnologías de alto nivel”. Cada una y en conjunto, estas tecnologías nos ofrecen la posibilidad de aumentar la variedad, cantidad e intensidad de nuestras relaciones con otros respecto a tiempos pasados.

    Hablamos de una “saturación” porque el sujeto se ve involucrado en una mayor cantidad de estímulos sociales de los que estaba acostumbrado. En un primer momento, el individuo se encontraba anclado en una comunidad pequeña y relativamente estable en la que hacía su vida social. En el planteamiento de Gergen, dicha comunidad va siendo sustituida por una colectividad más informe, variada y dinámica de situaciones y relaciones sociales. 

    Esta saturación social daría lugar a la colonización del yo, que consistiría en la asimilación de las formas de conocer y actuar en el mundo de aquellos con que nos hemos socializado. Gergen habla de una colonización porque la realidad social empezaría a tener presencia en nuestra interioridad, específicamente en nuestra vida mental y formas de percibir y experimentar el mundo. Las influencias de las distintas posibilidades de ser en el mundo podrían hacernos realizar acciones “incongruentes” o inverosímiles respecto a lo que hacemos normalmente, o al contexto en que nos desenvolvemos con mayor frecuencia.

    Integrando perspectivas

    Estas dos concepciones de la identidad en el periodo postmoderno pueden ayudarnos a comprender mejor el contexto sociotecnológico en que se inserta “Screenager” y a la canción como representación de un conflicto identitario en curso. El sujeto protagónico puede expresar estas dos concepciones en su andar, si ponemos el acento en el medio tecnológico y las posibilidades que ofrece.

    Fácilmente el computador conectado a internet puede ser el medio que exponga al protagonista de la canción a la serie de estímulos sociales que terminarían por colonizarlo e impulsarlo a desarrollar, en el peor de los casos, una personalidad no del todo congruente para sí mismo. Además, trasladándonos al presente, es más que obvio que el computador y los distintos tipos de comunicación electrónica que permite son una fuente de saturación social por parte del usuario, si consideramos que ofrecen la posibilidad de ocupar distintos espacios virtuales, particularmente las redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter, etcétera), blogs, foros, etcétera.

    De este modo tendríamos un sujeto conflictuado, que se reparte en diferentes espacios y que encuentra dificultades para articularse de nuevo y consolidar una identidad para su día a día, para su cotidianidad. Los estímulos e influencias que recibe de los distintos entornos en que se desplazan se constituyen como obstáculos al momento de definir una identidad continuada y coherente.

    ***

    Es importante destacar que “Screenager” y mucho de Origin of Symmetry fue concebido entre 2000-2001, una época en que el internet no contaba con muchas de las plataformas que tiene en la actualidad, y donde estaba mucho menos arraigado como medio para que el individuo se relacionara con el mundo, su entorno próximo, sus allegados, y de cierta manera consigo mismo. No obstante, en esa época la tecnología ya era lo suficientemente influyente como para situarla como elemento capaz de incidir en la idea que las personas tienen de sí mismas y lo que las rodea.

    Podría decirse que la sofisticación y masificación que ha tenido la tecnología desde 2001 hasta la actualidad ha repotenciado el elemento tecnológico contenido en “Screenager”, que se adecúa con precisión a un momento histórico en que la vida virtual absorbe nuestra vida y relega el espacio físico en un segundo plano. Su relato se ha renovado y fortalecido a razón del papel cada vez más preponderante que la tecnología ha adquirido, y que hace más verosímil una pérdida o confusión identitaria.

    Si bien la tecnología no induce un conflicto de esta magnitud en la mayoría de los casos, cabe preguntarse por la profundidad de los cambios que hemos experimentado en nuestro modo de vida a partir de su integración en múltiples ámbitos del día a día, y por las posibles resignaciones de la condición o naturaleza humana a partir de nuestro constante uso de tecnología e inmersión en espacios y realidades virtuales. ¿Cuál son los alcances de sus efectos y consecuencias?

    Nota al pie

    [1] Hablando de la canción, Matt Bellamy, líder y compositor principal de Muse, dijo lo siguiente: “Screenager es un adolescente moderno siendo atraído por la pantalla que desarrolla una imagen distorsionada de su cuerpo debido a las imágenes en las revistas y porque la tecnología está rechazando los cuerpos físicos en que vivimos. También es un poco sobre las personas que se cortan porque solía tener amigos que lo hacían y no sabía por qué. Intenté expresar que se requiere algo bastante serio para recordarte de qué se trata tu cuerpo”.

    Bibliografía

    Alsina, M. R., & Bravo, P. M. (2006). «Postmodernidad y crisis de identidad». Revista científica de información y comunicación, 126-146.

    Cabello, A. M., & Ruiz, J. H. (2004). «El sonido de la cultura postmoderna: Una aproximación desde la sociología». Saberes.

    Gergen, K. (2006). El Yo Saturado. Barcelona: Paídos.Polo, J. (2009). «Postmodernismo consumista y nihilismo de la mercancía». Endoxa, 309-357.

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    Diego Almao

    Diego Almao

    A veces estudiante de Sociología, a veces poeta. Diego es un observador de nuestro mundo que recoge por escrito sus hallazgos ya sea en verso o en prosa. Tocó las puertas de MenteKupa preguntando si podía tener una columna musical y sí podía publicar poesía o algo cercano a eso. Adivinen la repuesta. Amante del rock, la literatura y el pan. Posible viajero en el tiempo.

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