Siddharta nunca fue un sabio, nunca fue un iluminado, solo era alguien egoísta y temeroso. Descubrió que aquel que siente apego se llena de sufrimiento y miedo, así que lo abandonó todo, sus posesiones materiales, familiares y conocidos. Todo aquello que significó algo para él desapareció. Dejó de sufrir y tener miedo, pero todo siguió allí, tapado con un velo de sabiduría, como aquel que esconde algo debajo de la alfombra. Todo siguió allí, esperando que un día fuera capaz de enfrentar aquello de lo cual había renegado.