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1.1 Se descubre intentando prologar un libro de actualidad, pero ese no es el problema. Cuando dice descubre se refiere a una situación particular. Se trata de lo que hacía antes, durante y probablemente mucho tiempo después del asunto en cuestión.
1.2 Aclara. Tiene meses con una idea rondándole. Escribir un Elogio de la desconexión.
[un mundo delirante requiere puntos de vista delirantes, dice Baudrillard en el epígrafe escogido por Glad ¿qué vendrá entonces, un manicomio y su panóptico o será algo menor, digamos el registro de ciertos síntomas?]
1.3 Confiesa que antes de la pandemia era otra persona. Sobre todo en lo que tiene que ver con la vida social. Esa excesiva dependencia a la opinión pública. Y cualquiera podrá decir que no es nadie, ¿por qué tendría que importarle? Cree que actualmente todos somos públicos, lo único que cambia es nuestra audiencia. Algunos tienen más, otros menos. Otros compran; hay quienes trabajan para que los números suban cada día.
1.4 Antes de la pandemia era de los que quería participar. Hacerse oír. Pasar de sus otrora ejercicios de opinión periodística (en donde mixeaba desde su visión sociológica, filosófica o literaria) al podcast; ser youtuber. Pero la pandemia le quitó las ganas.
[es adicta a los dispositivos tecnológicos, ¿a cuáles? Desde dónde orarle a los Datos, al nuevo dios de la religión dataísta, la tecnorreligión de la que nos habla. Esto es profundamente teológico. He allí su reflexión tan aguda. Su efecto opiáceo se descubre: es una religión cada cable, cada antena, cada pantalla táctil y líquida]
1.5 Los primeros tres meses ya odiaba todo, la nueva vida. El telexistir o no telexistir que pregona Glad. La hiperconexión le enseñó que realmente lo suyo no era la de figurín mediático.
1.6 No tiene poco tiempo reflexionando al respecto. Hace años terminó una crítica a la racionalidad tecnológica que se convirtió en un libro. Ese es el proyecto que quiere ampliar hacia ese Elogio de la desconexión que vimos líneas arriba.
[¿será posible que se nos conceda el milagro de borrarnos, de banearnos para siempre, quién nos llevará a esa gloria? Me imagino a Glad conversando con Siri, con Alexa, ¿cómo es la nube, me amas, Siri, me amas, Alexa?]
1.7 Entonces en esa actitud es que le pilla Telemática, allí es donde se descubre tratando de ir de nuevo hacia el tema.
1.8 Apunta lo que viene a su mente para continuar escribiendo sobre ello, es que se trata de una dimensión de su vida de la que está saturado; tanto, que ya no podía ser la opción volver a la crítica sino a otro asunto. Lo que ya hemos visto. La desconexión.
[¿amas todo lo que va a morir, también a los viejos disquetes de 3 y un medio, las tarjetas perforadas, los mitos previos a la nueva madre/diosa? Todo tiene su antecedente, su vestigio. Me veo dando control+Z a mis errores cotidianos]
1.9 Aclaración: ¿por qué esta voz? De unas reflexiones solo se puede hablar a través de otra reflexión. Porque la escritura es espejo, uno que rebota bien, no una falsa imagen. La escritura, lamentablemente, no tiene filtros, ni la luz de Oslo que en Instagram te blanquea la cara.
1.10 Entonces, mientras leía (ya ha leído tantas veces) el libro de Glad, también hojeaba el Pequeño elogio de la huida del mundo de Rémy Oudghiri, Elogio del caminar de David Le Breton, Una guía sobre el arte de perderse de Rebecca Solnit y el que tiene abierto ahora: Cómo no hacer nada: Resistirse a la economía de la atención de Jenny Odell.
[cuando dijiste que el amor era la visión nítida con la Internet lenta, pensé ¿qué pasará con la carta suicida que se escribe en el documento de drive, qué pasará si el Internet se cae, ¿se detendrán los suicidas en su ejercicio de tejer el nudo corredizo, del salto y su paisaje?, ¿o más bien aguardará a que regrese la conexión, lo transmitirá en un live, en streaming?]
1.11 Pero ¿por qué comenta esto, de qué le sirve, por qué habría que importar en estas páginas que se supone deberían ser el pórtico a la lectura de Glad?
1.12 Porque en sus breves páginas se resumen los tratados anteriores. Hay en el libro de Glad, desde luego, crítica, pero también una angustia, insiste, que es al mismo tiempo existencial y teológica (esto no es un pleonasmo, desde luego). Glad parece que guiña orando a la madre Internet, sin embargo, no es humor lo que hay allí, es, repite con su letra menuda: angustia.
[quería dar scroll a las páginas de Telemática. Paradójicamente no pude. Me quedé con tu visión de Netflix y las mil y unas noches, me quedé con ese remedo brillante de veintiún pulgadas de Sherezade. Creo que no habrá otra temporada. Si la quiero debo regresar y seguir orando, ojalá que haya presupuesto para que la renueven]
1.13 Hay en Telemática los estragos de la economía de la atención. Es el diario de quien ha sucumbido a la psicología social de punta, escribió. De la que se alimenta de la neurosis likeadora. De la kardashianificación del mundo. Pero quiere, repite, en su angustia, huir. Resistirse. Caminar. Escapar por alguno de los caminos alternos.
1.14 Piensa… el dios de la razón moderna se ha transfigurado. Ahora las iglesias tienen su antena de WIFI en lo más alto de sus cúpulas y minaretes. En algún lugar de Aire de Dylan de Vila-Matas, uno de sus personajes dice algo tipo: Si Dios está dividido en su trinidad, ¿por qué he de querer la unidad? Ahora todos nos fragmentamos en múltiples ventanas de videoconferencias, en grupos de chats y en el multitasking del día a día. En el feed infinito como el cielo. En el loop de nuestras contradicciones.
[también Zoom será nuestra perdición. Bien dicho Glad. Como el meme: del boom al zoom latinoamericano]
1.15 Conectados o no conectados, he ahí otro dilema. Activar notificaciones o no activarlas, he allí el dilema. Borrar Facebook o no borrarlo, he allí una aspiración justa pero inalcanzable.
1.16 Le rondó una pregunta durante semanas, ¿es el libro de Glad una poética de la angustia o de lo digital? Cree que lo primero. Toda poética es contextual y en ese sentido responde a su realidad material más inmediata. Transcribió. Bien podríamos sustituir ciertos sustantivos por televisión o cualquiera de los demonios previos. Sin embargo, nos quedaríamos en el mismo erial. Tiene sentido el eco teológico, insiste ¿acaso las catedrales no fueron los primeros medios de comunicación de masas, cuál es la diferencia entre el embeleso del canto gregoriano y el pathos al mirar un vitral, no es el mismo ante el mix de YouTube y el feed de Tik Tok?
[ese árbol existe, Glad, el que cae en el bosque, el que has nombrado, porque no lo ha grabado nadie pero sí el Gran Satélite, el nieto de la Voyager que se sigue alejando en el espacio y no la veremos nunca más como el cuervo del nevermore]
1.17 Por eso cree que es un libro que se sostendrá con el tiempo. Porque canta la angustia, repite, si no es existencial, si no es breve, si no es diario de apuntes, reflexiones, no podría pasar de este año.
1.18 Escribe en letra roja sobre los márgenes del libro: el mundo ha cambiado. El siglo XXI realmente ha entrado tras la pandemia, antes era un remedo de siglo XX con teléfonos y Google Earth. Ahora sí estamos haciendo la videollamada de Los supersónicos, Bladerunner o Total Recall. Así como en esos cuentos, los privilegiados siguen viviendo arriba, en un lugar tan alto que no podemos divisar lo que hay debajo, los que vigilan no son vigilados por nadie y debemos pagar por el oxígeno. Eso sí, hay héroes pero creo que están desconectados o en proceso, la mayoría en las calles tratando de encenderlas y provocar algunos cambios. Provocar El Gran Apagón.
[quise dar me gusta a todas las páginas. Pero se colgaron las pestañas. Como el meme: había más de veinte abiertas y cuatro colgadas. No sabía de dónde venía la música. Pero sonaba]
1.19 Pero más allá tiene esperanza. Escribe. Esperanza sin optimismo, dice Terry Eagleton. Porque sigue creyendo que Internet es una tecnología limitada. Oscurantista. Si Internet fuera una odiosa serie de hitos históricos lineales, estaría en su fase prehistórica. Si fuese un antropólogo moderno escribiría en su diario etnográfico: Internet es primitivo.
[ay de tu digital homeless que vaga buscando WIFI por ahí a la muerte digital. Se permiten los muñones de los niños bombardeados, pero la punta de los senos no. Ni doncellas ni lactantes. Ninguna]
1. 20 A lo mejor telexistamos si superamos ese lugar. Si oramos bien al nuevo dios, a la nueva diosa reedificada por el universo.
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