Viacrucis a la nada
En la lejanía avizoro voces que devienen de las raíces.
En la tierra del exilio la mudez es lo único que persiste.
El desierto con su sol que entra a las pupilas,
con su eco de la nada,
con sus fantasmas que desconozco me dejan a la deriva,
en una tormenta agarrada a mi pecho.
En ese aislamiento de arena y de sol,
de silencios que se hacen remolinos en los días,
de murmullos a mí,
de un viacrucis a la nada y a ese encuentro
con mi grito que no me alcanza
no queda sino una voz muda que saca los colmillos.
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Palpando la nada
Todo es extraño, figuración de una mente perversa.
No queda sino el grito en un espacio de susurros perdidos,
de imágenes desfiguradas, de un cielo que oculta cualquier camino a la luz.
Un dios-demonio parece burlarse desde el silencio de los objetos
y la puesta del sol tiene un único fin: enloquecerme hasta hundirme en el mutismo.
El tiempo viaja en espiral,
caracol que agoniza en los pliegues de la gran noche.
El vacío se traga lo que va tocando y yo soy una ciega al palpar
un mundo que se cierra al deslizar la mano.
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En una alba rota
Esta lejanía me hace ser olvido, una presencia que se consume, un fantasma que vaga por una tierra de polvo bajo un sol ardiente.
Espejismos y luz calcinando los hombros es todo lo que me sostiene. Aferrada a ese desierto el sol me ciega, la piel cae a pedazos, las palabras destinadas a morir en la garganta pasan como arena revuelta con sangre.
Soy una aparición en un territorio de la nada. Intento salvarme, siendo solo despojos en un alba rota, en tierras sembradas de raíces negras. Pájaro herido que pronuncia un graznido al que huyen todos.
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Todo luna negra
No comprendo la luna negra, ni ese cielo incandescente,
ni su bosque hecho de sombras al espantar los pájaros,
y la ausencia de lluvia purificando los días.
No me queda sino la tierra de origen
y el horror de ser devorada por ese territorio muerto.
Solo quiero ser raíz sembrada en un suelo desértico
algo que tenga algún tipo de rumor, de mudez,
pero no soy sino un brote a la orilla de la vida.
Como huérfana busco dónde respirar,
un origen inventado, un mundo que pueda nombrar como principio.
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Soy una huérfana
De vuelta sigue existiendo el mismo inhóspito mundo,
un universo de memorias que caen y eclipsan el presente.
Todo sucumbe sobre mí como una sombra, todo el mundo
desplomándose como el grito herido de los arcángeles.
La ciudad, un innegable monstruo,
hunde mi ser bajo millares de hojas ennegrecidas.
Yo una simple tripulante que nadie quiere ver,
una desamparada de esa tierra que arrojó mi ser
a un destino imposible.
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Soy algo que apenas respira
Contemplo en mi costado una procesión de ocasos que golpean mi barca,
pasan inagotables en mis arenas. Temblores que marcan mis cordilleras
se convierten en cenizas. Vuelan sobre mí. Se alejan presurosos
los pájaros rojos y queda un nudo en la garganta.
Soy silencio con mueca de grito.
No hay tiempo para derrumbarme, ni sentido de entregar mis huesos yríos
de ensueños a esa peregrinación de ocasos.
Todo lo observo desde una lejanía de raíz, de piedra. Queda ser eterna roca
anclada a un poniente, algo que respira pero apenas ve y jamás podrá
pronunciar su nombre, sus muertes y eso que nos revela.
Queda ser un espectador que se llora para adentro, uno que apenas
es mueca de grito queriendo arrancar de su alma un lamento.
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Soy abismo
Entonces inevitable una soledad se hunde en mi pecho.
Desde este abismo de silencios
me sonrío. Nadie me mira.
Sola, atraviesoesta existencia de pantanos
y me derrumbo en mis propias aguas.
Espero tu barco,
sin embargo ni siquiera lo has soñado.
Mientras las olas golpean mis pies
espero que el viento me susurre
lo que dice tu corazón,
pero trae silencio,
y una sucesión de crepúsculos
……………………………………………….que me atraviesan.
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Liviana caigo en tu orilla
Eres un instante que contemplo, uno que parece latir como roca herida.
Canto que se desliza por los intersticios de los días.
Tu puerta se ofrece pura en la distancia,
tu puerta se ofrece balanceándose eterna.
No sé callar ante ese sendero que quiere ser amado.
Te me presentas como el aletear de todos los silencios del universo
que murmura sobre un paraje de arrullos, eres un cielo sembrado de
estrellas que me atraviesa y un canto de incertidumbres que deseo escuchar.
Déjame caer liviana en tu orilla, en esa pendiente desde la que transitas hacia ti
y te sumerges en tus pulsaciones de agua.
Déjame caer en ese devenir que te encierra y rodea distante, puro; en ese tejido de puertas
y ventanas en el que pendulas atravesado por tus gritos y esa voz que te hunde.
Déjame contemplar ese infinito que indagas a través de tus pupilas,
y me acercaré a tu orilla de pulsaciones que me surcan.
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Tú, mi mesías
Lejos y sin embargo te siento, escucho tu silencioy veo cómo levitas a mi ladocubierto de luciérnagas desprendidas de mi oscuridad y despojos…
Me grito: eres lo que siempre esperé; el barco surcador de mis anchos ríos; el que ahuyenta de mis pupilas los horrores del amanecer…
Te espero como a un mesías
porque en ti deseo descubrir
lo que aún no se revela en esta tierra:
Las palabras que resuciten,
el milagro de los días,
el cuerpo y el espíritu que me salven
de tanto tiempo que se pierde entre tus mareas.
Espero desde esta lejanía que mis gritos naveguen en el aire hacia un puerto inalcanzable y logren llenar ese abismo que también te atraviesa.
Lejos del mundo sin tu presencia, yo me veo como una hoja que vuela y se desprende de todo; arrojada por dioses a estas silenciosas calles desérticas de ti; errante voy atravesando desierto y mares como un pueblo sin tierras…
Mientras un nudo me ahorca, de nuevo gesticulo: estoy deshabitada de ti…
Soy un grito que se hunde en sí mismo al no hallarte.
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Pájaro soy
Lejos de ti,
el escepticismo, lo único que nos acerca,
lo contemplo en el espejo de los días.
No eres mi mesías, el barco surcador de misoleajes,
ni el que ahuyentara de mi reflejo horrores de los días.
Me grito: sombra es, únicamente sombra…
Solo me evocas unaluvión ahogando retoños,
una hoja seca hundiéndose en las corrientes del río,
una nube desvaneciéndose al suspirar el viento.
Nada oscurece mi sonrisa, pájaro soy.
Vuelo hacia el cielo, olvido los círculos.
La tierra me canta y los pies se hunden en ese arrullo,
el viento me besa y susurra una epifanía,
la noche me abraza y las manos ofrendan una oración a los dioses.
Lejos de ti, pájaro soy.
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Pertenecíamos al mismo instante
El cielo volaba sobre mí: marea deslizándose sobre las lunas. Un gorjeo descendíasobre mi cabeza y espalda, entonces era un diente de león que navegaba ligero con el viento y entonaba un pasaje que solo los arcángeles conocen, uno desconocido, pero sembrado en mis raíces.
Era el principio de mi vuelo sobre las playas de la vida. Tú te movías sin que fueras parte de mi aliento, parecías pertenecer al mundo de los insectos y los dragones.
Atada a los latidos de días permanecí en comunión con tu arcángel. Cercano en ese día en que el firmamento me envolvió, me purificó con un baño de luz y me trajo una epifanía. Cercano te hiciste con el devenir que nos pasa.