¿Conoces a Stella Corvalán?
A media voz
(…)
III
Nadie puede castigarme
que no pertenezco a nadie;
acaso en alguna estrella
tengo oculto mi reinado.
Ningún abrazo en la tierra
tiene la cósmica fuerza
del titilar de los astros.
Nadie puede acariciarme
que no pertenezco a nadie.
Mi reinado está en el canto
pero yo… ¡no soy de nadie!
Poeta chilena nacida en 1913.
Stella fue la primera escritora chilena que expresó en sus poemas las tonadas chilenas, y parte de su trabajo literario se ha inscrito en la corriente surrealista.
Ocaso
He tenido mi noche estrellada,
he tenido mi tarde de sal,
he gozado el supremo deleite
enredada en la fe de crear.
Pasó gran parte de su vida viviendo en diferentes países, lo que le dio la oportunidad de ser reconocida como escritora internacionalmente, sin embargo, sus raíces latinoamericanas se mantuvieron intactas. Dedicó el poemario Geografía azul casi enteramente a Chile, sus paisajes, cultura, su gente.
Talca
(…)
Quiero cantar a mi ciudad primera,
densa de sol, madura de campanas,
que fueron en los juegos abstraídos
mis palomas de plata (…)
Fue amiga muy cercana de Juana de Ibarbourou, a quien consideraba una hermana, y le dedicó el poemario Amphion, como era el nombre de la casa de Juana.
La hermana
Yo hubiera deseado la hermana fraterna,
el gesto sin ira,
la hermana prudente, la sabia, la altiva,
que me defendiera de la vida misma.
(…)
Una hermana clara cual arroyuelo,
una hermana simple que de mis abismos
me fuera librando casi sin palabras,
solo con el gesto cálido y sereno (…)
Ibarbourou, así como otras personalidades de la literatura de la época, dedicaron textos de reconocimiento al trabajo artístico de Stella. Pío Baroja escribió: “He leído este poema titulado ‘Sinfonía del viento’, de Stella Corvalán, con un fervor que yo no suponía en mí. Hay grandiosidad e inspiración en esta poesía panteísta en donde se agitan los aquilones y las nubes tempestuosas, sobre el mar y la montaña…”.
Incógnita
¿Quién me dio esta ansiedad para el camino
y esta tremenda sed de cielos nuevos?
¿Quién me pulió las venas en el goce
de los maduros soles en horizontes tersos?
¿Quién fue esparciendo sobre mis raíces
polvo de estrellas y rumor de alas,
y me clavó los sueños en la angustia
de vuelos eternales?
¿Por qué tatuó mi boca en la caricia
y puso luna inquieta sobre el cuerpo?
¿Por qué mezcló en mi ser la gula intensa
con el éxtasis pleno?
¡Ah, no sabes cómo agoniza el alma
en mis hondos incendios!
“Yo admiro mucho la obra de Stella Corvalán, de un lirismo profundo y auténtico, titulado, tan acertadamente, ‘Sinfonía de angustia’. Tiene razón la autora en decir que hay en ella un grito, una canción y un rezo. Es siempre uno de esos tres acentos el que se escucha en sus poemas”. Escribió Jean Sarrailh, rector de la Sorbona.
Sin embargo, Stella, que escribió más de una docena de poemarios y ser una escritora reconocida internacionalmente, no fue celebrada y difundida en Chile con la misma exaltación que tuvo, por ejemplo, Neruda. En los años ochenta se reclamaba en los medios que desde el año 1949 no se publicaba absolutamente nada de Stella en Chile y que permanecían inéditas las obras Sinfonía del agua y Sinfonía del fuego, que completan su trilogía con la publicada Sinfonía del viento.
Íntimo duelo
Stella Corvalán volvió a la patria,
la requería con su voz antigua
el paisaje sereno de su tierra
y el llamado sin voz de la nostalgia
que se hizo flor sobre su carne fina.
Stella Corvalán volvió a la patria
y la aguardaba un festival de espinas.
(…)
Su hermana de la vida, Juana de Ibarbourou, le escribió el poema “A Stella Corvalán”:
Tienes de un arpa eólica el sonido
Juana de Ibarbourou
musical, desgranado por el viento.
¡Eres poesía amando a la poesía,
más que a un amante de tu amor sediento!
Te entregas toda a la faena augusta
de hacer el verso y crear poesía.
Poesía de la noche y de la aurora,
poesía del tramonto y mediodía,
de pecho de hombre y de mujer unidos
en la perfecta, eterna melodía.
Destino de poesía, sacerdocio
del poema ascendiendo a la garganta
como columna cálida de incienso.
¡Cómo es sagrada la mujer que canta!
Stella Corvalán, porque tú cantas,
que te protejan ángeles y dioses,
euforia sean tus salutaciones,
himnos triunfales sean tus adioses
¡Y solo rosas, rosas, rosas, rosas,
sieguen tus hoces!
Referencias
Corvalán, Stella, Amphion, Imprenta Gaceta Comercial, Monte Video, 1949.
Corvalán, Stella, Geografía azul, Escuela Nacional de Artes Gráficas, Santiago, 1948.
Corvalán, Stella, Luna rota, Talleres Gráficos Minerva, Madrid, 1957.
“Lectura de poemas de Stella Corvalán”, [artículo] La Mañana (Talca, Chile), sept. 18, 1982, p. 5.
“Stella Corvalán, poetisa talquina”, [artículo] El Centro (Talca, Chile), feb. 12, 1995, p. 4.