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Hace tiempo atrás se reveló que la CIA en el contexto de la Guerra Fría espió durante muchos años a los principales intelectuales y escritores franceses tales como Sartre, Foucault, Barthes, Lacan. ¿Qué buscaba la CIA al pagar a un amplio personal que se dedicará a seguir los pasos del razonar y del hacer de estos líderes del pensamiento? Bueno, ya lo sabemos: ganar la batalla de la imaginación, ganar la batalla de las ideas y de los ideales. En otras palabras: sobresalir de la opresión requiere proyectar un pensamiento libertario. Y en esa brújula está nuestro destino.
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Bajo esos entornos se mueve con destreza la poética narrativa de Edgar Borges en su nueva novela Figuras (Trampa ediciones, 2023). Es una muestra más de cuan viva está la literatura en estado salvaje, experimental y explosivo. Figuras tiene el ludismo textual de El Principito de Antoine Saint Exupéry. Por eso se lee y se interpreta con la genialidad de niño. Figuras es quizás un mapa de los saltos que le falta a nuestro espíritu para dejar el conformismo mental, la corrección política y los hábitos de la domesticación del realismo capitalista. Es lo que Enrico nos vierte en su polemos. En alguna parte de la novela se dice: «Saltar para volver siendo otro; tantos saltos, muchos otros». El novelista venezolano Borges no le teme al desarrollo de una subjetividad poliédrica. Es más nos dice que la ruta psíquica de liberación está en la creación de esos muchos otros que están dentro de nosotros mismos. Por ello, Enrico lleva esas cartas en blanco a Federica. Por eso salta y rompe las repeticiones y se sale del sistema de simulaciones. Esa es la enfermedad que nos corrompe: la simulación. Así lo vemos en el recién laureado cortometraje Loop de Pablo Polledri donde una pareja rompe la simulación uniforme del mundo por adquirir conciencia de autonomía. Contra esa simulación es que salta el jazz, salta el arte Fluxus, salta el cubismo, saltan las muñecas de Armando Reverón. En una sociedad donde no hay saltos, solo nos queda el reino de la simulación. Lo dicen los textos cismáticos de Marcuse, de Didi-Huberman, Agamben, por solo nombrar algunos. Ya también lo exponía con maestría y clarividencia el novelista polaco Stanislaw Lem en su texto sobre las narraciones de Ijon Tichy, específicamente en el Viaje Séptimo. Allí Tichy, ese viajero estelar, viajando en su nave espacial un meteorito impacta la nave y entonces se avería el timón. Mientras esto sucede se da cuenta que requiere otra persona para hacer la reparación. Sin embargo, la nave entra en perturbaciones gravitacionales y en esos remolinos de tiempo aparece su yo del pasado para ayudarle. Y aparecen sus yoes del futuro y todas esas perturbaciones lo llevan a desafiar su forma de resolver sus propios dilemas y certezas. Porque enfrentarte a tu propio yo es dar el salto. Con toda razón Enrico llega a manifestar el propósito que lo guía al acercarse a Federica: «…activarle el fuego del salto en su cuerpo». Allí hay erotismo. Pero trasciende el erotismo: es la capacidad de saberse otro en tanto descubro mis anomalías y mis visiones.
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Edgar Borges le llama a esa operación: el tercer pensamiento. En ese ensayo como una suerte de ars poética, Borges nos revela su hoja de ruta: solo cree en una literatura de vasos comunicantes. Allí se conecta y se multiplica lo fantástico y lo científico, lo popular y lo clásico, lo matemático y lo artístico. No podía ser de otra manera: sobresalir en la edad de la opresión requiere hacer uso de «los dibujos de las figuras abiertas». Esas imágenes insertadas en la novela demuestran otras figuras, otros haberes del alma. Formas de la intensidad de lo que somos. Formas de fisuras, formas de relámpagos del porvenir. Y volvemos a ver en esos trazos futuras brújulas, futuros pasos de la humanidad que nada ni nadie podrá reducir a una nomenclatura ideológica o a una inteligencia artificial opresiva. Enrico y Federica como la pareja edénica tienen sus resentimientos y sus bajezas pero su libertad los purifica. Porque Borges sabe y siente que nuestra condición humana aún dentro de su absurdo está llena de luminosidad. Y no dudamos que esa es la pasión de Borges, la pasión del tercer pensamiento, ese que siempre será espiado por todos los gobiernos del mundo y de la historia. Ese tercer pensamiento que supera cualquier tercer mundo físico y espiritual de alienación, de caos y de miseria.
Calabozo, marzo 2023.
Excelente!!!
Nuestro Pensamiento expande la luz interior de cada ser humano
Excelente✍️