Presentación del libro El Volcán sumergido. Poesía social de vanguardia en Latinoamérica y Guerra Civil Española (1919-1939) de Alejandro Bruzual [1]

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Cosa curiosa los volcanes. Objetos misteriosos de la naturaleza: impredecibles, histéricos, irascibles, capaces de desatar un universo de destrucción a su paso. Una simple erupción modifica paisajes, formas de vida, relieves…Pero aquí, no vamos a hablar de un volcán en abstracto. Por el contrario, hablaremos sobre un volcán con unas características bastantes peculiares: un volcán sumergido. ¿Qué diferencia a un volcán sumergido de uno que no lo está? ¿Sumergido quiere decir que el volcán está fuera de actividad, es decir, inactivo? Volcán, del dios romano del fuego. Sumergido: zambullir en un líquido. Frente a este título, El volcán sumergido…, podemos preguntarnos: ¿Qué persona o institución decidió, por voluntad propia, ahogar aquello que, en combinación con el aire, cobraba vida y se esparcía? Volcán, fuego, ahogar, zambullir, ocultar, tienen sentido al leer este ensayo. Podríamos preguntarnos: ¿Qué fue aquello que fue hundido, ahogado, zambullido? Pero también, ¿Qué fue de aquello que fue ahogado, hundido, zambullido? ¿Qué queda de esa lava incontrolable? ¿Qué era esa lava incontrolable?
Él volcán sumergido es, como su nombre lo indica, un texto que erupciona y cuya lava abre caminos, callejones, veredas, calles con direcciones únicas, dobles vías, avenidas y pequeñas carreteras. Una fuente que no deja de manar informaciones, detalles, pequeños hilos por los cuales guiarse, avanzar y encontrar caminos inexplorados. Más allá de los temas centrales, (poesía social de vanguardia en Latinoamérica y guerra civil española (1919-1939), asistimos al despliegue de un campo de investigación y análisis que nos recuerda que aún quedan deudas pendientes con un período de la historia latinoamericana y, sobre todo, con las formas de categorizar y temporalizar sus momentos literarios.
El libro trae a flote, es decir, saca de las profundidades de la historia, la siempre tensa y conflictiva relación de la poesía con los poderes fácticos. La más evidente, aquella que se desarrolla en el campo político: el franquismo aplastando toda condición de posibilidad y despliegue del deseo utópico, y una comunidad poética latinoamericana perseguida por su gesto vanguardista y su compromiso con las luchas populares. La menos evidente, si se quiere, es la que se desarrolla en el campo literario: un canon ensamblado arbitrariamente, plagado de conceptos institucionales (o institucionalizados) que definen géneros, formas, categorías y modos de agrupar que se sostienen, siempre, sobre una exclusión.
Frente a la primera relación, El volcán sumergido… reconstruye el gesto político de las vanguardias latinoamericanas con sus debates, conflictos y modos de creación. Pueblo, etnia, trabajo…funcionaron como categorías base para la producción de un mundo poético que daba rienda libre al deseo utópico en sus múltiples formas, construyendo imágenes e imaginarios del mundo por venir frente a los poderes. Más allá de las tensiones, posicionamientos y superficies de inscripción, las crónicas, artículos y poemas producidos durante este período generaron debates que tendían al despliegue de una política de la amistad (Derrida dixit): “una comunidad de estrategias equivalentes, un hablante común, […] interpelado por un destino mayor” (Bruzual, 2021, p. 43).
Frente a la segunda relación, la del canon literario, Alejandro realiza el gesto derridiano de enfrentar y deconstruir el concepto, noción o categoría de archivo. Desde la revisión de las revistas Amauta, el Boletín Titikaka, Contra, Repertorio Americano, Revista de Avance, entre otras, Alejandro intenta develar la huella de acontecimientos y escritores que fueron borrados, destruídos y manipulados por los poderes fácticos y siempre arbitrarios del campo político y el campo literario. En este sentido, y parafraseando a Derrida, deja desnudo el arkhé, sin archivo, haciendo visible la cara oculta de su mandato. Así, entre Neruda y Vallejo, entre Octavio Paz y Nicolás Guillén, van apareciendo una constelación de poetas, hombres y mujeres, que buscaban capturar y definir la sensibilidad de un mundo que marchaba hacia el totalitarismo.
Regresemos ahora a las preguntas que planteaba al inicio de esta presentación. ¿Qué era esa lava incontrolable? ¿Qué queda de esa lava incontrolable? Nos queda la poesía y la crítica constante a la separación entre arte y vida. Si, como se plantea en el libro, las vanguardias no pueden cambiar el contexto social, pero el contexto social puede cambiar las vanguardias, podríamos convenir que, en un mundo en donde lo teológico, en tanto fundamento y sustancia de la política, carece de efectividad en términos de la construcción del futuro, lo mesiánico implícito en las vanguardias poéticas bien podría regresarnos a un horizonte de futuroridad. Por más romántico que parezca, la nostalgia del futuro que las vanguardias imprimieron al contexto social y político del momento, es sumamente necesaria en los tiempos que transitamos, en tanto imagen espectral que podría desestabilizar nuestra experiencia sensible [2]. Otro eje de lectura de este texto. Un eje que explora los límites siempre porosos entre el panfleto y la innovación estética. Unos límites que ponen en tensión la superficie de inscripción del poema y el poeta, al interrogar su relación con lo subalterno y las modalidades de alternancia entre lo culto y lo popular en los procesos de construcción y pretensión de hegemonía.
¿Qué fue aquello que fue hundido, ahogado, zambullido? Las respuestas, desde el campo político, saltan a la vista: una España fracturada, herida. Una España desbordada por un franquismo sociológico donde el regreso a los años terribles de la dictadura es, siempre, una posibilidad. En el campo literario, como intentamos dar cuenta anteriormente, nos enfrentamos a un canon literario fundado en omisiones y exclusiones. ¿Qué fue de aquello que fue hundido, ahogado, zambullido? Aunque sumergidos, la constelación de poetas y poemas que se produjo durante este período persiste y continúa erupcionando. El libro de Bruzual es una muestra de ello.
Este libro comienza con una cita de Eliot: “[…] los poetas muertos dejan de sernos útiles a menos de que tengamos poetas vivos también”. Para cerrar, yo quisiera traer una cita robada a un poeta recientemente fallecido, a quien no conocí, pero que por las amistades en común, muy parecido a lo sucedido con las vanguardias latinoamericanas, he llegado a considerar un amigo. Quisiera rendir un homenaje a César Panza y traer una cita de Mariano Picón Salas que bien podría dar cuenta de este libro: El volcán sumergido….puesto que nos recuerda que la historia nos interesa y angustia “no solo en cuanto pasado, sino en cuanto prueba de la psicología del hombre y de las reacciones del grupo social y en cuanto ayuda a alumbrar, también problemas y vivencias contemporáneas”.
Notas al píe y referencias:
[1] Una primera versión de este texto fue leída en el marco de la Feria del Libro 2022.
[2] Como espectros de futuros perdidos que cuestionan la nostalgia formal del mundo del realismo capitalista (Fisher dixit).
Alejandro Bruzual El Volcán sumergido. Poesía social de vanguardia en Latinoamérica y Guerra Civil Española (1919-1939).