Kaiser Chiefs articuló entre sus primeros discos un enfoque espontáneo hacia lo social. No sería hasta Education, Education, Education & War (2014), donde la banda le dedicaría mayor cohesión a través de algunas canciones que abordan diferentes aspectos y situaciones en torno a lo bélico, no con el enfoque distópico y tecnológico que Muse desarrollaría un año después con Drones, sino uno más convencional y susceptible a vincularse con lo que ha pasado dentro de los conflictos armados que la humanidad ya conoce.
“The Factory Gates” es una excepción a esta preocupación por lo bélico. Si bien todavía hay un interés por examinar una situación en la que median fuerzas que sobrepasan la voluntad del individuo y que corresponden con la sociedad en que vive, el elemento bélico ya no se encuentra presente. En su lugar, Kaiser Chiefs aborda la explotación y falta de realización del trabajador de clase obrera durante las revoluciones industriales de los siglos XVIII y XIX en Inglaterra.
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Ricky Wilson nos ubica de inmediato en la segunda revolución industrial inglesa nomás empieza la canción (So this is the age of the train/all aboard for the labour exchange/my mind is running away with me), señalando además cómo los ferrocarriles a vapor, podían ser usados por los obreros para movilizarse a cumplir sus labores donde se requiriese sus servicios. El tercer verso, por su parte, adelanta uno de los puntos más importantes de la canción, el deseo del obrero por huir de la fábrica debido a la insatisfacción que siente el día a día de ese lugar.
El coro ilustra con mayor claridad el día a día del obrero (They tell you day after day/to make your way through the factory gates), y aborda también, de manera breve, dos momentos en la vida de un bien, su producción y distribución (What you make on the factory floor/You take straight to the company store). No necesariamente el trabajador que elabora el bien es el mismo que lo moviliza para su comercialización, pero aquí la banda se ha tomado una licencia, quizá para acentuar el rol del trabajador como una pieza en la cadena de producción.
Al final del coro, encontramos otro par de versos que manifiestan la explotación del obrero en su situación laboral, indicando cómo su vida y horizonte de futuro pertenecen a sus patrones hasta que ellos ya no puedan sacar réditos de él (Till they can break your will anymore/You’re contractually tied to death’s door). Esta referencia a una “puerta de la muerte” puede interpretarse literalmente si consideramos que era posible que un obrero pudiese morir en la fábrica por el desgaste físico al que era sometido, o que su agotamiento y esfuerzo lo condujeran a un estado de salud bastante deplorable y frágil.
En la segunda estrofa, seguimos encontrando referencias al deseo de huir del trabajador, que reflexiona sobre cómo no ha dejado la ciudad en que nació, para marcar el contraste entre su vida y la de un presentador conocido por sus expediciones a muchos lugares del mundo (I never left the town I was made in/Whicker’s World, I’m Michael Palin/My mind is running away with me). De esta manera, refuerza la magnitud de sus fantasías, a partir de travesías que nunca han ocurrido y que difícilmente puedan plasmarse en su realidad.
Uno de los alimentos más comunes para los trabajadores de ese entonces y sus familias eran las hogazas de pan, que difícilmente brindan el sustento nutricional suficiente para mantener el vigor. Kaiser Chiefs referencia esta parte de la cotidianidad del obrero de manera superficial y como un detalle de paso (I record every one of my failings/by tying bread bags onto the railings/My mind is running away with…), pero es al fin y al cabo otro elemento que conforma el paisaje opresivo de la clase obrera inglesa de mediados del siglo XIX.
Es en la tercera y última estrofa, donde encontramos las mayores manifestaciones de la insatisfacción e inconformidad del trabajador respecto al sitio y situación en que está actualmente (Not enough, not enough/I want wider than this island), indicando también que a él no le basta con lo que conoce dentro de los límites de su ciudad (Everything you’ve ever known/is in these city walls/what you thought was way too much it’s not enough, it’s not enough). Él quiere ir más allá de esas paredes para viajar y conocer el mundo que está del otro lado de los límites de su vida.
- En clave de revoluciones tecnológicas
La revolución industrial a la que nos hemos referido también puede categorizarse como revolución tecnológica si seguimos el concepto propuesto por Carlota Pérez (2004): “un poderoso y visible conjunto de tecnologías, productos e industrias nuevas y dinámicas, capaces de sacudir los cimientos de la economía y de impulsar una oleada de desarrollo a largo plazo” (p. 31). Esto nos permitirá observar este episodio de la industrialización como un fenómeno que atraviesa la sociedad por entero, no solo como un cambio pertinente únicamente a su aparato productivo y distributivo.
Como dice la autora, lo que les concede a estos sucesos el carácter de “revoluciones” no es, solamente, su irrupción en un entorno tecnoeconómico establecido, sino la trascendencia del salto tecnológico de su ámbito económico o productivo de origen hacia otros, facilitando un incremento integral en muchos o todos los sectores que conforman el sistema económico. Así, ocurre una transformación general de dicho sistema a medida que se instalan y despliegan una serie de tecnologías novedosas y genéricas a lo largo de sus ramas, y que solo pueden aprovecharse al máximo con el desarrollo de un nuevo paradigma tecnoeconómico; es decir, una serie de principios organizativos y tecnológicos que le dotarán de dirección a la revolución tecnológica en curso.
Carlota Pérez indica dos revoluciones tecnológicas originadas consecutivamente en Inglaterra. La primera habría iniciado en 1771 y se habría caracterizado por la mecanización de la industria del algodón, el surgimiento del hierro forjado y la maquinaria, entre otras. Respecto a su paradigma tecnoeconómico, lo más importante de acentuar es la génesis de la producción en fábricas, lo que promueve los procesos de industrialización y urbanización, fenómenos muy significativos para el desarrollo humano en los siglos por venir.
La segunda revolución tecnológica habría comenzado en el año 1829 (inicios del siglo XIX) y habría tenido como evento iniciador la prueba del motor a vapor Rocket para el ferrocarril Liverpool-Manchester. El paradigma tecnoeconómico de esta segunda revolución, involucraría el desarrollo de las ciudades industriales (que venían formándose desde la primera revolución), las economías de aglomeración y la conformación de centros de poder con redes de alcance nacional. Gracias al uso de ferrocarriles se abría paso a la integración de los mercados regionales, que previamente tenían un contacto muy reducido entre sí.
Hay un solapamiento entre estas dos revoluciones tecnológicas que involucra todo el desarrollo de la potencialidad contenida en la primera y la génesis de la segunda. El primer verso de la canción apunta que ella se ubicaría en el contexto de la segunda revolución industrial, que se ha llegado a identificar entre la segunda mitad del siglo XIX y los inicios del siglo XX. Es en este periodo cuando el ferrocarril, como medio de transporte, tuvo mayor relevancia, relacionándose directamente con la supuesta “era del tren” que Ricky Wilson menciona. Sin embargo, la canción incorpora también elementos de la primera revolución industrial, por lo que es difícil decir cuál de estos dos episodios prima sobre el otro dentro de la obra.
- Apuntes sobre el proletariado durante la revolución industrial
Con lo anterior ya podemos referirnos a la existencia del proletariado, una clase social empobrecida que conformaba la mano de obra principal de la primera revolución industrial, y que dependía mucho de la clase media acomodada y la clase alta que, en conjunto, eran conocidas como la burguesía. La dinámica entre proletariado y burguesía era desventajosa para los primeros, que no contaban con medios propios de subsistencia, por lo que tenían que ponerse al servicio de los más privilegiados para recibir un salario con el cual pagar la vivienda y su alimentación.
Este salario no sería lo suficientemente significativo para que el obrero y su familia pudiesen aspirar a un estilo de vida más cómodo para ellos, sino el mínimo requerido para subsistir. Que el proletariado acumule riquezas no sería conveniente para las clases privilegiadas y la sociedad inglesa de ese entonces, porque eso significaría una disminución de la mano de obra disponible y, en consecuencia, una reducción de la actividad productiva y un revés importante para el desarrollo económico.
En estos términos se observa que la primera revolución industrial tenía alcances más allá de lo tecnológico y productivo, generando una demanda de mano de obra que se vinculaba estrechamente con el modo en que la sociedad inglesa estaba estructurada. La producción en fábricas y el uso del carbón mineral como fuente de energía, eran dos fenómenos a gran escala que exigían un alto número de obreros dispuestos a trabajar para satisfacer las necesidades productivas de la nación, frecuentemente a costa de su propia realización como personas.
Volviendo a la canción, ella se sitúa principalmente en lo que ocurre dentro de las fábricas, que eran uno de los signos más visibles del capitalismo industrial en su momento, pero el proletariado no solo se limitaba a la industria, también podía observarse trabajando en las minas para la extracción de carbón y metales. La tercera estrofa podría referenciar esto de manera breve (Not enough, not enough/I want brigther than the diamond) en el contexto de un trabajador que no quiere conformarse con lo que goza actualmente.
Es así como encontramos dentro de la canción y su órbita lírica dos grupos proletarios que hacían vida en Inglaterra durante la revolución industrial del siglo XIX. El primero, y el más importante en este contexto, es el proletariado industrial, que se dedicaba principalmente a trabajar dentro de las fábricas. El segundo, es el proletariado minero que, como su nombre sugiere, se ocupaba de la extracción en las minas carboníferas y metalíferas.
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En “The Factory Gates” nos encontramos con un narrador incómodo con su día a día, que es explotado en unas condiciones laborales que no lo ayudan a sentirse realizado. Todo lo contrario, contribuyen al escenario empobrecido que lo rodea y lo hace sentir lo suficientemente desdichado y hastiado para imaginarse lejos de él (My mind is running away with me), con una vida mejor de la que tiene. Dicho narrador, fácilmente puede conformar la mano de obra industrial que debía abrirse paso para entrar en las fábricas en el transcurso del industrialismo inglés de los siglos XVIII y XIX.
“The Factory Gates” es un interesante resumen de la revolución industrial en Inglaterra que, sin buscar realizar un desarrollo intenso sobre la misma, ofrece la posibilidad de ahondar en uno de los fenómenos más significativos para la humanidad en los últimos siglos en términos económicos, sociales y tecnológicos. Contiene potencialidades asociadas a estos ámbitos, posibilidades analíticas que nos han dado pie para realizar algunos apuntes sobre ellos y sobre la clase obrera inglesa en el marco de la primera revolución industrial y la génesis de la segunda.
Podría decirse, entonces, que es una introducción por partida doble. Por un lado presenta el disco que integra como su primera pista, y por el otro, le resume al oyente uno de los eventos más trascendentales de los últimos tiempos. Ambas funciones son bien cumplidas.
BibliografíaPérez, C. (2003). Revoluciones Tecnológicas y Capital Financiero. Polarin.