En plena cuarentena del COVID-19 se estrenó esta miniserie de HBO, una adaptación de la novela del mismo nombre escrita por Philip Roth. The Plot Against America está ambientada en una línea temporal alternativa o ucronía durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial (la historia comienza en 1940 y finaliza en 1943 aproximadamente) y sigue la rutina de una familia judía en la ciudad de Newark, Nueva Jersey, cuya vida se ve amenazada con la posibilidad de que en territorio estadounidense se instaure un régimen fascista.
La ucronía como elemento atemporal del relato
Antes de hablar directamente acerca de la ucronía, me parece importante que sepan lo que significa. Una ucronía no es más que narrar un hecho histórico desde una forma diferente a como realmente sucedió; por ejemplo, la serie The Man In The High Castle (adaptación de la novela de Philip K. Dick) se ambienta en un universo donde los nazis y el Imperio japonés ganaron la Segunda Guerra Mundial, se repartieron el mundo y viven una especie de Guerra Fría. En fin, una ucronía es la respuesta a la pregunta: “¿Qué hubiese pasado si…?”. Pero siempre y cuando lo que se relate se haga desde hechos realmente probables o que pudieron haber sucedido realmente.
En The Plot Against America parte de la ucronía se hace presente cuando Charles A. Lindbergh decide en 1940 ser el candidato presidencial del Partido Republicano e inicia una campaña en la que, disfrazado de líder antibelicista, utiliza una frase que lo catapulta directo a la Casa Blanca: “No se trata de elegir entre Charles A. Lindbergh y Franklin D. Roosevelt, sino entre Lindbergh y la guerra”.
Estos hechos hacen que la familia Levin se vea sumida en un ambiente hostil que no había experimentado nunca antes, lo que les crea una desconfianza e inseguridad en el sistema norteamericano.
Ahora bien, la ucronía puede ser un elemento muy útil para relatar no solo hechos que habrían cambiado la historia, sino que también podrían servir de paralelismo para mostrarnos sucesos que pueden estar presentes de manera inconsciente (o no) en la sociedad. Es decir, no porque no hayan ocurrido en ese momento histórico, quiere decir que no puedan ocurrir o no estén ocurriendo en otro periodo, en otro lugar, etc. Esto se puede observar en el paralelismo que plasman entre la figura del presidente Charles Lindbergh con el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Lo que hace que The Plot Against America sea una serie atemporal donde el relato puede fácilmente mezclarse, dándonos un producto muy actual y en el que la ucronía juega un papel fundamental al servicio de la historia.
Libro vs. adaptación
La adaptación de la novela fue comandada por David Simon, pero su versión audiovisual de The Plot Against America tiene un gran problema, y es que intenta bajo toda circunstancia darnos la visión que Philip Roth plasmó en su novela, siguiendo casi al pie de la letra cada una de las cosas que suceden, y no se arriesga con otras cosas que podrían haber elevado el relato de Roth y la serie en sí misma. Los seis capítulos de esta miniserie se podrían definir como momentos anecdóticos sin la suficiente fuerza como para hacer de esta historia algo memorable.
Se nota en todo momento que intentaron bajo muchas formas comunicarnos que lo que se ve en pantalla es la visión de Philip (el hijo menor de los Levin), a veces en el juego con la cámara, con los movimientos del niño, con la forma en la que los personajes se veían o hablaban, etc. Esto, aunque mantiene parte de la esencia de lo que Roth escribió, también limitó o metió en una trampa a los realizadores y se puede notar en cada uno de los momentos en los que aparece Philip en pantalla. Porque ciertamente su mirada no sorprende, es un niño que se puede sentir aturdido por todo lo que está ocurriendo en su mundo, pero esto no se transmite a través de la cámara, y es una pena. Asimismo, los personajes que lo acompañan son a veces hasta débiles cuando están con él.
Irónicamente, lo mejor que tiene la serie son los momentos en los que nos apartamos de la casa de los Levin y nos encontramos con cada uno de los personajes por separado, fuera de la protección del hogar. Y estas secuencias incluyen aquellas donde vemos las reuniones del gabinete del presidente Lindbergh. Sin embargo, su duración es ínfima y pareciera que no aportaran nada a la historia, más que para formar parte del tiempo que hay que rellenar para que el capítulo tenga sesenta minutos. Me habría gustado que el carácter que posee la ucronía lo hubiesen trasladado a la serie, pero eso no pasó.
The Plot Against America es una serie disfrutable en la medida en la que se entiende el contexto, el tipo de personajes, la época y una que otra cosa referente al diseño de producción de la misma, pero en líneas generales es una serie que tenía todas las condiciones para ser algo mucho más interesante y terminó siendo algo regular.
Algunas secuencias en la serie son calcadas de la novela (y eso incluye la mayoría de los diálogos), sin embargo, hay otras que fueron cambiadas o eliminadas y pudieron darle mayor fuerza a la serie, pero simplemente se desecharon.
Si esperaban transmitir la amenaza que se puede sentir al vivir bajo un Gobierno fascista, no lo lograron. Ni siquiera para hacernos creer que la familia Levin estaba paranoica. Al final, nos quedamos solo con la pregunta, ¿qué hubiese pasado si la serie se hubiese contado de otra forma?