
El horror corporal extremo se ablanda y se adoba con rosas y morados diurnos, junto a vehículos e iluminación de alto contraste, en la película dirigida por Julia Ducournau, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Tras su película revelación, la interesante coming of age caníbal Raw (2016), la directora se quitó las ataduras para mostrar una de las más interesantes historias de 2021, de mucha vibración visual y crítica social, mientras suda transgresión desde el primer minuto.

Agathe Rousselle interpreta a Alexia, que de niña sufre un accidente de tránsito y le ponen una placa de titanio en la cabeza. Lleva su cicatriz de batalla con orgullo, y le da las gracias al vehículo en el que se lesionó dándole un beso al salir del hospital.
Ya de adulta, su trabajo como bailarina en ferias de vehículos modificados consiste en retorcerse de forma sexy encima de sus capós, mientras hordas de hombres-zombis se excitan notablemente.
Uno de ellos, como fanático sediento, sigue a Alexia hasta un estacionamiento oscuro, pidiéndole agresivamente un autógrafo y algo más. Lo que a él le excita a Alexia le disgusta, y ella lo apuñala en la oreja. Alexia es una asesina en serie, y se realiza una transformación corporal radical para evitar a la policía que está tras ella, hasta que el destino la lleva hacia un jefe de bomberos, interpretado por Vincent Lindon (que muestra una tremenda actuación).
Titane es una transformación (o evolución) para el espectador, como lo es para su protagonista: sin maquillaje, pero ocultando su identidad. Vives lo que ves, y puedes sentir su dolor. En un punto, la película cambia de velocidad, y pasa de ser una extravagancia con espuma en la boca, a una vivencia entre dos almas heridas que buscan desesperadamente una conexión.

Con Raw y ahora Titane, Ducournau demuestra su interés en las complicaciones de la humanidad, y específicamente en lo que significa ser una familia, con una lectura centrada también en la problemática de género.
En el caso de ambas películas, los entornos se complican con la introducción de algo extraño o terrible, pero la directora, en cambio, trata esos desarrollos inusuales como cualquier drama familiar trataría un secreto que está por explotar.

La película es transgresora. Al ser francesa no podemos dejar de pensar en ese subgénero llamado «nuevo extremismo francés» y recordar a Claire Denis o Gaspar Noé, que usan sangre y violencia o cualquier otra cosa inquietante como reflejo directo de la humanidad.
En un mundo que se vuelve cada vez más extraño, ¿qué tan complejas son este tipo de rarezas que vemos en pantalla? ¿Qué es impactante si todo es impactante? Quizás somos nosotros.

Titane no te dará respuestas, que seguro tendrás al final de la película, pero es un viaje increíble a través del impacto y el asombro, y es todo un placer analizar el microcosmos transgresor de Julia Ducournau. Quedé queriendo ver más.
Entre las mejores películas que he visto este año.