La ingenuidad esta vez pescó a Residente y la industria musical lo sorprendió dándole de su propia medicina. Los años no pasan en vano, la creatividad se agota, la industria musical va mutando y sus ídolos también. Esta situación a René Pérez le ha quitado el sueño desde que disolvió su otrora exitosa banda Calle 13.
Desde hace rato que el rapero viene guabinoso tras el éxito del reguetonero J Balvin, buscando la manera de acercarse para sacar ventaja por las buenas o por las malas, como lo hizo en su momento con Bad Bunny. Un día felicita al reguetonero colombiano por sus declaraciones en contra de la apología que hacen músicos a Pablo Escobar, y otro día le tira indirectas en una entrevista por su avión privado, mostrándose moralmente superior para esconder el claro resentimiento de no ser él propietario de uno.
Para entrar en contexto de una vez, en esta oportunidad imagino que Residente, viendo lo debilitado que están sus números desde hace rato, intentó desatar una polémica al responder a otra polémica que desató J Balvin en vísperas de un lanzamiento, una estrategia de marketing bastante común en el género urbano cuando se tiene un hit cargado listo para un disparo certero: armar el escenario perfecto días antes para captar la atención mediática.
El show comenzó el día de los anuncios de las nominaciones al Latin Grammy 2021. Con unas declaraciones de J Balvin probablemente fabricadas desde un laboratorio de marketing, en las que sugirió un boicot a los premios de la academia con estas palabras: “Los Grammys no nos valoran, pero nos necesitan”, en un primer tweet; para continuar el alborotó con: “Los que tienen poder en el género, ninguno debería ir. Es decir, todos, porque somos un movimiento”.
En seguida la visceralidad de René Pérez cayó en el peine que le acomodaron a su medida, acostumbrado a tener victorias en temas polémicos respondió con su acostumbrada arrogancia, restregándole a José Balvin y al mundo sus treinta y un grammys de entrada. Siguió con una lista de nominados y rindiendo pleitesía a su mentor Rubén Blades. Pero el remate fue lo más rocambolesco de la situación: comparó la música de J Balvin con una venta ambulante de perros calientes y sugirió que la de él es música de restaurantes de lujo merecedora de estrellas Michelin (máximo galardón de la gastronomía de altura).
Una vez más la furia desmedida y la respuesta brusca lo llevó a la discriminación, como cuando se desató la polémica con Tempo y como insulto hizo referencia a personas con síndrome de down y discapacidad visual. Lo paradójico es que René Pérez siempre escupe para arriba: quien el miércoles usaba una metáfora gastronómica para diferenciar su producción como música de altura, la semana anterior había lanzado tremendo perro caliente en colaboración con el reguetonero Don Omar, que hasta el momento pasaba sin pena ni gloria. De ahí el desespero de generar un escenario para buscar atención, y qué mejor manera que dirigirse al número uno en ventas, etiquetándolo desde su cuenta de apenas seis millones de seguidores, para buscar mover algoritmos con la cuenta pesada de J Balvin que roza los cincuenta millones.
Hay ciertos detalles para revisar en el vídeo de Residente. Tras sus declaraciones no se le nota el tono de voz demoledor y seguro de costumbre cuando sabe que tiene ventaja ante un oponente con ciertas limitaciones; la voz es piadosa, incluso temblorosa, en un momento se ve obligado a tomar aire, se nota claramente que está leyendo. Al otro día Residente borró el post de su Instagram, probablemente consecuencia de lo que llamamos en soberano criollo “un ratón moral”. Lo desapareció pero tarde, ya estaba circulando por el mundo entero en redes sociales y distintos medios de habla hispana. Mientras, J Balvin promocionaba su nuevo remix junto a Daddy Yankee: primero, muertos de la risa desde lo que aparentemente era una playa de South Beach en Miami; después, con el archiconocido y polémico chef de altura Salt Bae escribiendo con salsa de tomate en un plato el nombre del remix, al que agregó sal con su peculiar estilo; para terminar, J Balvin, horas más tarde, posó en un carrito de perros calientes con la frase “chúpala” a modo de grafiti. Mediáticamente el colombiano aplastó a Residente, sin siquiera mencionarlo.
Ante tal chaparrón no le quedó otra a Residente que desviar la atención hacia su marca de cervezas y sacarle capital a la metida de pata, cuando discriminó a los vendedores de perros calientes el día anterior. Como todo buen demagogo, pero empresario al fin, comenzó a regalar cervezas por la compra de un perro caliente en ciertos puntos de comida callejera de San Juan. Con estas estrategias populistas, ¿será que el ego de Residente da para pretender perfilarse a gobernador, como intentó su megalómano mentor cuando se antojó de ser presidente de Panamá? Misterios de la ciencia.
Honestamente, para mí es un show, no puedo considerar a J Balvin o a René Pérez termómetros culturales, ni políticos, ni sociales. Los veo como un show de entretenimiento y una pelea descarnada por los números, en la que Residente está perdiendo en esta oportunidad a diferencia de otras que ha salido victorioso.
El René Pérez progresista es un personaje creado en el mismo laboratorio donde crearon a un José Balvin depresivo y con síndrome bipolar, siendo este uno de los temas más discutidos entre las nuevas generaciones. El René progre quedó perfecto para la industria en una Latinoamérica de hace diez años, con una cantidad importante de presidentes de izquierda apoyados por las masas, futuros consumidores pasivos. El J Balvin de dentro de cinco años será el René Pérez de hoy, pero con el avión que no se pudo comprar Residente, y creo que desde ahí se desata la úlcera de su rabia.
El show debe continuar, así que a echarle sazón, batería y reguetón con el macaracachimba, el papá de los pollitos. De los dos me quedo con Tego Calderón, pero pienso que René debe olvidarse de la música y la política, definitivamente su fortaleza es la cerveza artesanal.
Excelente este post. Cómo siempre tan inmoral residente. Se le pasó las horas de fama. Le quedó fue el trasnocho. Una lastima, hubo gente que se sintió engañada.
¿Este es un medio de crítica cultural o un blog de chismes de farándula?
La infantil parcialidad de este texto por lo hegemónico es pasmosa…
¿Lo que a «Joselo» no le gusta deja de ser cultura? ¿Usted interpretó el texto o se quedó en el título y los encomillados del chisme? O no está preparado para lo que usted llama crítica cultural que cancela y menosprecia temas que usted no conprende. Creo que hay medios diseñados para usted, como prodavinci, por ejemplo..
¿Este artículo es en serio? ¿No vale la pena entrar en la discusión sobre cómo la escena musical está plagada de famosos sin ningún tipo de talento? ¿De como la industria valora más al que puede ser influencer que al músico? Es necesario omitir la crítica sobre Balvin y su “merch” pos conflicto, su posición también de carácter político en las manifestaciones en Colombia entre otras que sí no le perdonas al otro simplemente porque uso franelas de Chávez y eso a este escritor no le gusta.