En la última entrega de esta columna emprendí una ruta reflexiva para revisar en perspectiva el desarrollo de la industria musical venezolana a través de un recorte que comprende los últimos treinta años. En esta primera parte removí memorias que no pueden descuidarse en el tiempo ni ser condenadas al olvido. A partir de la revisión de estas experiencias es que podremos lograr fortalecer el ecosistema musical en el presente y construir un piso sólido proyectado hacia el futuro.
En el texto me detengo en distintas experiencias de economías culturales y circuitos que funcionaron en los últimos treinta años, no sin antes ubicarlos en contexto con relación a sus antecedentes inmediatos. La generación anterior a la década de los noventa que, como consecuencia de algunas medidas sociopolíticas y económicas, tuvo un impulso en el desarrollo de una industria musical favorable en muchos aspectos, conducida por dos grandes poderes económicos como fueron el grupo 1BC y la organización Cisneros.
Aunque con algunas desventajas contractuales en esa eterna lucha de David contra Goliat en la industria cultural, muchos artistas hicieron carrera a partir de aquella proyección que les ofrecían estas plataformas de producción y difusión que, durante un tiempo, monopolizaron la industria de la música venezolana en la década del ochenta.
En la búsqueda de señales precisas me atrevo a profundizar aprovechando distintos medios que ayuden en esta investigación. En mi estudio revisé diferentes discos de vinil de pop venezolano durante varias noches, en los que encontré elementos que coincidían en la discografía de diferentes artistas de la generación de los ochenta. El resultado: un mixtape pop bastante honesto con nuestra memoria musical, que –sin querer algunas veces y otras queriendo– hemos ido dejando en el olvido.
Una de las principales características de los discos escogidos es que, a pesar de pertenecer a distintos artistas, en muchos coinciden músicos, productores y equipo técnico, detalle que genera un sonido unificado con una identidad clara, aunque es evidente la diversidad musical y autenticidad de la mayoría de estos artistas.
Nombres como Ezequiel Serrano, Willie Croes, Álvaro Falcón, Carlos “Nené” Quintero y Gerardo López aparecen en cualquier cantidad de discos como parte fundamental de las bandas de Yordano, Sergio Pérez, Ilan Chester y Adrenalina Caribe. Ezequiel Serrano y Willie Croes, además de aparecer como músicos, sus créditos como compositores, arreglistas y productores son una constante; Antonio Huizi es el encargado del arte de múltiples carátulas y así van coincidiendo nombres en la fotografía, los técnicos de grabación y mezcla, entre muchos otros oficios que conforman la cadena de la producción musical.
En este caso las coincidencias son consecuencia de la hegemonía creada por los dos grandes sellos Sonográfica y Sonorodven, ambos manejados por los poderes económicos, antes mencionados, que iban conformando sus equipos para generar un producto unificado. Es aquí donde me parece importante meter la lupa con detalle; esta unificación es la que genera un movimiento sustentable y sostenido, sea cual sea la escala de la pirámide de la industria musical en la que se encuentre la propuesta. El grunge, por ejemplo, fue un movimiento subterráneo en el que ocurrió lo mismo: coinciden sellos, músicos y artistas de Seattle en un circuito que despertó interés a un grupo de consumidores y a la industria en general. Ocurre con todos los géneros que crean una identidad, expresando una idea de manera distinta a como fue dicha anteriormente, tomando elementos culturales y sociales de su entorno de una forma honesta.
Volviendo al caso puntual venezolano, en los ochenta tenemos una escena que viene de bandas conformadas en los setenta, fragmentadas y reformadas para ser absorbidas por los dos grandes sellos. Sietecuero, por ejemplo, se divide en Adrenalina Caribe, Daiquirí y Yordano, algo similar a lo que ocurrió con la fractura de la banda que grabó el disco Bitches Brew de Miles Davis, subdividida en bandas como Mahavishnu Orchestra, Return To Forever, Weather Report y The Headhunters.
Es un nicho interesante a explorar, este punto de la fragmentación de una banda de grandes talentos que, individualmente y por separado, generan nuevos espacios dentro de la industria musical: en el caso de Sietecuero, el pop tropical venezolano, y en el caso de la banda de Miles Davis en el período de Bitches Brew: el jazz rock o jazz fusión.
Sin ánimos de spoiler, voy a revelar claves que pueden ser interesantes al escuchar esta sesión, la cual se desmarca de aquel fin inexorable de la industria musical de los ochenta, que era posicionar hits y dejar el resto de la producción de los artistas en el olvido. Un rasgo notable es el nivel de creatividad en canciones lado B de muchos discos, con claras influencias del jazz y del funk. Sin embargo, agregué hits de la época y fusiones de música tradicional venezolana con unos niveles de creatividad destacados.
Al escuchar los discos previamente, una característica que también me llamó la atención fue el constante uso en los arreglos con recursos provenientes del reggae (en algunos casos evidentes como Colina o el grupo Fuga y en otros, solo reflejado en secciones particulares como líneas de bajo, guitarras rítmicas y pianos). Invito, entonces, a que sean ustedes, lectores, quienes descubran los signos que marcaron el pop venezolano de la década de los ochenta.
Canción pop necesaria
- Ambar / The Witch / “Tati’ssong”
- Melissa / III / “Cuestión de feelling”
- Yordano / Jugando conmigo / “Triste historia”
- Sergio Pérez / Sergio Pérez / “Curanderos”
- Maria Rivas / Primogénito / “Ashanti Adowa”
- Colina / Sampler / “Es reggae”
- Fuga / Fuga / “Cuyagua”
- Colina / Amanecer / “La voz” (Shambason)
- Daiquirí / La casa del ritmo / “La casa del ritmo”
- María Rivas / Manduco / “Manduco”
- Evio Di Marzo / Adrenalina Caribe / “Yo me quedo en Venezuela”
- Ilan Chester / Ilan / “Canto al Ávila”
- Daiquirí / Daiquirí / “Puro deseo de amar”
- Sietecuero / Rojo sangre / “El rostro de la calle”
- Yordano / Jugando conmigo / “Perla negra”
- Evio Di Marzo / Adrenalina Caribe / “De donde viene tu nombre”