¿Conoces a Una Marson?
Anochecer
Qué tierno crece el corazón
a la hora del crepúsculo,
más dulce parece el perfume
de la flor sin sol.Ven pronto, alas de la noche,
el crepúsculo duele demasiado;
deja que la oscuridad envuelva el mundo alrededor,
mi dolor se irá a dormir.
Poeta jamaiquina, nacida en 1905.
Cuando se habla del inicio de la tradición intelectual de las Indias Occidentales el último nombre que se suele mencionar es el de Una Marson. Lo paradójico es que fue Marson la principal responsable de abrir el camino a los movimientos intelectuales y figuras literarias antillanas y británicas negras de la primera mitad del siglo XX.
Sí, el inicio de una fuerte tradición literaria antillana fue posible gracias a una mujer negra, jamaiquina.
Marson creció en un hogar de clase media. Su padre era ministro bautista y su madre una organista con mucho talento. Su formación estuvo a cargo de un hogar religioso, en el que se valoraba el tocar música y leer poesía, y de una escuela conservadora y colonial que dictaba una educación inglesa. Ella fue una de las pocas niñas negras becadas.
Paz profunda
No te preocupes por el rugido de la ciudad,
el zumbido de los concurridos mercados;
dame el campo tranquilo
y corazones humanos sencillos.
No me importa el canto y el baile,
las luces alegres y las risas;
dame el dulce romance de la montaña
porque la paz profunda sigue después.
Una fue inquieta intelectualmente. Fundó la revista mensual The Cosmopolitan: “Nuestro principal objetivo es desarrollar talentos literarios y artísticos en nuestro hogar en la isla… animar a los jóvenes con talento a expresarse libremente”.
A los 27 años presentó su primera obra teatral A qué precio, cuya protagonista era una mujer negra trabajadora, ya marcaba su compromiso con los derechos de las mujeres y exponía los sistemas de clases y la posición desigual de lo femenino en la sociedad patriarcal colonial. Esta obra alcanzó gran éxito en Kingston. Para entonces ya tenía credenciales periodísticas y decidió salir ese mismo año de Jamaica.
Llegó a Londres en 1932, la vida en Jamaica culturalmente le resultaba aburrida y no le ofrecía muchas oportunidades, todo lo que era publicado bajo un sello no británico era “mirado con sospecha”. Su llegada a Londres estuvo impulsada por posicionar a Jamaica como parte del panorama caribeño y africano en su amplitud. Su objetivo principal era aportar a una transformación cultural y política de Jamaica, potenciar su conexión con África, especialmente con Etiopía, a través de Inglaterra.
Carga negra
Soy negra,
y así debo ser
más inteligente que la gente blanca
más sabia que los blancos.
Más discreta que los blancos
más valiente que la gente blanca.
Soy negra,
y tengo que viajar
incluso más lejos que la gente blanca,
porque el tiempo pasa.
No debo reírme demasiado,
dicen que los negros solo pueden reír;
no debo llorar demasiado,
dicen que los negros lloran siempre;
no debo rezar demasiado,
dicen que los negros solo pueden rezar.
Soy negra,
qué carga yace
en mi corazón,
por ver
a toda mi raza
tomada de la mano
en el círculo mundial.
(…)
Como mujer negra no tuvo una gran bienvenida, se sintió intimidada por la hostilidad inglesa. Aún no se iniciaba la migración masiva que le permitiera a Una el encuentro con grandes comunidades antillanas ni africanas.
Pequeña niña morena
(…)
Niña morena
¿No te sientes muy extraña?
¿Estar tan a menudo sola
en una multitud de blancos?
Recuerdas que eres morena
¿O te olvidas?
¿O la gente mirándote
te recuerda tu color?
(I…)
En Londres consiguió algunos espacios de contención identitaria: se sumó a la Liga de los Pueblos de Color que luchaba contra los problemas de la división racial.
“El mundo negro debe unirse… ¿Y quién hará esto por nosotros? Tenemos que hacerlo nosotros mismos, si podemos cooperar… si todo negro educado siente que la carga de su hermano es demasiado grande para él y lo ayuda a llevarla, entonces se harán las cosas. Entonces, y solo entonces, la raza negra será una raza que contribuirá ricamente al mundo”.
Mientras vivía en Jamaica una de sus principales luchas era la de lograr la igualdad entre hombres y mujeres, de modo que en 1934 pronunció un discurso en la Conferencia de la Liga Internacional de Mujeres en Londres.
En 1935 fue la primera jamaiquina invitada a hablar en la Conferencia de la Alianza Internacional de Mujeres por el Sufragio y la Igualdad de Ciudadanía en Estambul. Durante su participación no se limitó a hablar de la equidad de género, sino que, como hizo muchas veces, utilizó la plataforma en organizaciones de mujeres para defender la liberación negra. También fue la primera mujer negra invitada a asistir a la Liga de Naciones en Ginebra.
To the I.A.W.S.E.C.
(…)
Qué amargas luchas han conocido sus espíritus
para que lleguen los justos derechos a la feminidad:
porque las tierras solo pueden alcanzar el bien mayor
Cuando los pensamientos nobles inspiran la dulce feminidad.
(…)
En Londres se convirtió en la primera productora negra en la BBC y la primera locutora negra de esta cadena en trabajar como personal a tiempo completo, y como productora de su programa Calling The West Indies, un espacio que daba visibilidad a identidades negras caribeñas. Este espacio le dio la oportunidad de contribuir al programa de poesía de George Orwell y colaborar con escritores como T.S. Elliot y William Empson.
Marson prestó apoyo de secretaría a Haile Selassi, emperador de Etiopía. El adentrarse en las realidades las naciones africanas empezó a mellar su salud, y la llevó a tener fuertes episodios depresivos.
El invitado
Dolor has venido
a ser mi invitado,
no puedo levantarme
y te pido que te vayas.
Cuando llega la alegría
Le doy la bienvenida,
soy repugnante
-dejarla ir.
Ahora, aunque sin invitación
has venido,
estás aquí
mi invitado.
Debo recibirte,
debo inclinarme ante ti,
debo conversar contigo,
debo abrazarte,
y cuando te vayas
mis ojos deben seguirte
en agradecimiento,
aunque sean tenues
con lágrimas.
Una volvió a Jamaica, y su posición política cada vez era más clara y abierta. Fue una de las pioneras en su país en poner sobre la mesa la necesidad de asumir las raíces africanas para que las y los jamaiquinos se colocaran en la historia con el valor de su origen y no como meros descendientes de algún hombre blanco colonizador.
“El punto que quiero señalar es que los jamaiquinos educados pasan toda su vida pensando que no son de color, y es un insulto llamarlos ‘negros’ porque una o dos generaciones atrás tenían algún antepasado blanco del sexo masculino. Nunca podremos estar libres de inhibiciones, complejos, indecisión y falta de confianza hasta que nos aceptemos a nosotros mismos por lo que somos”.
Oh, orgullo y gloria de nuestra isla tropical,
tus pétalos rojos y dorados
escurren gotas de sangre sobre el césped
para que puedas dar a luz
poderosas cáscaras de semilla fértil,
(…)
¡Oh hermosa Jamaica! Mis pensamientos se van a casa contigo,
en amor y lealtad, siempre seré sincera.
Fue secretaria organizadora de The Pioneer Press, la primera editorial seria de Jamaica: “Estamos pasando por los dolores de parto de dar a luz una nueva Jamaica. En esta nueva era la literatura debe ocupar su lugar”.
La obra teatral y poética de Una Marson, así como su militancia política, dieron importantes contribuciones al panafricanismo y la justicia social. Fue pionera en pensar una agenda feminista negra y se valió de la literatura para abordar problemas sociales no asumidos con plenitud: el racismo, la desigualdad de género y la disparidad de clases heredados por el sistema colonial.
Nigger
Me llamaron “Negra”,
esos pequeños erizos blancos,
se rieron y gritaron
mientras yo pasaba por la calle
Me lo arrojaron:
“¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!”¿Qué me hizo mantener mis dedos
de ahogar las palabras en sus gargantas?
¿Qué hizo que mi cara se calentara,
la sangre hirviera en mis venas,
y las lágrimas brotan de mis ojos?
¿Qué me hizo ir a mi cuarto
y sollozar mi corazón
porque los erizos blancos
me llamaron “Negra”?¿Qué hace que las Indias Occidentales oscuras
luchen al ser llamadas negras?
¿Qué hay en esa palabra?
¿Eso debería golpear como una daga
al corazón de los hombres de color
y hacer que se estremezcan?Tú de la Raza de piel blanca,
Tú que profesas tanta inocencia,
Te diré por qué es pecado contar
tu descendencia, la gente de color es rara,
Los hombres negros son bogies e inferiores
Para cualquier criatura con la piel blanqueada.Tú que sientes que eres «primavera
de la primera sangre de la tierra «, tus ojos
están cegados ahora por la arrogancia.
Con crueldad tú quemaste
la carne de mi pueblo, y aún ahora
aplastarías su alma,
agregarías un insulto feroz a la herida más vil.Ya no seremos llamados “negros”
dado que esta era la maldición favorita
de quienes empujaban a los negros
a su muerte en días de esclavitud.
“Un negro bueno para nada”,
“Sólo se ha ido un negro más”
repetirían ellos como si
fuera un pollo o una rata.
(…)
Referencias
Donnell, Alison, “Una Marson: feminism, anti-colonialism and a forgotten fight for freedom”, West Indian intellectuals in Britain, Bill Schwarz, Manchester, UK : Manchester University Press, 2013, 2012. ©2003.
Marson, Una, Towars the stars, University of London Press, LTD, London, 1945.
Snaith, Anna. Una Marson: ‘Little Brown Girl’ in a ‘White, White City’. In Modernist Voyages: Colonial Women Writers in London, 1890–1945 (pp. 152-174). Cambridge: Cambridge University Press, 2014.