Se quema París, las paredes hablan, transcurre Mayo del 68 entre revoluciones y revueltas, fecha sobrevalorada para quienes no levantaron los ojos de Latinoamérica, pero para quienes estuvieron en la primera línea de la vanguardia situacionista es otra la circunstancia, y esta está más allá de la verdad.
Se trata de la última vanguardia del arte que devino en internacional, como la internacional socialista, incorporando corrientes del pensamiento teórico-político de la izquierda, sin una letra para la nostalgia del arte, en medio de la recrudecida y sofisticada guerra de lo inmaterial contra la realidad.
Las prácticas situacionistas, actualmente se han disipado, transmigrando a diversas áreas del conocimiento. Los psicomapas utilizados para perderse en la ciudad, como se le conocía a «la deriva», concebida como práctica artística permearon las nuevas cartografías: mapas mentales y conceptuales.
«Los situacionistas podían irse varios días a la deriva por París comiendo, paseando y durmiendo en los sitios más insospechados. La deriva se podía convertir en una psicogeografia, definida como el estudio de los efectos precisos del medio geográfico al actuar sobre el comportamiento afectivo de los individuos» (Revista Situaciones).
Como en todas las vanguardias, el situacionismo también tuvo su hombre duro, una especie de ideólogo sin ideología, Guy Debord, quien escribió lo que podría ser su manifiesto: La sociedad del espectáculo.
Eduardo Rothe conocido como el Profesor Lupa y por la frase «Misterio de la ciencia», con la que cerraba los sketch emitidos por la televisora nacional, donde desmontaba los laboratorios de guerra híbrida, llegó a París por esos días para integrar la Internacional Situacionista.
¿Cómo fue tu encuentro con el situacionismo? Me decías que ellos no se llamaron así, ¿quién los llamó de esa forma?
Los situacionistas se llamaron a sí mismos situacionistas. Lo que nunca hubo, ni la internacional situacionista acepto, fue el «situacionismo» porque eran enemigos de toda forma de ideología.
¿Tienes alguna anécdota con Debord?
Tengo muchas, pero no me viene a la cabeza alguna en especial. Recuerdo que Debord decía que la Historia nos había dado la razón, pero no habíamos sido capaces de imponer nuestra razón a la Historia.
¿Quién representó a esta vanguardia en el contexto nacional?
En ese momento en Venezuela, había vanguardias armadas en la montaña. En el terreno puramente teórico, lo más avanzado eran los que defendían el poder de los Consejos Obreros. Los consejistas de la «Revolución Internacional» (RI), de dónde salieron luego muchos que han hecho buenos aportes al Poder Popular en la Revolución Bolivariana. En esos años yo seguía en Europa.
¿Qué significó la sociedad del espectáculo para la izquierda mundial?
El libro de Debord, La sociedad del Espectáculo, fue el aporte más importante a la crítica revolucionaria en la segunda mitad del siglo XX. Para la llamada izquierda mundial, ese libro no significó nada porque sencillamente lo ignoró, atrapada como estaba en la guerra fría y en la concepción leninista del partido. La lectura de La Sociedad del Espectáculo permite comprender la relación entre fenómenos separados porque coloca al espectáculo en el centro del modo de producción y consumo de la sociedad capitalista. De paso, Debord realizó una película llamada La Sociedad del Espectáculo con collages de muchas otras películas, noticieros y fragmentos de su libro que se encuentra en Youtube.
Una de las categorías creadas por este movimiento fue la deriva. ¿Existe en la actualidad una deriva institucional, si aplica el término, cómo se podría pensar?
La deriva fue una forma de experimentación artística pre-situacionista del movimiento, dentro de la fase llamada urbanismo unitario. Los interesados pueden encontrar material en la revista Potlach.
La internacional situacionista no negó su herencia artística, pero era sobre todo un movimiento político. Lo urbano ya no era materia de experimentación sino de acción, de intervención revolucionaria.
Frente a la erosión de los marcos de credibilidad o inestabilidad informativa, la guerrilla comunicaciónal se ha convertido en una forma de estrategia política que algunos Estados han asumido, como plan de medios.
Ciertamente, la credibilidad está erosionada porque de las generaciones que leíamos entre líneas pasamos a la generación que lee entre imágenes. El dominio de la psiquis avanza tan profundamente que sus líneas de convicción se vuelven frágiles. El espectáculo es hoy más poderoso que el cristianismo en la Edad Media, domina el mundo entero, por encima, incluso, de las diferencias entre los imperialismos. Es a toda hora y en tiempo real la versión burguesa del mundo, y un mundo dominado por una idea, es un mundo a merced de una idea.