El presente cuestionario tiene por finalidad contribuir a la creación de un mapa del campo cultural venezolano que sirva para estimular la comunicación, el diálogo y el debate en torno a sus potencialidades.
Espera servir para que los artistas e intelectuales entrevistados promuevan su trabajo a la par que comuniquen sus intereses, expectativas y dificultades de tal modo que puedan establecerse puntos de contacto, articulación y líneas comunes de creación, reflexión y debate.
Hemos sido y seguiremos siendo amplios en cuanto a la invitación a participar en esta experiencia. En MenteKupa tenemos claro que un campo cultural está configurado en buena medida por sus confrontaciones, antipatías y desencuentros. Pero esto no contradice que las desavenencias puedan tener una forma productiva.
Por supuesto que no somos ajenos a la coyuntura que vive el país. Lo que queremos es propiciar un ejercicio de enunciación de los deseos que contribuya a que el campo cultural venezolano pueda construir los objetos que reclama. Creemos firmemente que la diversidad de opiniones y la crítica constructiva son fundamentales para el crecimiento y la vitalidad del campo cultural.
MenteKupa
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1. ¿Cómo te involucraste en la producción artística/intelectual, y cuáles son las principales preocupaciones de tu trabajo?
Me disculpo de antemano si mis respuestas al cuestionario, por la índole tan personal que entrañan las preguntas, pudieran pasar por presumidas y, por lo tanto, no interesar sino a su autor. En cuanto a esta interrogante no sé si la expresión exacta, al menos en mi caso, sea la de involucrarme porque desde niño me atrajeron las artes y entre ellas y sobre todo la poesía. Comencé a escribir versos a los doce años y desde entonces pretendí ser poeta, algo que aún no deja de sorprenderme. Con los años intuí o aprendí que la poesía era también una forma de conocimiento más allá de cierta tradición que la consideraba ingeniosa lentejuela sintáctica atada a la eufonía. Estudiando las obras representativas e imperecederas de la poesía universal supe que ésta se hallaba vinculada con la vida y no sólo con la intimidad del poeta, caso en el cual corría el riesgo de convertirse en desconsolado soliloquio.
2. ¿Cuáles son tus tres principales influencias y por qué?
Para cualquier oficiante de la poesía que haya convertido a ésta en causa prima de su vida, cada etapa cronológica o vivencial abreva en distintas influencias, temperamento mediante. Podría sí, generalizándolas, mencionar una primera etapa de pre-adolescencia, con lecturas de Bello y un Pérez Bonalde cuya “Vuelta a la patria” mi madre conocía y en veces recitaba y un Andrés Eloy Blanco que no podía faltar en el repertorio de los declamadores profesionales y espontáneos que por entonces abundaban, tal era el prestigio y arraigo popular del poeta. En una segunda etapa, ya adolescente. en la que comencé a interesarme por los clásicos universales (especialmente los griegos y romanos), no pude dejar de admirar a Darío y a Silva, mezclados con los poetas del romanticismo, comenzando por Bécquer, y con Shelley, Byron, Goethe, Heine o Víctor Hugo leídos en traducciones. Me interesaba en ellos, como otrora con Bello (que abandonó los férreos moldes poéticos del clasicismo para escribir Alocución a la poesía y otras famosas silvas) el espíritu de insubordinación frente a las petrificadas motivaciones y ante una preceptiva que parecía eterna. El racionalismo pragmático e insurgente de la Europa postcartesiana abrió con el Romanticismo, por contraste, otras ventanas: las de la imaginación y la vida interior, actitud tan malinterpretada por no pocos de sus impugnadores. No quiero decir con ello que tales lecturas respondían a un plan determinado: leía sin rumbo cierto, salvo el de la inconformidad y la curiosidad que me asaltaban y aún me asaltan. Recién traspuesta la adolescencia, en una tercera etapa abiertamente insurrecta ante toda preceptiva y encadenamiento, la presencia de Maiakovski y otros poetas del futurismo ruso de comienzos de la Revolución, los poetas españoles del 27 y los de la vanguardia europea y entre éstos los del surrealismo, serían determinantes, A partir de allí intenté dejar de ser poética e ideológicamente eurocentrista y el estudio y la presencia de las civilizaciones indígenas americanas, asiáticas y africanas iniciaron un cambio, no de esencias sino de rumbos en mi trabajo. Comprendí que esas culturas preteridas, que también nos conformaron espiritualmente sin saberlo, fueron nutriendo la inclinación natural del propio ser, derivada de la conjunción pluricultural de mi propia existencia como latinoamericano y caribeño. Desde entonces aprendí a sentirlas y valorarlas en sus múltiples y no pocas veces conmovedoras, sabias y deslumbrantes expresiones.
3. ¿Sigues en especial el trabajo de algún venezolano y por qué?
Adelantados a su tiempo, Miranda, Bolívar y Simón Rodríguez supieron forjar en la acción un quehacer intelectual que generó escritos que aún tienen vigencia en sus aspectos emancipadores. Colonizadas por el entonces recién conformado imperio español, nuestras naciones se independizaron política pero no culturalmente (puesto que la lengua debe seguir al imperio, como escribió Nebrija en la dedicatoria de su gramática a la reina Isabel). De allí que como venezolano lea con especial interés, además de los de mis amigos, los textos que con rigor, belleza y calidad, siguiendo la huella espiritual y emancipadora de aquellos precursores, representan voces inmersas en las angustias, estremecimientos y venturas de nuestra fértil y enmarañada realidad.
La poesía, implicada en todo cuanto vive, no puede librarse, aunque quiera, de esos humanos y tormentosos laberintos y rehúye casi siempre expresarlos, aunque en veces lo haga, como profunda necesidad, en sus aspectos menos sublimes.. Lo hizo, por ejemplo, Homero en su Ilíada y Dante en su Comedia y Vallejo en su España, aparta de mí este cáliz y Neruda en Canto general y Tercera residencia. Y lo hicieron tantos otros que quisieron desembarazase conjurándolas, no como políticos sino como poetas, de las redes de la sinrazón y la avilantez enseñoreadas. Y en esa otra empresa liberadora, ¿qué más legítimo y urgente que alimentarnos de nuestras raíces, sin que ello signifique renunciar a la gran cultura universal, incluyendo las de aquellos que siguen considerándonos sus domeñados Calibanes.
4. ¿Qué lugar concedes a la crítica y en especial a la crítica cultural en tu trabajo?
La crítica desempeña una función esclarecedora allí donde el lector ocasional de poesía no percibe a plenitud y por consiguiente no distingue entre un buen poema del que no lo es. El crítico de poesía ha de ser lector consuetudinario de la misma. Pero este asunto suele ser más complicado de lo que parece. Coincido con Eliot en que para analizar si un poema es capaz de proporcionar una emoción, el crítico tiene que haberla experimentado primero. Y aun así no siempre acierta en explicar por qué, puesto que la poesía viola también las normas de la lógica y las fronteras y aborrece las ataduras. Y si teme alguna cosa es al lugar común.
En nuestro país la crítica, en especial la que atañe a la poesía, no parece contar con muchos seguidores entre nosotros y menos al carecer de estímulos y medios que la divulguen in extensa, un mal que no sólo ella padece. Decía Eliot que existe una significativa relación entre la crítica de poesía y la poesía crítica, tomando en cuenta, tal como afirma en “Función de la poesía y función de la crítica”, que el poeta contemporáneo, si es algo más que un mero hacedor de versos amables, se ve forzado a preguntarse: ¿para qué sirve la poesía?. No simplemente: ¿qué es lo que voy a decir?, sino ¿cómo y a quién se lo voy a decir?
5. ¿Qué lugar tiene Venezuela en tu práctica artístico-intelectual?
No un rincón sino un firmamento amado y permanente.
6. ¿Cuáles son los problemas o dificultades que enfrentas para la producción, publicación y distribución de tu trabajo?
De joven enviaba mis poemarios a los concursos cuyo premio incluía la edición de la obra. Fue la manera como pude editar los primeros. Por lo demás, la publicación de un libro, y si es de poemas mucho más, carece de significación entre nosotros y en muchos otros países, excepto desde luego entre el núcleo de lectores amantes de la poesía. Las publicaciones culturales masivas, en vez de proliferar, han mermado, devoradas por la política, los intereses económicos y las llamadas redes sociales. Por suerte han existido las editoriales del Estado y editores independientes que sin disponer de los medios para divulgar sus publicaciones, se atreven a editar libros de poemas, a sabiendas de que existen esos núcleos de lectores. Al último de mis libros de poemas lo llamé “Razón perdida”, pues se requiere estar tocado del buen juicio para dedicarse a ella en un mundo dominado por élites que practican y fomentan el individualismo pragmático de la anti poesía.. Por fortuna existen, y siempre habrá, personas para quienes los valores de la sensibilidad insubordinada de la poesía representan lo verdaderamente humano sobre los antivalores de la animalidad primitiva. Y son ellas las que allanan las escarpaduras del camino.
7. ¿Qué crees que habría que hacer para potenciar el campo cultural venezolano, es decir, la producción y consumo artístico-intelectual de los venezolanos?
El arte y la literatura, junto con las ciencias, suelen considerarse las disciplinas menos consideradas en las planificaciones presupuestarias de no pocos países.Tal subestimación ignora que los valores de la sensibilidad y el conocimiento son los únicos que contribuyen a diferenciar lo permanente de lo pasajero en las conciencias de los habitantes de un país. Nuestra Constitución los garantiza como derechos inalienables que el Estado debe proteger, garantizar y fomentar, proporcionando las condiciones, los medios y presupuestos necesarios. Es lógico que así sea puesto que laboratorios, bibliotecas, imprentas, editoriales, salas de concierto, estudios cinematográficos, museos de artes y ciencias y demás instrumentos de la cultura no provienen del cielo ni se sustentan de la nada.
Como “amenaza inusual y extraordinaria” para los EEUU y sus fámulos, nuestro país fue bloqueado y sancionado con casi mil medidas que afectaron profunda y dramáticamente los presupuestos del Estado en todas las actividades, incluyendo las culturales. Aquí, para ser fieles al texto constitucional, había comenzado en verdad, entre alcances y tropezones, una acción cultural transformadora que constituía, junto con otras, la inusual y extraordinaria amenaza para sus intereses que esgrimieron los factores imperiales: masificar el hecho cultural para que las mayorías accedieran a los valores de la cultura, otrora casi vedados para ellas y pudieran deslindar, desde la infancia, los valores de los antivalores. Pero si las sanciones y bloqueos han obligado a sacrificar los recursos destinados a la cultura para atender a otras ingentes e imperiosas necesidades, no menos cierto es que nuestro deber es señalar que materializar y potenciar el campo cultural a la medida de aquellas grandes expectativas, sigue siendo deber y tarea de cada día. Y esto, bajo la enseña de diferenciar las verdaderas transformaciones de lo humano que se dan en las conciencias, es decir, mediante valores culturales, de las simples aunque también necesarias recreaciones.
8. ¿Crees que la “inteligencia artificial” afectará de algún modo tu quehacer artístico-intelectual?
Ya lo ha afectado, y para bien, con la laptop. Allí comenzó, creo, la puesta en práctica de esa otra inteligencia tras casi toda la vida usando las viejas máquinas de escribir y el papel carbón. Ni el tiempo ni el esfuerzo que habríamos podido ahorrar de haber contado con computadora ya no retornarán, pero en compensación otros se ganan. La inteligencia artificial no es buena ni mala por sí misma y si se la utiliza para el mal, como es previsible mientras existan malvados, el futuro de la humanidad estará a merced de los viles, mientras los pueblos lo permitan.
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