.
Toda historia de amor es una historia de fantasmas.
David Foster Wallace
¿Es un peregrinaje? ¿Hacia qué?
Esta película de Laurie Anderson- escritora, dibujante, artista plástico y músico estadounidense- es una obra barroca, mística, multifacética, reflexiva y con un gran potencial estético. Ciertos elementos en su composición nos permiten inscribirla dentro de la categoría descrita por la teoría cinematográfica como cine de ensayo. Heart off a Dog (2015) cuenta con un discurso marcadamente autobiográfico y posee rasgos poéticos y experimentales que van definiendo el estilo del film desde el inicio.
En esta obra, es posible resaltar el riesgo con el que la autora asume el abordaje de la imagen en su registro y post producción. Impronta que nos adentra en una puesta en escena onírica, lúdica y opaca. Dentro de las distintas formas de presentar las imágenes podemos pasearnos por animaciones hechas a partir de dibujos elaborados con grafito, hasta pequeños registros pregrabados con cámaras de seguridad. También se pueden encontrar imágenes de archivo propias y no propias. Recreaciones ficcionales, texto escrito en pantalla, efectos de una ventana chorreando en el vidrio. Blanco y negro. Performance. En fin, en el tejido de este relato podemos disfrutar de una variedad de recursos y texturas que generan un goce más allá de lo meramente formal.
Por otro lado, la cámara construye su mirada por momentos desde el punto de vista de un ser humano adulto y en otros desde el de un perro. Nos topamos también con el congelamiento de la imagen como una metáfora de la muerte que detiene a los seres en el tiempo, igual a como lo hace el instante fotográfico. En Heart off a Dog (2015) todos estos elementos solo se neutralizan momentáneamente gracias a la coherencia sostenida por un comentario en voz en off realizado por la misma autora.
El tono expositivo, reflexivo y poético con el que se interpreta la voz nos conduce por un relato que obedece a una lógica fuera de lo convencional y que parece hacernos entrar en una larga meditación guiada. El discurso se ve regido por las inquietudes y preocupaciones estéticas, místicas y filosóficas de Laurie. La experimentación con la imagen llega a momentos de gran altura plástica y expresiva. Anderson explora y juega con la imagen, generando con sus resultados una atmosfera velada, triste, incluso sombría.
La relación imagen-voz muestra una jerarquización clara. Aunque en ocasiones parezca ilustrativa de la voz, la imagen se mueve en otro(s) sentido(s), es independiente. En ciertas ocasiones, la simbiosis entre ambos elementos nos transporta por senderos abstractos y metafísicos. Uno y otro recurso no son más que vehículos expresivos para sostener una reflexión profunda a la que más que respuestas, ella suele encontrarle más preguntas. Sí, la vida es un peregrinaje, pero ¿hacia qué?, o ¿hacia dónde?
Desde el comienzo de la película intuimos que a hay dos temas tangenciales que atraviesan el relato: el amor y la muerte. Concepciones que se rigen conceptualmente por las inclinaciones budistas de la autora. Viajamos por el espíritu del Lolabelle, su perrita muerta. Asistimos en conjunto con la autora a los excesos que ella comete con el animal por el amor que siente hacia ella. De cómo este sentimiento se manifiesta fuera de los humanos, nos trasciende como seres y puede desbordarnos.
Otro aspecto a destacar del film son las recurrentes citas literarias que Laurie inserta para configurar su discurso verbal. Toda historia de amor es una historia de fantasmas, David Foster Wallace. Esta cita ayuda a intuir de qué va más o menos eso que llamamos argumento. Amar implica figurar y ficcionar, así como lo es doblemente amar a un ser que está muerto. El amor quizás sea esa justificación, quizás sea esa respuesta, pero no constituye un poder para regresar a nadie de la muerte. El amor es el territorio donde habitan los fantasmas.
Los límites de mi idioma son los límites de mi mundo, Ludwig Wittguenstein. Ella nos muestra un mundo fílmico muy rico. Mientras más formas tengamos de nombrar, de decosntruir y construir el mundo, más grande será para nosotros. Por eso ella se extiende en diferentes matices, por eso no se circunscribe bajo ninguna convención y construye sus impresiones con la forma que ha encontrado de nombrar, no solo se dice a través de la lengua, ella también lo hace a través de las imágenes.
“La vida solo se puede comprender hacia atrás pero se debe vivir hacia adelante”, Soren Kierkegard. El elemento de revertir el ritmo de algunos planos es usado en varios momentos y detona un significado que alude al pasado. Además del amor y la muerte, este film ensayo puede hablar de la memoria, de la información y sus procesos de almacenamiento, de la identidad. Todos para mí, excesos que sobran al individuo y lo inquietan hasta llevarlo a hacerse aquello que solemos llamar preguntas fundamentales.
¿Dónde está la brillante filosofía? Con un pesimismo denodado, el film se mueve en atmósferas opacas en las cuales vemos sombras, siluetas, atisbos. Como si la nitidez fuera privilegio de quienes sí tienen certezas. En esta película, los personajes importantes ya no existen, son una mera recreación fílmica directa o indirecta, figurada o abstracta. Laurie usa le creación de esta obra como un mecanismo para recordar y franquearse a sí misma en un ejercicio de honestidad terrible en el que se rodea de fantasmas para intentar vivir una historia de amor que sucede fuera del tiempo y la memoria.Heart off a Dog (2015) es un festín de formas que nos habla de una esperanza definitiva: el amor está más allá de la muerte, más allá de nosotros, más allá del tiempo, más allá del amor. ¿Cuáles son las últimas palabras que decimos en nuestra vida? ¿Qué es lo último que decís antes de convertirte en tierra? ¿Para qué son los días? ¿Para qué son las noches? Y así sucesivamente se va construyendo esta larga meditación en la que para bien o para mal Laurie, rodeada de fantasmas, busca reconocerse en un momento de su peregrinaje, en una estación de su tránsito.
Espectacular comentario Liwin, genial la lectura que haces de las diferentes citas que vertebran la película, así como de sus interrogantes y sobre la profunda y compleja historia de amor de la artista con su perro, me ha gustado mucho en verdad.