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De entrada, cuando conoces a Cecilia, cuando mantienes con ella largas conversaciones vía online y finalmente la conoces en el aeropuerto de Santiago, te llega por la espalda, saluda y sonríe, de inmediato piensas: ¿Asperger? ¿En serio? Dos Magíster, gestora cultural, escritora, fotógrafa, y por ahí creo que emprendió una carrera política. ¿Asperger? Porque la idea que tenemos del autismo y todos sus espectros se mueve entre dos radicales direcciones: la genialidad o las fobias sociales. Antes de conocer a Cecilia, mis referencias eran escasas, Isaac Asimov, Sheldon Cooper —el genio peculiarmente maniático de la serie The Big Bang Theory—, y la niña del vecino encerrada en sí misma que rompe en llanto sin razón. Sé que suena mal, como todo prejuicio, y pido disculpas por ello.
Luego entras al mundo de Cecilia y conoces a una persona audaz, con un sentido del humor fantástico, de extrema sencillez, y llegas a la conclusión de que a uno le caería bien un poco de Asperger para mirar al mundo con tanta devoción. Cecilia Oñate estrena el 2023 con un libro envidiable. La señorita Asperger es ese tipo de libros que provoca coleccionar, llevarte a la playa, compartir masivamente y leer en veladas con amigues, alcohol y música funky. Aunque nos saca carcajadas, se trata de un texto que deja entrever el mundo abusivo en el que vivimos, un mundo arbitrario, superficial y mezquino.
SL: Me divertí un montón con La señorita Asperger, con todo y que hay un fondo impactante. Cuéntanos un poco sobre el proceso creativo de un libro que parece escrito por una mujer que está jugando.
CO: Te lo grafico así, cada vez que me senté a escribir me ocurrió, una corriente eléctrica que avanzaba desde la planta de los pies hasta la mollera. Esto vino acompañado de un dolor en el pecho que provocó en mis ojos una nubada de lágrimas. Cerraba los ojos, mi cabeza regresaba mentalmente a los hechos, ventaja de un Asperger con memoria detallista. Yo no buscaba víctimas ni victimario. La Señorita Asperger me liberó, yo también reí. Mi lado neurotípico se rio de ella, pero también se emocionó, sintió y empatizó al ver la inocencia, ternura y el amor que utiliza para interpretar. Hoy, después del diagnóstico, y 3 años y medio de terapias, entre psicólogo, neurólogo, siquiatra y terapia ocupacional, con muchas horas de conversación, aprendí un nuevo lenguaje emocional. Escribir La Señorita Asperger y Un hombre y un nombre en mis sueños me permitió reconocer emociones nuevas. Eso se llama Libertad.
SL: Parece un personaje alegre, pero no es una temática feliz. Siento que La señorita Asperger pudiera ser cualquiera de nosotres. Todos hemos vivido formas de abuso, acoso, sobre todo en los círculos escolares, incluso quienes estamos dentro de la categoría “segura” de los neurotípicos. Cada quien ha tenido un verdugo. La escuela es un lugar de mucha crueldad silenciosa, no hay muchas opciones, eres fuerte o débil; humillas o te humillan; eres célebre o invisible. ¿Crees que hayan cambiado las cosas de cuando estudiaste la primaria? Dicen que el mundo ahora es un lugar más seguro y respetuoso en cuanto a la diferencia.
CO: En mis tiempos nadie hablaba de Asperger, tampoco se hablaba de sexo, embarazos, diversidad, tolerancia, respeto. Era una época robotizada en lo mental, y todo lo negativo se normalizaba. La empatía real no existe como tal, se conoce el término, se define, incluso se puede hasta conceptualizar. Pero la desconoces y los haces visibles cuando te afecta, cuando ves que tu hijo, sobrino, hermano, o amigo la está pasando mal. Antes de eso, es solo una palabra. De niña la mayor crueldad la conocí a través de los adultos, con el cura párroco que, a mis 11 años, me besó para redimir mis pecados, o del vecino que me quería cobrar en besos el aprendizaje de la guitarra. O los adultos que me correteaban o no me dejaban ser amigas de sus hijos por tener un vocabulario rebuscado, jugar fútbol, etc. O la profesora que me pegaba con una regla o me tiraba las orejas por ser más lento mi aprendizaje. Cuántas veces escuché que me decían que, si seguía así, tan lenta, no llegaría a ninguna parte. El mundo no ha cambiado, la que cambio fui yo, el mundo sigue utilizando un doble discurso, donde se dice que se trabaja en políticas públicas de inclusión, y los profesores aún no saben aplicar criterios en los sistemas educativos, o los espacios siguen pensándose para los neurotípicos.
SL: Dices que escribiste este libro sin buscar víctimas o victimarios, pero uno siente que su autora le hace justicia a mucha gente, de una forma muy bella. ¿Quién lo escribe?
CO: La que escribió a La Señorita Asperger, fue la neurodivergente, que es más valiente y extrovertida que la neurotípica. Si hablo de la que toma todo literal, la que no tiene juicios, ni prejuicios, la que quiere conectarse con el otro distinto. La que hoy se reconoce como tal. La que se reeducó en el lenguaje emocional. La que entiende los procesos de una manera lógica. La que analiza que los niños de su época actuaban bajo el reflejo de una conducta aprendida, y que son los representantes de ese adulto dañado que replica otro patrón que sufrió daño. La que sufrió la crueldad fue la neurotípica, la que no conocía maldad y la que se prometió de pequeña luchar contra la adversidad de un sistema que normaliza el abuso, la burla, la discriminación y agresión.
La literatura sirve para unificarte, a estas alturas de mi vida ya no hay un desdoblamiento.
SL: Eres novelista. Has planificado una saga con tu novela Un hombre y un nombre en mis sueños, con el que has dado giras en importantes ciudades de Chile. Hace poco estuviste en la feria del libro de Mar de Plata, Argentina. Y, de pronto, nos sorprendes con este libro de microcuentos. ¿Cómo lograste pasar de un género de largo aliento como la novela, a la naturaleza constreñida y exigente de la microficción?
CO: Hice un taller de escritura que me ponía desafíos, escribir cuentos de 2000 palabras, y después 1000, de 500 y quedar en 150. Mi mentora, o preparadora, fue la pieza elemental en este proceso. Supo guiar muy bien y dar desafíos complejos. Los cuentos cortos tienen la capacidad de atraparte, provocar emociones, angustias y liberarte con risas, a veces carcajadas.
SL: Novela o microcuento: ¿En qué género te sientes más cómoda?
CO: Dos géneros distintos, ambos gratificantes. Tengo que desempatar para saber cuál me gusta más. Ahora está en proceso un nuevo trabajo, y será una novela. Espero que en un tiempo más me hagas la misma pregunta.
SL: Hay muchas maneras de leer este libro. Aparentemente, está tejido por microcuentos. Yo siento que es una micro, micronovela, si me permites el término, porque vemos a un personaje sostenido a todo lo largo de la lectura, lo cual es una cualidad relevante de la novelística. Cuando terminamos de leerlo, el personaje ya está completamente incorporado en nuestro imaginario. No se me ocurre una pregunta en especial justo ahora, es una reflexión que invita a tu reflexión (risas).
CO: Esa es la intención, de invitar a reflexionar, que la empatía se enternezca. Romper los estereotipos, desenmascarar a la normalidad que te excluye, y que acepta lo que realmente no corresponde, la violencia, la maldad. La mala intención o la falta de valores que no permite compartir este mundo inmensamente diverso.
La Señorita Asperger te invita a conocer su mundo, y a través de esas vivencias o experiencias te traslada a una realidad donde viven y se desenvuelven muchos neurodivergentes. Algunos sin conocer el diagnóstico, otros con daños más profundos que los marginan en una constante soledad.
SL: “Soy Síndrome de Asperger y esta es un poco mi vida” parece ser la premisa de tu libro. Has sido muy valiente para contarnos un problema y un misterio. ¿Da miedo quedar expuesta en un libro tan personal?
CO: No soy ni valiente, ni tengo miedo. Es como decir “Ni tan Asperger, ni tan neurotípica”. Solo soy una persona, de carne y hueso que quiere ser respetada, yo también merezco un lugar, un espacio. No es exclusivo para personas neurotípicas, que se adjudican esa exclusividad. No me siento la persona que lleva la guaripola y se cree con el derecho de llevar una causa. Solo escribo por que creo tener la libertad para hacerlo, y exponer la visión e interpretación solo de mis hechos. A esta altura de mi vida, ¿qué más discriminación, denostación, humillación o indiferencia puedo vivir? Ya me han puesto tantos calificativos en mi vida, que no me importa. Entonces me pregunto, ¿quién tiene más miedo? ¿El agredido o quien agrede? Yo solo busco existir, respirar, tener paz, armonía, bienestar y amor. Y si debo exponerme con mis historias para tener mi espacio de proxemia en equilibrio, lo haré como cualquier ciudadano que tiene derechos y obligaciones.
SL: ¿Cuáles son los desafíos de vivir en una sociedad siendo rotulada como autista?
CO: El mayor desafío es sobrevivir ante tanta agresividad. Ante tanta competencia, en lo laboral o académico, tienes que trabajar el doble para que visualicen que tienes las mismas capacidades, o incluso eres mejor, porque has desarrollado competencias y habilidades por estar curtido de discriminación. Trabajas, trabajas, estudias, aprendes de los errores todo para tener un espacio.
Es agotador, muchas veces frustrante. Pero la única manera de permanecer es a través de la perseverancia, siendo metódico y experimentando las estrategias para fortalecer tu propia inteligencia emocional. No es fácil, tampoco agradable, es agotador, esto provoca stress, ansiedad, algunos lamentablemente se dejan vencer. Eso no lo quiero ni para mí, ni para nadie. Y espero que alguna vez, la inclusión e integración sea real y efectiva, y nos den el mismo espacio.
SL: ¿Es un libro sobre Asperger, para Aspergers? ¿Con qué comunidad de lectoras y lectores quieres conectar?
CO: Con todos los que se sientan identificados, con los que disfruten de estas historias. Con los que conecten de manera empática. Padres, madres, abuelos, hermanos, sobrinos, amigos, profesores que consideren que todos tenemos derecho a existir, donde se considere realmente la inclusión.
SL: ¿Qué es la literatura para Cecilia Oñate?
CO: Es el espacio que me permite conocer, sentir e identificar mis emociones. Es donde converge los sentidos y se encuentran para comunicar un mundo interno desconocido.
SL: Ser escritora, ¿plan de vida o accidente?
CO: Es mi plan de vida, el que se manifiesta a los 10 años de edad, se reconoce a los 30 y madura a los 50. Y en esta etapa el universo se mueve para reencontrar a la niña con la mujer, y así ambas caminar tomadas de la mano junto a sus afectos en el desenlace de ese plan.
SL: Después de La señorita Asperger, ¿qué proyectos literarios tienes bajo la manga?
CO: Viene otro proyecto narrativo, una novela, pero no puedo hablar de ella para no quitar la magia. También está en proceso creativo la segunda parte de la saga del primer libro Un hombre y un nombre en mis sueños. Todo a su tiempo. Lo que puedo decir, es que tanto Yo, como la Señorita Asperger seguiremos creando.
Un deleite esta entrevista. Vaya que poco sabemos de empatía y divergencia.
Se les agradece acercarse al autismo no desde lo médico o teórico, sino desde lo experiencial.
Ya me cautiva La señorita Asperger.