El presente cuestionario tiene por finalidad contribuir a la creación de un mapa del campo cultural venezolano que sirva para estimular la comunicación, el diálogo y el debate en torno a sus potencialidades.
Espera servir para que los artistas e intelectuales entrevistados promuevan su trabajo a la par que comuniquen sus intereses, expectativas y dificultades de tal modo que puedan establecerse puntos de contacto, articulación y líneas comunes de creación, reflexión y debate.
Hemos sido y seguiremos siendo amplios en cuanto a la invitación a participar en esta experiencia. En MenteKupa tenemos claro que un campo cultural está configurado en buena medida por sus confrontaciones, antipatías y desencuentros. Pero esto no contradice que las desavenencias puedan tener una forma productiva.
Por supuesto que no somos ajenos a la coyuntura que vive el país. Lo que queremos es propiciar un ejercicio de enunciación de los deseos que contribuya a que el campo cultural venezolano pueda construir los objetos que reclama. Creemos firmemente que la diversidad de opiniones y la crítica constructiva son fundamentales para el crecimiento y la vitalidad del campo cultural.
MenteKupa
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1. ¿Cómo te involucraste en la producción artística/intelectual, y cuáles son las principales preocupaciones de tu trabajo?
Gracias a los auspicios de mi madre y hermana mayor, me involucré con el arte, en específico, en la creación literaria. A los 16 años participé en mi primer taller de poesía, a los 18 en guion para radio y un año después hacía mis primeros libretos en una señal amplitud modulada.
Pudiera decir que mi principal preocupación son los estímulos y programas desde el Estado, que financien, promuevan o fomenten la creación intelectual. Hay programas, becas, estímulos, pero son insuficientes y la mayoría no están acordes con la realidad económica.
2. ¿Cuáles son tus tres principales influencias y por qué?
En la poesía Juan Calzadilla. Su obra se muestra cercana a mi propio contexto, teniendo la virtud y capacidad de establecer un diálogo que me permite encontrar mi propia voz e identidad.
Hablando de lo audiovisual Luis Alberto Lamata, en él encuentro un referente a emular, alguien de quien aprender y que permite que mi propia búsqueda encuentre un camino.
Respecto a la narrativa, Gabriel Jiménez Emán, sin duda. Es un artífice de lo fantástico que según mi visión, ha sido sublimado por la crítica y se le ha dado poca difusión a su trabajo.
3. ¿Sigues en especial el trabajo de algún venezolano y por qué?
Esto coincide con uno de mis referentes. Sigo con detenimiento a Juan Calzadilla porque lo que hace me parece innovador, fresco, diría que que todo lo que crea se convierte en un clásico automático. Su genialidad tiene la misma envergadura de su humildad y sinceridad.
4. ¿Qué lugar concedes a la crítica y en especial a la crítica cultural en tu trabajo?
La crítica es indispensable para la vida y especialmente en la cultura. La crítica nos guía, alerta, nos muestra un mapa de lo que se está creando, gestando. Considero que soy más un comentarista que un crítico. Mi lectura y mirada sobre la cultura es crítica, soy un lector crítico. Sin embargo, suelo hacer comentarios apologéticos, porque generalmente escribo y comento sobre lo que me gusta. Difícilmente, si un libro en sus primeras quince o veinte páginas no me atrapa, lo cierro. Si una película en sus primeros diez minutos no me cautiva, me salgo de la sala. Entonces, no puedo hablar de algo que finalmente no vi o leí por completo.
5. ¿Qué lugar tiene Venezuela en tu práctica artístico-intelectual?
Privilegio lo que se hace en nuestro país, sobre todo, aquello que está invisibilizado, que está por fuera del canon y lo pongo a dialogar con lo global.
6. ¿Cuáles son los problemas o dificultades que enfrentas para la producción, publicación y distribución de tu trabajo?
Desde los medios del Estado y algunos de iniciativa privada, siento que hay una vía expedita, incluyente y que facilita la pluralidad en la publicación y distribución. En cuanto a la producción, debido a las dificultades del bloqueo económico, los bajos salarios y honorarios profesionales desfasados por un lado y un fomento insuficiente por los programas institucionales, se hace cuesta arriba. Hace poco, en el epílogo del Festival de Teatro Progresista, el ministro de cultura Ernesto Villegas, reconoció que hay poca crítica cultural hoy día y que es necesario estimularla. Esperamos que la Gran Misión Viva Venezuela constituya un punto de inflexión en este sentido.
7. ¿Qué crees que habría que hacer para potenciar el campo cultural venezolano, es decir, la producción y consumo artístico-intelectual de los venezolanos?
Por un lado, sincerar y homologar los estímulos a la realidad material y que lo económico permita al creador, artista, académico, intelectual, desarrollar todo su potencial, que incluso, le facilite ser autosuficiente. Las industrias culturales que incluyen el entretenimiento y espectáculo son de alta rentabilidad. Obviamente, competir con las corporaciones hegemónicas, los algoritmos y contenidos banales es asimétrico. Eso no quiere decir que un artista o intelectual promedio no pueda acceder a una vida digna, protección social, que tenga los medios para que su obra contribuya a la formación y transformación social.
8. ¿Cree que la “inteligencia artificial” afectará de algún modo tu quehacer artístico-intelectual?
Ya lo afecta. El impacto ha sido inmediato y creo que debemos promover controles y programas multilaterales que permitan regular el uso indiscrimanado de esta tecnología. No temo a los cambios, a la evolución o mejora de la realidad. Es vital que la inteligencia artificial esté a nuestro servicio y que no seamos nosotros quienes estemos subyugados a ella.
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