Las razones por las que Rubén Mendoza llegó a Caracas responden a la forma en como las historias terminan por encontrarlo: acercándose al espejo en la mímesis del relato, contesta una llamada.
Apenas algunos pocos bancarios o funcionarios de ministerios tratan de reparar la tarde de un martes de quincena con un café, otros esperan a la diva del Melosa: la torta de guanábana, en el mostrador permanece fría la Bejarana. Aunque no es el visitante que le interesan las rutas del turismo histórico, esta casa puede presumir, de algún modo, el origen o el nacimiento de ambas naciones.
Minutos después aparece con un carriel terciado tejido con la geometría de los taironas, ha bajado de peso, está entrando en los 40, ya casi no se le oye hablar del taoísmo lo ha asimilado en la lengua, detrás de los párpados y en la composición cinematográfica, recorriendo Colombia de cabo a rabo.
Por teléfono le comenté el valor del lugar La Casa de Las Primera Letras «Simón Rodríguez» llamada así de un tiempo para acá, un dato cuya autoridad podría ser relevante o no, ya que de Bolívar se ha dicho hasta el hartazgo, pero de Rodríguez, aquel loco que recibió en Bolivia con un banquete servido en bacinillas al General Sucre y al ejercito libertador en forma de protesta, no lo conocemos muy bien o casi nada.
En alguna entrevista le oí decir que los países se parecen a sus geografías y que en el suyo por la vasta diversidad también se siente un extranjero.
En la mesa, la revelación del nuevo cine colombiano pedía un medio pintado ( un café marrón ) su cara me recordaba el retrato mutante del artistas César Rengifo que estaba en un mural a pocos metros de Plaza Bolívar.
A través de sus películas, o en la deconstrucción de lo monumental, no solo comprendí el agotamiento temático de la ciudad – Caracas y Bogotá finalmente son dos hermanas unidas por el mismo cabello y separadas al nacer – en ellas existe la fascinación por encontrar la belleza donde cualquiera ni se atrevería a mirar.
Ambos llegamos tarde, por estos días el retraso hace lo cotidiano. Seguido del café pidió la Bejarana, así que fue impostergable el cuento de aquellas hermanas mestizas que a través de la repostería intentaron ascender el estatus en esa guerra de castas que significó la guerra de la independencia.
Entre otras venganzas de adolescente, el cine de Mendoza se acerca al enquistamiento de la guerra que arrastra las secuelas del fracaso y la traición.
En La Cerca (2014), el cortometraje más visto en la historia del cine colombiano, empieza a narrar a través de la violencia intrafamiliar su relación con este conflicto.
Tierra en la Lengua o aquello de que la verdadera patria del hombre es la infancia.
Este largometraje narra la historia de un patriarca en el ocaso de su vida, que viaja con dos nietos para convencerlos de que lo maten antes de que lo haga la vejez con sus enfermedades, nada está sobreactuado, su realismo le ha traído una serie de reconocimientos. Para un Colombiano la palabra conflicto en sentido restringido se refiere a la sobrevivencia del conflicto armado, pero acá el conflicto es otro.
– Yo la escribí por primera vez cuando tenía veinte años y me gané una beca en Montreal, es parte de mi eterno retorno. ¿Qué sería de uno si no se puede regresar a los lugares de donde viene?. Está filmada en el Casanare, y sale de las historias que mi abuelo me contaba, que por cierto tuvo 26 hijos, y era una caspa de violento, así que podrás imaginarte como estaba esa casa, que al mismo tiempo era un oasis político donde todos llegaban, y donde se trataba de no discutir por política, de allí que el personaje principal está inspirado en él, a quien amé y padecí. Los paisajes que retrato son los paisajes de mi niñez, es el sustrato de una ficción que se transa con lo documental, ya que el documental tiene que ver con la verdad y en este caso la verdad está enmarcada en un profundo amor por esos lugares. El protagonista de la película fue una sugerencia de mi abuela, después de ver a más de 100 manes, cansado y con las ideas obnubiladas, apareció la imagen de Jairo Salcedo quien es un amigo de la casa y yo lo recordaba de niño. Es como llaman; una actor natural, muy amigo de mi abuelo, un cucho dedicado a la ganadería que sin formación actoral se ganó varios premios por ese trabajo.
Para hacer una película como La Sociedad Del Semáforo tu primer largometraje, la primera cinta Colombiana que llega a Cannes con la antesala de un corto donde los mismos actores, en su mayoría personajes de la calle, le piden dinero a los franceses para poder financiarla, con elementos tan nadaistas recuerdo una escena donde sobre una manta un vendedor ambulante vende cd´s grabados con silencio, ¿surrealismo o realismo mágico?, en cualquier caso, sabemos que esto puede suceder sobre la acera de una ciudad como Medellín por decirte cualquier ciudad latinoamericana.
– Colombia tiene dos movimientos importantes que son dos géneros en sí mismo, esto se lo oí decir a Gonzalo Arango, uno es el nadaísmo y el otro la violencia. La influencia de eso que llamaron Mayolo y Ospina (La escuela de Cali) Pornomiseria cuya raíz viene de sus calles, es algo que trasciende al cine, levantar ese puente por donde transita la vida de quienes se lo han negado todo, empieza primero por saber oír y aprender a cambiar la escucha. Yo realmente soy un guebón frente a todos ellos, que llevan el caos por dentro, que lo han internalizado, y que como “El cucho” uno de los personajes principales, 30 años perdidos en el bazuco del Cartucho en Bogotá, todo un elogio a la inutilidad, mi relación con él fue realmente edificante y dio para hacer otra película Memorias Del Calavero.
En 2017 se estrena Señorita María la falda de la montaña, un documental muy bien recibido por los “cítricos” –así le llamaste a los críticos en algún momento– que cuenta las desventuras de María Luisa una mujer transexual que habita las montañas de Boavita, en Boyaca, un pueblo campesino, conservador y muy católico donde ha vivido siempre, desde allí dibujas un retrato perturbador.
¿Cómo es vincularse con la perspectiva de género desde lo rural, sin referentes, en un entorno que para ella pudo ser tan cercenante?
– Primero fue asumir que era un turista, más bien un verdadero extranjero dentro de la perspectiva de género, así que debía salir de ese extrañamiento, o del exotismo en la decisión de cómo esta “mujer” se definía como mujer, pero eso fue pasando a un segundo plano frente a la dimensión humana que fue significando. Por otro lado soy malo para pensar en géneros, no sé hacer una película de género, se me complica pensar en géneros cinematográficos, yo hago cine para la comunidad que soy yo mismo, entonces empecé a ver como los aspectos de su vida se iban presentando para irlos ordenando, su relación con su familia, con la agricultura, su amor por la montaña, por los animales y su devoción a la virgen, la gente de fe siempre me gusta, debe ser porque carezco de ella, eso fue abriendo la dimensión de lo que iba compartiendo. Cuando la vi por primera vez me pareció increíble que incluso en las montañas podía haber alguien con su fuerza y con su rebeldía, lo pertubardor era saber como en un lugar así podía haber alguien con ese plante.
En la última edición del Festival Internacional de Cine del Cartagena de Indias, en Febrero de este año, a la antesala del estreno de Niña Errante, su última película, las ovaciones de un discurso provocador y polémico que leíste en presencia de la vicepresidenta de Colombia Marta Lucía Ramírez, dejó claro de entrada que quien manda en Colombia es Uribe, denunció el como se vienen manejando los asuntos de la parapolítica y las metáforas no dejaron de pasearse en defensa de poder decir lo que se piensa y la importancia del cine para decirlo.
– Bueno fue más provocador lo que dijo ella que lo que dije yo, que si la economía naranja, que si el pato Donald, y Mickey Mouse, eso es hiriente para los cineastas independientes, pocas veces uno tiene ese tipo de gente como interlocutor, así que dije lo que pensaba.
El silencio se alargó entre frases, por último le pregunté si conoció a Mauricio Lezama el director que asesinaron el 9 de mayo en Arauquita, haciendo un documental que denunciaba justamente el problema de la violencia en Colombia.
– Las cosas vienen cambiando radicalmente.