La densidad de la coca es como la del agua que contiene la geometría fractal de los cristales en la nieve. Esta rebelión de cigarrillos que no se apagan – antes que abran la puerta – tiene como meta un desafío conceptual, corroborar qué, con 20 gr en pleno trópico de sagitario la nieve que cae por Caracas es mejor que la de los Alpes suizos.
La segunda vez que tocamos, una monstruosidad fatigada nos atendió, «esta es la casa del militar que gobernará este país». Acababa de colgar la llamada que Duglas Bravo le había hecho y teatralizaba atisbando lo que sucedería unos años más tarde : El comandante del madrugonazo sería electo presidente. Claudio lleva tres meses sin salir del estudio, es un gato viejo que vive huyendo del agua y se lo pasa automatizando y desautomatizando conceptos. Esa tarde con una euforia repentina nos recibió.
Era 1992. La casa estaba llena de libros, mapas, fotografías intervenidas, collages, telas, desnudos masculinos, blocks de papel, cámaras y proyectores. Con la polaroid el arte fue un éter llamado arte social, un documento donde hasta lo más burocrático tenía un lugar en su dimensión creativa. Tardamos en llegar lo que una Suzuki 125 modelo 84 tarda desde Cotiza hasta Chacao, haciendo la parada en la isla, el taller mecánico a cielo abierto donde el perico se consigue en tubos de ensayo. El encargo viene con cinco litros de Cacique que puse sobre la mesa al lado de la escultura que tiene como título “Alta costura”, y consiste en un atril que levanta unas tijeras de jardinería amarrada medio a los coñazos, el lugar para colgar aquello que llamó el arte de vestir.
El arte conceptual tenía todas las ventanas y puertas metidas en esta casa. La nomenclatura escatológica de amalgamar arte, ciencia y vida hizo que en ella se encontraran la post vanguardia de la lucha armada y las tendencias del arte contemporáneo y sus protagonistas.
Habían pasado 9 meses del 4 de Febrero y solo dos de la primera aparición pública de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL). Su familia era fundadora de Acción Democrática el partido de gobierno, el país apuntaba hacía una resolución inmediata o violenta a la crisis política del pacto de punto fijo.
Para profesionalizar su carrera delictiva mi hermano había aprobado el curso de PTJ (Policia Técnica Judicial), así que lo primero que llegó a mi casa después de lo que significó esa inversión de tiempo y esfuerzo, fue una Handycam Super 8 que le quitaron a unos extranjeros en un aparatoso atraco bajando al aeropuerto.
Aprendió a trabajar con 5 hombres como la vieja escuela, el dream team que traduce el éxito de un “quieto” en un angustioso final entre los Chicago Bulls y los Lakers. Así fue que aparecí en casa de Claudio Perna cámara en mano acompañando al pana que traía el botín.
—¿Ustedes conocen a Margarita?.
Margarita era una de las amigas con quien se sentía en la libertad de declararse no responsable de sus propios actos, los dos habían nacido en Milán, ella venía de estudiar en California, ambos tenían una fascinación secular por las tecnologías.
—¿Y ese casco ?. ¿No serás policía? – por aquello de que los motorizados con casco blanco eran los de la Metro, la italiana preguntó con un código inesperado.
Luego que aquella rubia de ojos azules, guerrillera de ejércitos populares en transe de psilocibina echara medio tubo en el plato, Claudio se acercó hasta la mesa y dijo “cada quien se sirve lo que quiera”. Primero la probó con la punta del dedo para frotar las encías como lo hubiera hecho cualquier italiano en una película de Scorsese, al mismo tiempo intentaba exponer algunas reglas básicas de la composición cinematográfica que había que romper para hacer un cine no normativo. En eso salió de adentro del closet el ingeniero de color, para una pregunta “burocrática” a la hora de reinterpretar en el futuro una de las obras.
—Me gustaría probar con la luz verde de la máquina fotocopiadora.
—Como quieras, el autoretrato es una acción y se llama autocopias, el proceso es tan importante como el resultado.
Ese diciembre supe que Claudio Perna además de ser un artista, llamados por los 70 artistas conceptuales, era un tipo fantástico con una gran vocación de pedagogo que ejercía a través del arte y la geografía, lo que lo hacía frecuentar emociones de manera inusitadas para comunicar sus ideas. Podía aturdirte hablando de cualquier cosa y al mismo tiempo ser incapaz por naturaleza de aceptar algún estado de sitio, incluso el que ocupan las categorías y las premoniciones por acertadas que parezcan.
—¿Dos líneas más para inaugurar oficialmente la navidad en esta casa?
—Plomo. Se oyó en coro.
P.D
Ante la bunkerización de la vida la geografía es un acto de resistencia